Después de 140 años, aquí estamos

Unas 15.000 personas, según los sindicatos, se echan a la calle en Sevilla para reivindicar mayores salarios, más empleo, pensiones dignas e igualdad

01 may 2018 / 14:51 h - Actualizado: 02 may 2018 / 10:33 h.
"Mercado laboral","Sindicatos","1 de Mayo"
  • La manifestación se ha celebrado esta mañana en el centro de Sevilla. / Manuel Gómez
    La manifestación se ha celebrado esta mañana en el centro de Sevilla. / Manuel Gómez

Después de 140 años, la convocatoria del Día de los Trabajadores sigue cuajada de motivos para salir a la calle. Eso piensan, por lo menos, las 15.000 personas que marcharon juntas desde la Puerta Jerez hasta la Plaza Nueva, según los convocantes, CCOO y UGT. Este año, eso sí, no se luchaba contra los efectos del rebujito (en 2017 coincidió la manifestación del 1 de Mayo con el primer lunes de Feria), por eso la cifra de participantes sobrepasó con creces a la anterior.

Ni los efectos del puente festivo se dejaron sentir en una manifestación centrada en la mejora de las pensiones y con la sombra de otras grandes citas en la calle. Y es que este 1 de Mayo ha llegado después de la inmensa marea feminista del 8 de marzo, de la manifestación por las pensiones y de la movilización espontánea por la sentencia de La Manada. De hecho, en este 1 de Mayo en Sevilla se echaron en falta reivindicaciones feministas.

«Hay mucha gente que se queda en casa protestando y no viene aquí». Patricia sí salió a la calle. Con sus dos hijos, de 11 y 6 años, se subió en el Metro en El Cerro para llegar a la Puerta de Jerez a las 12.00 del mediodía. Su padre pertenece «a la lucha sindical de toda la vida» y sigue, a los 68 años, asistiendo a la cita del primero de mayo. Ella también lo hace, pero porque su situación laboral es «insostenible». Parada, con una discapacidad visual del 55 por ciento y con el síndrome de Ehlers Danlos –patología hereditaria del tejido conectivo que afecta principalmente a la piel y las articulaciones–, Patricia quiere trabajar. Puede trabajar. Sin embargo, «es imposible, nadie me contrata y ahora mismo no tengo ningún ingreso». «Las leyes, como la de discapacidad o la de enfermedades minoritarias, respaldan mis derechos, pero el mercado laboral me los quita». Desde el pasado 31 de octubre está esperando «el salario social».

«Mi marido, con 43 años, lleva cinco años sin trabajo tras cotizar 20 años a la Seguridad Social». Era montador en Grúas Torres. Oficial de primera. Ahora sólo trabaja «en lo que le sale». Ante esta situación, el flotador en la casa de Patricia es la ayuda de los abuelos.

«No tengo ni alianza. Vendimos todo el oro. Pero la gente se queda en casa protestando y no viene aquí. Mi marido y yo queremos trabajar. Mi hija, con mi misma enfermedad, debe tener un buen futuro, al igual que mi hijo. La clase trabajadora tenemos mucho por lo que luchar», sentencia Patricia.

Más empleo, mayores salarios, pensiones dignas e igualdad real entre hombres y mujeres, por eso se manifestaban este martes 1 de Mayo los sindicatos. Por eso Patricia salió a la calle con sus hijos, porque «vivir de la caridad es absurdo».

«Y si hay desmovilización es por culpa de los sindicatos, que traicionaron en algunos casos a sus representados», sentenciaba en plena manifestación por la Avenida de la Constitución Pedro Nos, militante de la Unificación Comunista de España, quien abogaba por «mantener la unidad y respetarnos».

Los que sí estaban movilizados eran los 19 trabajadores de Bimbo, antes de Panrico, que exigían su recolocación bajo una pancarta tirada por otros muchos compañeros. IU lució su «que no nos jodan la vida», el PCE exigió «trabajo digno para una vida digna»; el JOC (Juventud Obrera Cristina) reivindicó que «una joven trabajadora vale más que todo el oro del mundo» y la Hermandad Obrera de Acción Católica mostró una pancarta en la que rezaba: «Trabajo digno para una sociedad decente». «Que no manden en España ni el FMI, la Troika ni el Íbex 35», «ningún salario por debajo de 1.000 euros y ningún salario por encima de 10.000», reclamaban desde UCE. En el 1 de Mayo caben todos y eso que, esta vez, en Sevilla había una manifestación propia de los sindicatos minoritarios.

Eso en la cola. En la cabecera, los organizadores. El secretario general de UGT Sevilla, Juan Bautista Ginés, ponía el acento en que «ni queremos perder lo que teníamos ni queremos que nos quiten más». «No nos vamos a ir de la calle hasta que esté consolidado el estado que nosotros queremos», sentenció.

En la misma línea, el secretario general de CCOO Sevilla, Alfonso Vidán, recordaba que en Sevilla hay más de 200.000 trabajadores pendientes de negociar sus convenios, algunos tan importantes como el del campo que afecta a 130.000 personas. En su opinión, es tiempo «de blindar el sistema público de pensiones y de ganar la batalla permanente con el empresariado para que esa tarta del tres por ciento del Producto Interior Bruto también se reparta entre los trabajadores». Y otro aviso: «Hay malestar entre la clase trabajadora y si ese malestar no es atendido por la clase empresarial o los gobiernos, las protestas tendrán continuación durante este mayo, en junio y probablemente tendremos un otoño caliente».

Representantes de PSOE, IU y Ciudadanos, incluso del Gobierno andaluz, como la consejera de Educación, Sonia Gaya (también militante de UGT), participaron en la cita sevillana, este año con un marcado carácter local porque los líderes sindicales andaluces eligieron Huelva.