Son y están

«Durante 12 años nadie entendía mi negocio y ahora todos me dan la enhorabuena»

Francisco Montalbán Gómez. Fundador y CEO de Clantech. Esta empresa sevillana de ingeniería crece a gran velocidad por ser pionera en los desarrollos internacionales de la tecnología del hidrógeno para la industria y para los vehículos, y participa en el diseño de la mayor instalación en Europa de esa producción energética.

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
31 jul 2020 / 16:54 h - Actualizado: 31 jul 2020 / 16:56 h.
"Son y están"
  • Francisco Montalbán tiene la sede de su empresa Clantech en el Polígono PISA. / EL CORREO
    Francisco Montalbán tiene la sede de su empresa Clantech en el Polígono PISA. / EL CORREO

“Algún día me entenderéis”. Es de las frases que más ha pronunciado en Sevilla durante quince años Francisco Montalbán en sus círculos de familiares, amigos, profesionales y empresarios. Renunció a ser directivo muy bien pagado de una empresa para atreverse a crear la suya y en un ámbito técnicamente poco conocido: la producción y uso de hidrógeno para los sistemas de distribución y abastecimiento energético. En el verano de 2020, la opinión pública empieza a tener más referencias: La Unión Europea ha aprobado la Estrategia Europa del Hidrógeno, y el Gobierno de España ha publicado la Hoja del Ruta del Hidrógeno. Es uno de los vectores estratégicos para la transformación industrial y para la movilidad no contaminante. Y con su empresa, Clantech, por ser pionero en la ingeniería para innovar en esos procesos, está subido en una espectacular ola de crecimiento de peticiones y de negocio. “Ahora sí me entienden. No monté la empresa pensando en el dinero. Perseveré porque quiero contribuir a mejorar el mundo”.

¿Cuáles son sus raíces?

Nací en Cartagena hace 56 años. Mis abuelos y padres supieron salir adelante en un contexto de familia humilde. Y se esforzaron mucho para darnos excelente formación a mí y a mis dos hermanos, el mayor es ingeniero de minas, el segundo es economista y yo soy el pequeño y cursé ingeniería química. Mi padre fue un ejemplo de capacidad de superación y emprendimiento. No tuvo estudios. Aprendió inglés de modo autodidacta mientras era camionero. Un amigo que era profesor de inglés le ayudó a tener más nivel. Y cuando al final de los años cuarenta los norteamericanos decidieron montar en Cartagena una gran refinería, comenzó actuando como chófer e intérprete del director, y acabó siendo su persona de confianza en la empresa durante décadas. A partir de ahí, también desarrolló negocio con locales, con casas, con camiones.

¿Su vocación tiene su origen en su etapa escolar?

Disfruté de un colegio excepcional, que ya fue destruido: el que montó la refinería para los hijos de los trabajadores. Las instalaciones eran espectaculares para la época en España. Teníamos todo tipo de infraestructura: laboratorios de ciencia, de física, de matemáticas, de química, de fotografía, de óptica,.... Y todo tipo de instalaciones deportivas. Era una maravilla.

¿Cuándo comenzó su actividad en Sevilla?

En 1994, llegué para poner en marcha la sede en el sur de España de una empresa de instrumentación científica, que ahora se llama Agilent Technologies. Desde el principio residí en Mairena del Aljarafe, donde continúo, y también situé mi lugar de trabajo en el Polígono PISA, en el que me sigo sintiendo a gusto. Trabajé con ellos durante 12 años, monté también otras sedes en España. Aprendí muchísimo de técnicas de venta y de servicio posventa, fui el director comercial de toda la red en España y Portugal.

¿Qué le impulsó a dejar un buen empleo y crear su empresa?

