Cristóbal Colón y los secretos de la Historia

La historia del Descubrimiento de América deja muchos interrogantes, los principales –amén de la nacionalidad de Cristóbal Colón– es si el Almirante tenía constancia de la existencia de tierra más allá del Atlántico

12 oct 2019 / 07:00 h - Actualizado: 12 oct 2019 / 07:00 h.
"La aventura del misterio"
  • Cristóbal Colón y los secretos de la Historia

Comparto con mi buen amigo Javier Sierra la pasión por un singular personaje italiano- mientras no se demuestre lo contrario- llamado Cristóbal Colón. En el año 2006, hablando con él sobre el Almirante, me dijo: “José Manuel, en la tumba del papa Inocencio VIII hay una leyenda que te dejaría sin habla”.

Unos años después, en Roma, visité el Vaticano, y recordé las palabras de Javier y busqué aquella tumba para encontrar una inscripción que sin nada particular al profano si era muy impactante para aquel que tiene y posee el conocimiento:

“Novi orbis suo aevo inventi gloria“

Que traducido al castellano es: “Suya es la gloria del descubrimiento del Nuevo Mundo“.

Esto no significaría nada sino fuera porque Giovanni Battista Cybo, Inocencio VIII, no hubiese fallecido en Julio del 1492 y Cristóbal Colón inició su viaje el 3 de Agosto del mismo año.

La pregunta que subyace es: ¿Cómo era posible que aquel papa supiera donde iba a ir el Almirante.

Pero es que le enigma de aquel papa proseguía cuando se lee “muerto en el año del Señor de 1493”. Otra falsedad en ese año era ya papa el español Alejandro VI.

Y es que la historia del Descubrimiento de América deja muchos interrogantes, los principales –amén de la nacionalidad de Cristóbal Colón– es si el Almirante tenía constancia tácita de la existencia de tierra más allá del Atlántico.

Y un segundo enigma son los movimientos que hubo torno al Descubrimiento previamente con las visitas de Martín Alonso a Roma a visitar al Papa. Y es que la figura de Martín Alonso es casi vital en esta historia.

Martín no era un marinero ignorante ni mucho menos, era una persona con una notable cultura, oriundo de Palos de la Frontera, de Huelva, tan es así que fue el capitán de la “Pinta” y el descubridor de La Española y Jamaica. Pero esto va mucho más allá: Martín Alonso Pinzón tuvo un encuentro con el Papa y este le permite ver unos importantes documentos que se hallaban en una cámara secreta del Archivo Vaticano.

Al volver convence a notable de la nobleza para interceder a favor de Colón en la empresa de buscar una nueva ruta hacía las Indias por donde él indicaba pero con las sugerencias de él mismo y como acompañante en aquella empresa como condición inexcusable.

Cuando los Reyes Católicos son alentados por la Iglesia a financiar aquella empresa reciben el apoyo del mismo Martín Alonso Pinzón, con provisiones, barcos y una experta tripulación además del empuje económico que se necesitaba. Isabel “La Católica” no empeñó jamás sus joyas para financiar tal empresa, fue el bolsillo de Pinzón y las bulas vendidas las que lo hacen posible.

Entre tanto Colón manejaba información similar a la obtenida por Martín Alonso, poseía una serie de cartas de navegación heredadas de su suegro y que había ido recopilando a lo largo de su vida, destacan viejos documentos náuticos de la Orden del Temple quienes a su vez los había copiado de otros documentos y cartas de navegación halladas en Tierra Santa e incluso de viejos papiros egipcios.

El legado de estos navegantes de la antigüedad se encuentra aún en Chile, Argentina o Brasil. Crípticas pistas que son ignoradas por la Historia o la Ciencia, pero que existen.

Además el suegro de Cristóbal Colón tuvo muchos contactos con el rey de Portugal, quién a su vez había, la corona portuguesa, había recibido casi un siglo antes a una serie de embarcaciones templarias procedentes del puerto de La Rochelle, estos navegantes además de ser fugitivos portaban parte del tesoro templario y documentos de importante valor, entre ellos cartas náuticas que mostraban tierras allá donde, hasta ese momento, sólo se pensaba que había agua.

