«El bum, bum se te mete en el celebro y no te deja dormir. Mi esposa lleva años tomando pastillas de herboristería y hasta de farmacia para poder descansar algo». Es el testimonio desesperado de un matrimonio octogenario del barrio de Nervión que cada fin de semana (a veces, empezando desde el jueves e incluyendo festivos) se le mete el ruido ensordecedor de una discoteca en el interior de su vivienda. Ellos y otros tantos residentes afectados llevan años de denuncias y a la espera de que el Ayuntamiento de Sevilla realice de madrugada las mediciones de ruido prometidas hace un año. Mientras, relatan los vecinos, la situación «va cada vez a peor» y merma la salud de quienes lo sufren cada noche.
«No es un capricho ni una simple molestia. Está demostrado, con mediciones de la Fiscalía de Medio Ambiente», explica Santiago Iglesias, portavoz del colectivo de vecinos afectados de las calles Carlos de Cepeda y Espinosa y Cárcel, al borde de la avenida de San Francisco Javier. Los efectos de la movida nocturna, entorno a una discoteca localizada en uno de los bajos de los bloques, no les deja pega ojo, literalmente hablando. «A través del muro nos llega el bum, bum... Es una vibración fuerte y constante que viene de la sala, del bajo, y llega hasta nuestro dormitorio, aquí arriba. Luego están los ruidos de la botellona, de la espera y de la cola en la calle, con la apertura y cierre de la puerta del local. Esos nos entran más por las ventanas. Se te meten en el celebro y no te dejan dormir».
Manuel es uno de los vecinos afectados por los ruidos nocturnos de la discoteca que «abre hasta las siete de la madrugada los fines de semana», y ha sido objeto de quejas vecinales reiteradas tanto por la vía administrativa como judicial, y ante lo que solicitan su cierre porque no pueden descansar. «Hemos sido muy prudentes porque además el caso se denunció a la Fiscalía de Medio Ambiente por el ruido en los hogares proveniente de la Sala Cosmos. La Fiscalía admitió la denuncia y encargó a la Junta de Andalucía una medición en cinco domicilios. Esta se realizó con resultado positivo en cuatro de las cinco viviendas, y se envió al Juzgado de Instrucción número 20 que ya efectuó diligencias previas», explican los responsables vecinales que están dispuestos a protagonizar nuevas movilizaciones.
Promesas municipales «incumplidas»
Lejos de mejorar, aseguran que se han recrudecido los problemas de un tiempo a esta parte. Pasan los meses y la discoteca sigue con su actividad, incluso después de que los representantes vecinales mantuvieran «al menos tres reuniones» en las que, según aseguran, han participado el delegado de Seguridad y Movilidad, Juan Carlos Cabrera; el director general de Seguridad y Emergencias; la que fuera delegada del distrito, Inmaculada Acevedo; el director general de Medio Ambiente Parques y Jardines; y el jefe de Policía Local. «No salimos de nuestro asombro al ver cómo tras casi una década sin ningún apoyo, y tras demostrarse a través de las actuaciones previas en vía judicial que hay indicios de delito contra el medio ambiente por contaminación acústica, los altos cargos municipales no mueven un dedo en protección de los ciudadanos», subrayan los vecinos que además critican que «aún siguen esperando las mediciones municipales de madrugada prometidas hace ahora un año».
«Nos reconocen que no se les pagan esos servicios extra [por las mediciones nocturnas de los técnicos de Urbanismo], pero se comprometieron a buscar una solución alternativa, que no ha llegado todavía», añaden los afectados, al tiempo que recuerdan otras promesas municipales incumplidas, como «mayor presencia policial», «sancionar a la discoteca con un cierre temporal de hasta dos meses por un expediente que pesa sobre ella por presencia de menores, que según los técnicos estaba a días de resolverse y solo quedaba concretar los días de actuación» e «iniciar actuaciones para el cierre del local».
Mientras tanto la desesperación vecinal se dispara. «Cada vez hay más botellona, suciedad, pintadas e incluso vandalismo, con rotura de cristales de las viviendas al arrojar botellas u otros objetos. ¿Qué más tiene que pasar?» Y es que Manuel, como otros tantos residentes, están viviendo «un auténtico calvario» en sus propias viviendas. «Mi esposa empieza a ponerse mala con solo llegar las tres de la tarde del fin de semana... Ya barrunta la noche que nos espera. Son ya casi diez años, así. Todos los fines de semana y festivos. No se puede dormir hasta las siete y pico de la mañana. Hemos tenido que ir a médicos y psicólogos. No hay derecho a tener aquí una discoteca de este tamaño. ¿Irnos? Lo hemos pensado más de una vez... Si fuésemos más jóvenes, lo haríamos», concluye este matrimonio octogenario.
Desde el Ayuntamiento de Sevilla, por su parte, se ha venido aclarando que la discoteca Cosmos tiene licencia desde 2000 para café bar sin cocina, con música y pista de baile, y que hace unos meses inició un proceso de adaptación al nuevo Decreto 6/2012 (contra la Contaminación Acústica).