La vertiente de empresario nace por lo que mi padre me influyó en su manera de vivir y de emprender. Emprender es muy complejo. Pero encontré una vía en el área del medio ambiente. Desde que en 1989-90 hice con la EOI un máster de dirección de empresa de gestión medioambiental. Se empezaba a hablar del control de la contaminación atmosférica, de instalar depuradoras de agua en todas las fábricas que vertían sus residuos a los ríos... Y también me atraía todo lo relacionado con las energías renovables. Años después conocí el paso adelante que podían significar las pilas de combustible que utilizan hidrógeno para acumular la energía producida con sol o viento. Y más adelante descubrí la generación de gases de manera sencilla, utilizando materias primas tan accesible como agua y aire. Todo eso fue dando vueltas en mi cabeza, y pensé: Conozco las tecnologías, conozco las necesidades, tenemos que hacer algo por el futuro de nuestra sociedad ante el calentamiento del planeta. Y vi que con el hidrógeno existía un acicate para aportar soluciones y crear empleos de base tecnológica.

¿Cómo transitó del dicho al hecho?

Fue un choque importante. Era 2005, tenía 39 años, y el director general, Ramón Hernández Madrid, se iba a jubilar y quería que yo fuera quien asumiera la gerencia. Cuando le conté mis planes, durante meses me insistió en que me quedara. Él me había tratado estupendamente. Pero yo estaba convencido de mi propósito, y no quería que tiempo después me dijera a mí mismo: “lo pude haber hecho y no lo hice, he pasado por la vida ¿y cuál ha sido mi legado?”. Eso no lo iba a soportar. Y en 2006 monté mi empresa. Le puse de nombre Clan Tecnológica pensando en el nombre de mis dos hijas, Claudia y Andrea.

¿Cómo fue capaz de sustentarlo como modelo de negocio?

Me fui muy útil presentarme en 2010 al certamen 50K que impulsó Juan Martínez Barea en la escuela de negocios del Instituto San Telmo. Ganamos esa edición, aprendí muchísimo porque tenías que articular y exponer tu proyecto siendo continuamente analizado por los profesores de economía y finanzas, y por los demás empresarios y competidores. La mayoría no lo consideraba viable, y que te vapulearan una y otra vez era estupendo para mejorarlo y para mejorar mis capacidades. Para cualquier proyecto empresarial es mucho mejor que en sus inicios te señalen todos los defectos, y obligarte a reaccionar. Más vale equivocarse al principio y sacarlo adelante solo si puedes conseguir que sea un buen proyecto, que estrellarte años después porque no estaba bien planteado.

¿Había receptividad a inversiones vinculadas con el uso del hidrógeno?

De los quince años que llevamos de vida de la empresa, durante los primeros doce yo hablaba a mucha gente sobre mi proyecto, y notaba que al minuto me miraban con cara de no entenderme y de estar cansados de escucharme. Ahora, en cambio, todos me dicen: “¡Paco, qué tío, enhorabuena...!”. Las he pasado canutas durante muchos años. Mi empresa ha sido como una montaña rusa. Los bancos tampoco entendían el negocio. Pero he mantenido el objetivo, tenía muy claro qué quería hacer, y no desfallecer. Una empresa competitiva y de éxito internacional en el sector del hidrógeno. Y ahora todos vienen de golpe a encargarnos trabajos, y estamos a tope.

¿En qué se apoyó para no tirar la toalla?

Pasé por un psicólogo más de año y medio para afianzar lo que yo quería hacer, y para resistir el emprendimiento complejo como el que llevo, porque había momentos de desorientación. Y para eso me ayudó enormemente Manuel Moncayo, un gran psicólogo sevillano, especializado en ámbito empresarial, que nos enseña a muchos a dirigir empresas, a negociar y a entenderte como persona y como directivo. Además, el apoyo de mi mujer, que también trabaja en la empresa, ella lleva las finanzas y pone orden en los números, y afortunadamente eso está muy bien controlado.

¿Cuál es la fortaleza competitiva de Clantech?