Todo ello además bebiendo de la cultura antigua: la Tierra era redonda, eso era conocido desde tiempos de la antigua Grecia, la esfericidad de nuestro planeta estaba más que demostrada. Erastótenes de Cirene (275 al 195 a.C.) calculó la circunferencia de la Tierra en 39600 kms., Ptolomeo de Alejandría (100 al 70 a.C.) en 28350 kms. Estrabón (63 al 21 d.C.) en 27000 kms. Y el diámetro correcto es de 40008 kms.

Cuando Cristóbal Colón se presentó ante el rey Juan II de Portugal ya llevaba consultados todos los datos con el cartógrafo y matemático Paolo del Pozzo Toscanelli tal y como se refleja de una carta del 25 de Junio de 1474 y remitida al religioso Fernan Martins que era el confesor del rey. Es decir ¡18 años antes del descubrimiento!

En aquella carta del 25 de Junio de 1474 dirigida al rey de Portugal Colón llegó a enviar hasta un mapa, y todo ello con el apoyo de Paolo del Pozzo Toscanelli. Sólo cometieron un error y fue al calcular, creyeron que la distancia entre Europa y Asia podría ser un tercio de la circunferencia terrestre y por ello Colón le dio 78 grados siendo realmente 229 grados, estimando que un grado sobre el ecuador es 83,36 kms, siendo realmente 110,54 kms. Eso ponía en jaque aquel proyecto.

Pero Colón tenía un as en la manga, y eran las referencias a extrañas plantas que venían del otro lado del Atlántico hasta las costas británicas, de Madeira o británicas, en gran medida impulsadas por la corriente del Golfo.

Así, con aquellas observaciones, se cree que en 1784 se realizó un primer viaje, fortuito, pero se hizo, y que arrastró a una embarcación hacia el otro lado del Atlántico. Llegaron a una tierra que llamarse Quisqueya.

Vieron a los nativos mientras reparaban la embarcación para el regreso y nuevamente pusieron proa al Mundo Antiguo. Una tempestad hundió aquel maltrecho barco y sólo llegó a la costa un marinero moribundo.

Posiblemente nunca sabremos su nombre, para unos es Alonso Sánchez, para otros es Alonso Díaz, él fue ese informador anónimo, el llamado prenauta. Él le facilitó una sola información a Colón que sirvió para corroborar lo que ya sabía: qué más allá había una tierra rica y fértil. Con todos esos datos sólo había que emprender la aventura.

Martín Alonso Pinzón además tuvo serias diferencias con Cristóbal Colón en aquel viaje, hasta el punto que se separó del grupo y decidió explorar las costas de aquella tierra en solitario, al fin y al cabo uno era el Almirante pero el otro sufragaba los gastos.

Pensó que ese derecho le asistía. Martín sabía perfectamente lo que hacía pues era mejor marino que Colón y además tenía el apoyo del Papa. Hubo serios enfrentamientos entre Colón y Martín, al punto que éste regresa casi en solitario a España llegando primero a Bayona y emprendiendo ruta hacia el Sur.

Su misión fue un éxito pero el 31 de Marzo de 1493 murió en Palos de la Frontera debido a una enfermedad que contrajo de camino a España. Hoy se le puede considerar el co-descubridor de América que aunque olvidado no debe ser ignorado por la Historia.

Años después un barco es apresado en aguas mediterráneas por los barcos del almirante Reis. En ese barco un marinero de rango posee una detallada cartografía del Nuevo Mundo que es entregada al almirante, este haría un acopio de mapas y crearía una obra tan enigmática como universal: el mapa de Piri Reis, que contiene el saber de mapas europeos, nórdicos, musulmanes, del Antiguo Egipto. Un mapa cuyos detalles de la costa americana sorprende en la actualidad. El mapa del marinero capturado estaba fechado en 1487, cinco años antes del Descubrimiento, y ya mostraba una cartografía desconocida, pero eso es ya otra Historia.

La razones de Cristóbal Colón

Para muchos contemporáneos de Cristóbal Colón, la Tierra era plana, cuando se llegaba al final del camino, del mar, se caía a un precipicio insondable y sin retorno. Era una creencia extendida desde tiempos inmemoriales que, sin embargo, no se correspondía con la realidad.

