Dos métodos y un reto común

El entrenamiento tradicional y el basado en las nuevas tecnologías, dos opciones para ponerse a tono

04 oct 2016 / 08:00 h - Actualizado: 04 oct 2016 / 10:00 h.
"Deportes","Salud","Sevilla en forma"
  • Los gimnasios de barrios subsisten a base de mucha dedicación del personal.
    Los gimnasios de barrios subsisten a base de mucha dedicación del personal.
  • Varias clientas del CD Olimpus realizan ejercicio en las bicicletas estáticas. / Fotos: Txetxu Rubio
    Varias clientas del CD Olimpus realizan ejercicio en las bicicletas estáticas. / Fotos: Txetxu Rubio
  • Una de las clientas de Bodysolution se somete a una sesión de electroestimulación con su entrenador personal.
    Una de las clientas de Bodysolution se somete a una sesión de electroestimulación con su entrenador personal.

Miles de sevillanos acuden con asiduidad a los gimnasios en busca de mejorar su condición física, recuperarse de alguna dolencia, potenciar el tono muscular, adelgazar y eliminar grasa, celulitis o flacidez y, en general, ponerse en forma. Una cuestión en la que resulta clave la constancia en el esfuerzo.

La crisis económica de los últimos años ha obligado a cerrar a muchos negocios del sector, mayormente los que han quedado en tierra de nadie, sobreviviendo aquellos que han sabido adaptarse al bolsillo de los usuarios, los llamados low cost. Entre estos abundan los macrogimnasios con instalaciones modernas y multitud de servicios complementarios y los menos son los de barrio de toda la vida, que subsisten a base de dar un trato cercano y familiar a su clientela.

Esta modalidad de gimnasios apuesta no sólo por precios muy asequibles sino también por una disponibilidad horaria amplia, ofreciendo una horquilla muy abierta de manera que todos los usuarios encuentren alguna hora a la que adaptarse para compatibilizarlo con el trabajo, con la vida familiar, etc.

Suelen ser recintos de un tamaño considerable dotados de un número elevado de bicicletas, cintas andadoras, máquinas de musculación... de manera que suelen darse cita muchas personas de forma simultánea para realizar un entrenamiento que suele ser convencional, con el añadido de clases de diversa índole (desde boxeo hasta zumba) que en algunos casos están incluidas en un precio que por lo general suele ser mensual, aunque también se ofrecen cuotas de varios meses que reducen el coste del servicio.

En los últimos años están apareciendo, por otro lado, una serie de gimnasios que ofertan un servicio más especializado, dirigiéndose a un tipo de público concreto o con alguna particularidad en el método de entrenamiento.

Estos negocios suelen implementar las últimas tecnologías, aplicadas al entrenamiento de manera que se logren en un plazo de tiempo fijado unos resultados apreciables. Para ello apelan al entrenador personal e individual como garante de un ejercicio correcto y que tenga un efecto perceptible.

Contrariamente a la masificación de otros gimnasios, apuestan por la atención personalizada, hasta el punto de concertar citas con cada uno de sus usuarios.


Oxígeno y una labor social encomiable para Torreblanca

Precios muy económicos y trato muy cercano son las bazas del CD Olimpus

No es el corazón de Torreblanca porque se halla al otro lado de la autovía, a la espalda de Merkamueble, pero sin duda es el pulmón de esta barriada periférica y plagada de trabas, a la que insufla oxígeno y una labor social encomiable desde el año 1997.

Fue por entonces cuando, gracias al apoyo de las entidades del barrio, fue fundado el CD Olimpus dentro de las instalaciones del Complejo Polideportivo Municipal de Torreblanca. Un club con una junta gestora pero que, en la práctica, está gestionado por Manuel Pardo, un monitor titulado que vive y se desvive por sus usuarios: «Yo soy el profesional, es mi vida». Le ayudan a sacar adelante el gimnasio su mujer, Paqui –se suele encargar de la limpieza, entre otras cosas–, y su hijo Manuel; y es que la familia es la clave de este negocio donde los clientes también acaban convirtiéndose de algún modo en parientes; tal es el vínculo que se crea entre entrenador y usuario.

Además, Manuel cuenta con la colaboración de monitores como Miguel (zumba), Vicky (spinning), Ceci (pilates) o Yeray (boxeo), que imparten algunas de las clases; también las hay de aerobic, salsa, bodypump, judo... «El personal trabaja con devoción, por la satisfacción de ayudar a las personas a recuperarse, o sacarlas de los problemas de la calle», explica convencido Manuel. Y es que esa es, claramente, una de las señas de identidad del Club Deportivo Olimpus, el trato cercano y humano y el apoyo que se brinda a un vecindario no exento de problemas: «Lo más importante es la labor social que se hace aquí. Es un gimnasio muy diferente de esos supergrandes por la convivencia, es como una gran familia. Sus problemas son nuestros problemas. Hay muchas personas que vienen con problemas de alcohol o de drogas y aquí se les da disciplina, se les enseña a respetarse y respetar a los demás y hacen algo que les gusta», relata el encargado.

«En un barrio como Torreblanca hacen falta sitios para la cultura y el deporte. Es muy importante disponer de un gimnasio de barrio a muy bajo precio en el que tengas todas las actividades que hoy día les gusta a la juventud para estar en forma», añade Manuel, anotando otro elemento destacable: las tarifas.