Estructurar soluciones para el cliente final, diseñando toda la cadena de valor. Me especialicé en aplicar e integrar componentes y tecnologías, en entregar proyectos llave en mano, en dárselo todo resuelto al cliente, combinando con mi ingeniería electrolizadores, compresores, tanques de almacenamiento, etc. Especializarme en la necesidad y no en el producto que el cliente manufactura. Ya sea hidrógeno como vector energético para la energía renovable, ya sea hidrógeno para la cosmética, para hacer fertilizantes, etc. Hay muy poca gente que tenga tanta especialización y experiencia en este sector. Me están llamando de toda Europa, que es donde más se está moviendo la inversión industrial vinculada al hidrógeno, para que seamos ingeniería de referencia en numerosos proyectos.

¿Alguna alianza significativa?

Entre las empresas manufactureras, sobre todo con Calvera, de Zaragoza, que lleva más de cuarenta años fabricando almacenamientos de alta presión para grandes multinacionales del gas. Fuimos clientes de Calvera para montar una planta de hidrógeno en central de ciclo combinado en Bangla Desh. Desde 2016 nos planteamos unirnos, con nuestra fortaleza en diseño y la de ellos en fabricación, y creamos la marca Side-H para aportar una alternativa 'made in Spain' a la creación del boquerel, el dispensador que permita repostar en la movilidad basada en hidrógeno, para autobuses, camiones, barcos, trenes,... El primer proyecto que ganamos juntos fue una hidrogenera para la ciudad danesa de Aalborg, que ya funciona. Nosotros ya hicimos antes la hidrogenera de Abengoa en Sevilla, que se quedó parada, y la del Centro Nacional del Hidrógeno.

¿Tienen más en producción?

Estamos haciendo dos más: la primera hidrogenera que va a funcionar en Madrid, en la zona industrial de Manoteras. Proyecto de Enagás, Urbaser y Toyota. La entregaremos en septiembre. Se van a poner 12 coches Toyota Mirai en Madrid que podrán recargarse allí. Y preparamos otra para una empresa minera de Santiago de Chile, será para carretillas elevadoras.

¿El proyecto más importante en marcha?

En España se están empezando a plantear proyectos importantes. Iberdrola es la empresa que se está moviendo de una manera muy rápida e inteligente. Acaba de anunciar la creación en Puertollano de la mayor fábrica en Europa de producción de hidrógeno mediante fuentes 100% renovables. Vamos a trabajar con ellos en ese proyecto, empezaron los contactos hace seis meses. Ya contaron con nosotros desde Iberdrola para otro de gran envergadura que se han planteado en México.

¿Cuál ha sido la clave para ese cambio y que ahora mucha gente no solo le entienda sino que le busque?

El covid se lo ha clarificado a empresas, a amigos, a la familia. Desde el año 2017 en Clantech estamos duplicando la facturación anual. Pero el 2020 va a ser un crecimiento enorme. En años anteriores teníamos la motivación de afrontar el cambio climático, y las políticas de la Unión Europea para incentivar las energías renovables, apostando también por el hidrógeno. Con la crisis del covid, y la transmisión a los seres humanos de un virus que hasta ahora estaba solo en animales, se acelera el convencimiento de que es imprescindible transformar nuestro modelo de gestión del planeta. El mundo del petróleo se viene abajo. Y el mundo de las energías renovables y del hidrógeno va a ser de los vectores de creación de empleo cualificado, además de otros sectores como la robótica.

Cuando habla de medio ambiente, le noto muy concienciado.

Mi familia de Cartagena tiene casa junto al Mar Menor. Desde hace dos años no me baño ahí, cuando de niño me he criado buceando y buscando caballitos de mar, los cogía con el dedo meñique, se me enrollaban, y los soltaba cuando salía a la superficie. Cuarenta años después, el Mar Menor es el cambio climático, es la destrucción ambiental. Incluyendo la incidencia de los residuos de grandes extensiones agrícolas que nunca habían existido allí. E incluidas las inundaciones en municipios de la comarca. En Los Alcázares las viviendas han quedado inundadas tres veces en un año.

