«Cuando me quedo en el sofá me duele todo»

Actividad. Deporte, convivencia, alimentación saludable y actividades de ocio son las opciones más extendidas para un envejecimiento activo

23 may 2017 / 06:28 h - Actualizado: 23 may 2017 / 10:25 h.
"Envejecimiento activo"
  • Un grupo de jubilados se dispone a realizar actividades físicas con balones. / F.J.D.
    Un grupo de jubilados se dispone a realizar actividades físicas con balones. / F.J.D.
  • Dos mujeres practican bádminton para mantenerse en plena forma. / Manuel Gómez
    Dos mujeres practican bádminton para mantenerse en plena forma. / Manuel Gómez

Unos hábitos de vida saludable, actividad física y mental, afrontar nuevos retos personales y el aprovechamiento del tiempo para sentirse útil y realizado son propuestas para afrontar un envejecimiento activo, como apuesta por una calidad de vida óptima en la tercera edad.

Son los médicos y los profesionales sanitarios los que primero recomiendan afrontar esta etapa trabajando cuerpo y mente y hacer frente a la edad. De eso sabe bien Carmen Molina, que durante cuatro décadas ha ejercido como médico. Con 76 años, «he hecho dos carreras universitarias más desde que me jubilé, voy a clases de guitarra, y tres veces en semana a gimnasia de mantenimiento y pilates». Su secreto, «la dinámica y la actividad. Es muy bueno dejar el sofá y apostar por la convivencia». Y sin complejos por la edad: «Tengo muchas arrugas, pero no tengo dolores», asegura.

El cuidado de personas dependientes o las cargas familiares motivan que los mayores busquen vías de escape para sentirse realizados. Aurelia Parra fue ordenanza en un organismo autonómico. A sus «muchos años» explica que «no paro en la casa. Me prejubilé para cuidar a mi madre y cuando murió tenía la necesidad de sentirme útil y hacer cosas». Y con mucho humor –y en el buen sentido– sentencia que «con 70 años estamos tiradas en la calle» entre deporte, talleres, viajes y convivencias.

Francisco Martín –76 años– ha sido empleado de banca, prejubilado con 58. Su trabajo sedentario le animó a aficionarse a la actividad física cuando pudo disponer de tiempo: «Vengo tres días a natación y dos a gimnasia de mantenimiento», explica. «Ando mucho, tengo 10 nietos y brego mucho con ellos; hago manualidades», todo con el objetivo de mantener la vitalidad. «La mentalidad ha variado. Con 60, 70 u 80 años nos mantenemos activos, tenemos mucha vida y queremos hacer muchas cosas», asegura en comparación con el estilo de vida de sus mayores.

El estilo de vida saludable implica la concienciación y la puesta en práctica no solo de modo individual, sino de manera que implique a la pareja y la familia. En ello fijan la atención Rafael Villagrás y Natividad Díaz. Él, de 80 años, profesor de autoescuela jubilado, y ella, de 51 años, aún se encuentra en activo y «en breve» volverá a reincorporarse a su trabajo como auxiliar de enfermería. Sin embargo, juntos afrontan esta etapa de «deporte, comida sana y ocio». Su secreto es «buena alimentación, todo muy sano, junto con ejercicio y actividad».

Rafael ha sido corredor durante 40 años, «ahora ando una hora al día». Mientras aprende a tocar la guitarra –«lo que no pude hacer de niño, lo estoy haciendo ahora que tengo tiempo»–, forma parte del coro rociero del distrito Macarena. «Hay que mantenerse ocupado y con la mente activa. El día que me quedo en el sofá es cuando me duele todo», señala Rafael. «Hay muchas propuestas y de todo tipo para no quedarse encerrado en casa. Quien no participa en actividades es porque no quiere. Tenemos suerte, mis abuelos no tuvieron la opción de envejecer así», concluye Natividad.

Antonia Carvajal –74 años–, ha sido administrativa en «los Amarillos» tras ejercer de profesora de educación física. Por ello sabe bien de la necesidad del deporte en la tercera edad: «Voy al gimnasio todos los días, ando por las tardes, hago zumba, bailo... no he dejado nunca la actividad física». Con los trabajos manuales –«ganchillo, flecos y enrejados para mantones»– mantienen «la mente despierta». A pesar de «llevar una casa con cuatro personas a mi cargo» con lo que ello supone, saca tiempo para sus actividades: «Si no tengo tiempo me lo invento, lo que no puedo es quedarme sentada sin hacer nada, mis manos tienen que estar ocupadas».