Los problemas llegaban al calcular las dimensiones de la Tierra, se creía que nuestro planeta era mucho más pequeño de lo que es en realidad. Así el propio Cristóbal Colón, creía que la Tierra era redonda y de menor tamaño, y que si navegaba hacia oeste acabaría llegando a las lejanas tierras del este (Oriente, Japón) mucho antes que por la ruta normal, sólo debía cruzar el océano Atlántico... Cristóbal Colón no tuvo en cuenta que la circunferencia de la Tierra era mayor y que, en medio, podía encontrarse con todo un continente... ¿O tal vez si?

Cristóbal Colón quería abrir una nueva ruta marítima hacia Asia Menor sin rodear África ni costear por Arabia, quería llegar de forma rápida y efectiva y para ello consultó mapas muy antiguos y viejos tratados sobre las dimensiones de la Tierra, calculando –para él- con “precisión” las dimensiones reales: el resultado fue una equivocación que casi le cuesta la vida a él y su tripulación pero que los días de navegación y las excusas hicieron que salvaran la vida llegando a las costas de las islas del Caribe.

Cristóbal Colón estaba tan seguro de descubrir esa nueva ruta que se embarcó en convencer al rey de Portugal y, posteriormente, a los reyes de España; pero algo no convence en sus declaraciones: si Cristóbal Colón quería abrir una nueva ruta y llegar antes al mercado de Oriente... ¿Por qué solicitó el virreinato de las tierras descubiertas? Y es que el descubridor al servicio de la corona española se guardaba, sin dudas, un as en la manga: sabía que más allá del Atlántico había tierra por descubrir.

El Prenauta: antes que Cristobal Colón

La historia del prenauta nace con la figura de un marino onubense llamado Alonso Sánchez es que ese es el nombre de un ciudadano de la Huelva del siglo XV que en un desafortunado viaje de regreso a España un fuerte temporal desvío su barco de ruta y acabaron en unas nuevas tierras más allá de donde el hombre hubiera llegado jamás. Aquel viaje realizado al menos cuatro años antes de esa mítica fecha de 1492 sería, presuntamente, el del pre-descubrimiento de América... aquel que los libros de Historia siempre se olvidan de relatar...

La polémica en torno al descubrimiento de América siempre ha sido moneda de cambio y usual, años después del regreso de Cristóbal Colón y la gloria descubridora de aquel primer viaje a las entendidas como tierras de “Cipango” ya se hablaba que el Almirante realmente sólo habría seguido las indicaciones de un marino moribundo que atendió en la isla de Madeira y que relató una extraordinaria aventura tras su barco ser desviado de ruta y haber llegado a unas tierras “nunca antes pisadas por el hombre”. Este piloto anónimo habría dado a Colón indicaciones precisas y distancias de dónde encontrarlas junto con todas sus riquezas lo que alimentó la imaginación y la codicia del, por aquel entonces, marino al servicio de la Corona portuguesa.

Y no son corrientes de opinión baladíes, el padre fray Bartolomé de las Casas, cronista de aquel hito histórico, narraba presuntamente que: "Díjose que una carabela o navío que había salido de un puerto de España y que iba cargada de mercadería para Flandes o Inglaterra, o para los tractos, la cual, corriendo terrible tormenta, y arrebatada de la violencia e ímpetu de ella, vino diz que, a parar a estas islas y que aquesta fue la primera que las descubrió”.

La historia de Alonso Sánchez es curiosa, era un marino y comerciante que solía realizar varias veces al año la ruta de Inglaterra a Madeira e Islas Canarias, era una ruta que realizaba frecuentemente y conocía bien sus peligros y vicisitudes, aquella tormenta traidora lo hizo “descubrir” una nueva tierra... Allí conocieron a los indígenas locales, todo hospitalidad que tomaron a los náufragos por aquellos “Viracochas” de las que luego las altiplanicies andinas tanto y tanto esperaron de aquellos barbudos dioses sobre sus animales nunca vistos... Nuestro náufragos incluso llevaba con ellos un elemento “mortal” fruto del acercamiento sexual con las nativas: la sífilis. La añoranza de la tierra hizo que intentaran el regreso en una desvencijada embarcación en la que a la postre alcanzaría suelo portugués con un único pasajero: Alonso Sánchez... en aquel cayuco encontraría el regreso a casa pero también la muerte por agotamiento...En las playas de Porto Santo nuestro prenauta llegó desfallecido, agotado, enfermo y falleció en brazos del genovés tras días de agonía...y confidencias.