Y es que a este gimnasio se puede acudir pagando mensualmente apenas 16,6 euros (seis meses por 100 euros), incluyendo en esta cifra los cursos y el disfrute de la piscina olímpica municipal adjunta, que reserva una calle para los usuarios del gimnasio de 12.00 a 13.00 horas para natación libre. Todo ello dentro de un horario muy amplio (de 8.30 a 14.00 horas y de 17.00 a 22.30 horas, de lunes a viernes) para acoplarse a la disponibilidad de tiempo de las personas. «Aquí se echan muchísimas horas, no cerramos ni en agosto», recalca Manuel.

El encargado del gimnasio, y propietario de la maquinaria, sabe por experiencia que las fórmulas mágicas no suelen dar fruto: «Está todo inventado, se trata de comer sano y hacer mucho ejercicio», resume Manuel Pardo, que suele asesorar a sus usuarios en nutrición. Un buen entrenamiento compaginando la cinta andadora, la bicicleta elíptica, estática o de spinning, las abdominales... es lo que suele aconsejar al que llega fuera de forma. «Hay que ir poco a poco para ir cogiendo masa muscular y recuperando si hay alguna lesión lumbar, de espalda, de rodilla...», razona antes de aclarar que «hay que aplicar un entrenamiento específico para cada persona en función de sus limitaciones. El mejor deporte es el trato y el cariño», insiste.

Manuel presume de gimnasio porque «está diseñado para que entre el aire, con grandes ventanales, y rodeado de árboles para que entre oxígeno puro. Otros gimnasios son cajoneras», esgrime.


La revolución de la electroestimulación que da resultado

La tecnología alemana es el aval de la cadena Bodysolution, con diez sedes

A diferencia de los gimnasios masificados en los que uno o varios monitores apenas dan abasto para atender como es de recibo a decenas de usuarios, en Bodysolution apuestan de forma firme por la atención individualizada, por la figura del entrenador personal como garante de la consecución de unos resultados que se fijan de antemano para cada uno de los clientes.

Se trata de una cadena de establecimientos dedicados al entrenamiento y la belleza (Training & Beauty es la coletilla que añaden al nombre de la empresa) que echó a andar en el año 2013 con la apertura en Luis Montoto y que, en apenas tres años, ha sido capaz de inaugurar una docena de centros. Diez se localizan en la provincia de Sevilla –cinco de ellos en la capital y el resto en Mairena del Aljarafe, Dos Hermanas, Utrera, Gines y Tomares–, uno en Huelva y otro en Jerez.

Los propietarios son varios socios, entre ellos el australiano Oliver Terrill, que vino a Sevilla por vivir una cultura distinta y que jugó en el Ciencias Club de Rugby hasta hace dos años; al que acompaña Alfred Xhilaga, un albano que lleva más de una década en la ciudad. Ambos se conocieron trabajando en un gimnasio que había en Los Arcos, ya desaparecido, y se animaron a montar su propio negocio, buscando hacerse un hueco aprovechando un nicho que no estaba bien cubierto: «Años atrás descubrimos una tecnología alemana, el Mihabodytec, que es una herramienta ideal para ayudar a la gente con poco tiempo y disponibilidad», explica Oliver. Se trata de un servicio «que con poca inversión de tiempo semanal consigue resultados muy buenos», hasta el punto de que los clientes suelen realizar una o dos sesiones por semana, inferiores a la hora de duración.

El producto estrella es la electroestimulación muscular (EMS), que «consiste en un módulo central y ropa especial que tiene electrodos situados perfectamente para estimular prácticamente todos los músculos del cuerpo», según se explica en la página web, donde se alardea de su eficacia, «hasta 18 veces más efectivo que el entrenamiento convencional», dice, de modo que «una sesión de 20 minutos equivale a tres de 90 de entrenamiento» convencional en un gimnasio al uso.

Este sistema permite «controlar la intensidad y se adapta a las necesidades de cada persona», asegura Oliver antes de advertir: «No tenemos las típicas máquinas para hacer musculación, sino que apostamos por un entrenamiento funcional, con peso libre, material funcional, utilizando el propio cuerpo como herramienta de trabajo», a lo que añaden una especial atención a la nutrición, «para asegurar un servicio integral». Oliver Terrill es muy claro: «El objetivo es que los clientes consigan su propósito, aquí no se viene a pasar el rato».

A este sistema revolucionario, en Bodysolution incorporan atención personalizada: «Nadie entrena sin un monitor al lado que vigile la correcta realización de los ejercicios y con la intensidad adecuada», ya que «se busca no sólo el bienestar del cliente sino también unos resultados óptimos». El dueño, que también ejerce como entrenador personal, afirma que «muchas personas entran en un gimnasio y se sienten perdidas. Se les da una tabla de ejercicios o una rutina y puede que luego la hagan bien o fatal. Y a las dos semanas lo dejan». A su juicio, «lo más difícil es empezar de cero, los tres primeros meses son clave».

Obviamente, este método de entrenamiento es costoso (unos 25 euros por sesión, por lo que al mes se pueden invertir alrededor de 200), si bien «las tarifas dependen de la duración, la frecuencia y las necesidades del cliente. Cada persona tiene sus prioridades. Algunos no pueden vivir sin un coche bueno y hay gente que prefiere invertir en cuidarse y estar en forma. Todo el mundo se puede permitir un entrenador personal si examina un poco sus prioridades», razona Oliver.