Las enfermedades son otro de los detonantes que llevan a las personas mayores a buscar hábitos saludables para conseguir una buena calidad de vida. Esa fue la motivación de José Rodríguez –73 años–, camionero durante cuatro décadas. «A los tres meses de estar jubilado me dio un ictus, que se repitió a los 28 días. Se me quedaron las dos piernas inútiles. Afortunadamente, gracias a esforzarme haciendo deporte y actividades físicas, a los tres años estoy recuperado y estupendo». Baile de salón y sevillanas, natación, gimnasia de mantenimiento «me sacan de casa desde las 7 de la mañana», con la recomendación del médico «de que me moviera mucho». Gracias a eso, «estoy hecho un chiquillo».

La ayuda a la conciliación familiar de los hijos y el cuidado de los nietos son otros de los ámbitos donde las personas mayores se emplean y desde donde apuestan por una vejez activa. Ese es el día a día de Dolores Sabina: «Sigo tan activa como cuando trabajaba. Antes, con 70 años, la gente ya se quedaba en su casa. Yo con 72 mantengo mi ritmo: la casa, las nietas, además hago gimnasia y talleres porque me gusta moverme y hacer cosas». La jubilación también la ha llevado por primera vez a las aulas. «Estoy yendo al colegio. No sabía leer ni escribir y ahora que me he jubilado estoy aprendiendo. ¡Nunca es tarde!».

Paco López –75 años–, se ha decantado por las manifestaciones artísticas para disfrutar su jubilación. «Sobre todo con el baile y el coro flamenco». No lo duda, «¡claro que hay que mantenerse activo!», una necesidad que siempre ha existido «pero ahora ha cambiado la mentalidad y las posibilidades», argumenta. «Hay que luchar por no quedarse en el sillón. Me pide el cuerpo tener actividad, y cuando no la hago estoy cansado». Su receta para la felicidad es «calle, comida sana y sin abusos, evitar las medicinas, viajes, convivencia y disfrutar».

Entre amigas estos hábitos se disfrutan más. Rosario Vizcaíno –66–, ha trabajado de auxiliar de psiquiatría en la Diputación. Jubilada y tranquila, «no dejo de moverme. Hago gimnasia a diario. Con mi edad soy capaz de dar una carrera. Antes una mujer de mi edad era una anciana». Reconoce que «hay muchas posibilidades. Pero yo prefiero salir y viajar con mis amigas siempre que puedo y mi casa y la dedicación a mis hijos me lo permiten». Y para tener la mente activa, «hago muchos sudokus».

Las sopas de letras –«ya llevo hecho tres libros»– son la fórmula para mantener la agilidad mental que usa su amiga Isabel Santana –73 años–, que aprovecha los talleres de los distritos para hacer manualidades, como pachtwork o punto. «Tuve previsión y ya a los 50 años empecé a hacer gimnasia», explica. «Fui el otro día al médico después de 4 años. Mi ritmo de vida activo me mantiene sana. No me duele nada». Y apostilla que «me gusta mucho la calle. Para el tiempo que me queda, no quiero estar entre cuatro paredes encerrada». Mantenerse activa, «no coger lo que no es mío, decir la verdad y ayudar en todo lo que me pidan» aseguran una formidable vejez, comenta.

A sus 84 años, Josefa López completa una terna de amigas saludables. «Sastra toda la vida, desde los 13 años», descubrió la gimnasia acuática por prescripción médica, base de su vida activa. «Me apunto a todo lo que salga», hasta el punto de que «hay días que me tengo que ir a comer al bar porque con tantas actividades no me da tiempo a preparar la comida. Pero mis hijos me animan a que haga cuantas más mejor». Todo ello porque «no me siento anciana ni quiero vivir como si lo fuera, a pesar de la edad».

Francisco Casanueva –72– asegura que «no soy persona de estar sentado en casa, no me gusta esa vida. Voy a andar, aprovecho cuando se organizan actividades, llevo una rutina bastante activa. Cuidando el cuerpo, pero sobre todo la mente», detalla. Aprende informática, baila, canta en una chirigota. Además, esta etapa supone la posibilidad de afrontar nuevos retos: «Por mi trabajo en la hostelería jamás he podido ir a la Feria con mi mujer y siempre dije que cuando me jubilara aprendería a bailar sevillanas. En ello estoy».

El cuidado de salud, cuerpo y mente; interacción, convivencia y, sobre todo, sentirse activos y útiles consiguen, en definitiva, vivir una tercera juventud y hacer frente a los años disfrutando de la vida.