En el siglo XVII, en sus Comentario Reales el inca Garcilaso de la Vega le pone nombre: Alonso Sánchez, de Huelva. Todo tras narrar las historias que oía cuando era niño de la mano de aquellos europeos tomados por dioses y que realmente eran simples mortales ebrios de poder y del brillo del áureo metal, corría el año 1609, así lo contaba el inca: "Este fue el primer principio, y origen del descubrimiento del Nuevo Mundo, de la cual grandeza, podrá loarse la pequeña Villa de Huelva, que tal hijo crio, de cuya relación certificado Cristóbal Colón, insistió tanto en su demanda”.

No fue el único porque el Dr. Bernardo Aldrete lo recogía en 1615 de esta forma: "Siendo cierto, que el primero, que dio noticia a Cristóbal Colón del Nuevo Mundo, fue Alonso Sánchez de Huelva, marinero natural de Huelva”.

El 1762 el Comendador del Convento de los Mercedarios Descalzos de Sevilla, José Cevallos, da por “original e irrefutable” la historia narrada por el inca Garcilaso de la Vega en 1609 e incluso en la actualidad su figura es recordada en Huelva con el monumento en los Jardines del Muelle, el Parque de Alonso Sánchez, el Instituto de Educación Secundaria “Alonso Sánchez” o el nombre de uno de los barcos de salvamento del puerto de Huelva...y sin embargo nada avala la real existencia de este marino y su extraordinaria aventura salvo la presunción de veracidad de algunos de los documentos históricos que hemos relatado.

Sea como fuere nada puede quitar a las tierras onubenses su papel protagonista en el Descubrimiento, que vio enrolarse en las tripulaciones hacia Nuevo Mundo a muchos de sus hijos que desde aquel puerto de Palos para perderse más allá de la mar océana para mayor gloria de España.

Los viajes de Colón

Una vez descubierta América se organizó un segundo viaje a las tierras ya de la Corona de España; en aquel segundo viaje los reyes españoles se mostraron más generosos con el navegante y dotaron a aquella flota de diecisiete barcos en un viaje que comenzaría el 25 de Septiembre de 1493.

Aquel segundo viaje llegó a América haciendo escala en La Española, Guadalupe y Puerto Rico, regresó a España a comienzos de 1496.

Se realizó un tercer viaje en 1498, esta vez con seis barcos totalmente equipados, llegó a África, a Cabo Verde, a Trinidad, Golfo de Paria y delta del Orinoco. En aquel viaje se rebelaron los colonos y los indios en Santo Domingo debido a las enfermedades y el duro trabajo.

El revés para Colón llegó en el año 1500 cuando los Reyes Católico mandaron arrestar al Almirante culpándolo de los problemas surgido y de su mala gestión en aquellas colonias, fue liberado pero perdió el cargo de virrey, quizás los Reyes Católicos siempre ambicionaron desposeer de ese título al genovés pues jamás pensaron en lo cuantioso que habías de repartir con él.

En 1502 zarpa en su cuarto viaje con cuatro naves, al llegar a Santo Domingo no se le permitió atracar y debió buscar otro puerto, en este caso en América Central. Una tempestad en 1503 le hizo buscar refugio, con sus naves, en Jamaica, allí permanecería durante casi un año, hasta 1504 en el que regresaría. En aquel viaje descubrió las islas Caimán y Tortuga, de clara evocación pirata. Regresó a España entrando por Sanlúcar de Barrameda.

Cristóbal Colón falleció el 19 de Mayo de 1506, es su testamento y última voluntad podía leerse: “Yo constituí a mi caro hijo don Diego por mi heredero de todos mis bienes e ofiçios que tengo de juro y heredad, de que hize en el mayorazgo, y non aviendo el hijo heredero varón, que herede mi hijo don Fernando por la mesma guisa, e non aviendo el hijo varón heredero, que herede don Bartolomé mi hermano por la misma guisa; e por la misma guisa si no tuviere hijo heredero varón, que herede otro mi hermano; que se entienda ansí de uno a otro el pariente más llegado a mi linia, y esto sea para siempre. E non herede mujer, salvo si non faltase non se fallar hombre; e si esto acaesçiese, sea la muger más allegada a mi linia”.

Cristobal Colón se llevó a la tumba su secreto, el misterio del Descubrimiento, un hecho dentro de la Historia que aún plantea mil y una preguntas.