¿Qué va a reportar el hidrógeno como solución medioambiental y técnica al tráfico?

Es economía circular porque producirlo no genera contaminación. En cualquier lugar se puede producir, eso evita la explotación que sufren habitantes de regiones donde se extraen minerales muy escasos. Genera puestos de trabajo de base tecnológica. En tres minutos se recarga el coche y tiene capacidad para circular 500 kilómetros. Y los metales que utiliza la pila de combustible cada vez son menos y se pueden reciclar. Los grandes fabricantes de pilas de combustible son Toyota y Hyundai, alcanzaron el liderazgo tecnológico en lo que Europa podía serlo.

En esta fase de transición dentro del sector de la automoción, ¿qué tipo de coche recomendaría comprar?

Si fuera ahora mismo, cuando aún no hay hidrogeneras, me compraría un coche de gas natural comprimido, porque es muy barato y contamina algo menos que la gasolina. Pero aún hay pocas gasineras. Si se opta por la eficiencia, lo mejor es un diesel último modelo, que consume mucho menos combustible. Y si se quiere participar en la descarbonización, hay que elegir coche eléctrico. No contamina, pero ¿cuánto contamina en el planeta la fabricación de sus baterías y la extracción de los minerales? ¿Es democrático propiciar que en tu país haya menos contaminación a cambio de incrementarla en terceros países?

Arguméntelo.

Europa no tiene aún fábricas de baterías para coches eléctricos, todas se hacen en China. Se necesita litio, que se obtiene en Bolivia y Chile; y el cobalto y el coltán, en países como Congo, donde puede haber guerras para controlar esos minerales. No se habla de las calamidades que sufren bolivianos por la sobresaturación de la sanilidad en los pozos de agua, por la extracción del litio. Ni de los conflictos por el agua en el Congo para usarla en la recuperación del cobalto, aunque la población padezca sequía.

¿Cuál será la facturación de Clantech en 2020?

Tendremos de ingresos más de cinco millones de euros. Y las previsiones para los próximos años son mucho mayores. Más del 60% de la facturación procede del extranjero.

¿Cómo va a crecer la plantilla de su empresa?

Ahora somos nueve personas, acabaremos este año siendo quince. Y no sé a qué cota llegaremos después, porque cada proyecto nuevo es de envergadura, necesita dedicarle dos ingenieros. Por eso acabo de ver varios locales de alquiler para oficinas que son el doble o el triple de grandes que nuestra sede actual, porque preveo que antes o después tendremos que mudarnos.

¿El auge del teletrabajo no le hace cambiar de criterio?

Sí. Estoy pensando en contratar a comerciales que conozco bien y no viven en Sevilla, sino en Madrid o en Burgos. En eso mi mente ha cambiado. Qué más da dónde viva el director comercial de tu empresa. Se puede hacer una reunión presencial al mes y el resto por videoconferencia. Sí me parece mejor trabajar juntos de modo presencial en el área de ingeniería. Porque cuando estás ideando un proyecto, es muy enriquecedor compartir el espacio y poner en común las propuestas y sugerencias. Desde el director de la empresa al chaval recién incorporado. A todos nos enriquece.

¿Es complicado ser complementario a las grandes empresas?

Si una pyme ha sabido captar un nicho de mercado, tiene un alto nivel de conocimientos y es flexible, se puede convertir en el David que necesita cualquier Goliat. Porque ha creado el tirachinas del que no dispone el gigante, porque atina a la velocidad del rayo en el factor clave de la tecnología que se implementa. Además, es positivo para la sociedad. Porque la riqueza y las ganancias se redistribuyen mejor si son mayoría las pequeñas empresas. Eso permite que no aumente la desigualdad social. Y si pagamos lo que valen los trabajos. Porque no me parece honrado pagar mil euros al mes de sueldo a un ingeniero. Si mi empresa no pudiera hacer un contrato con sueldo digno a una persona más, prefiero no contratarla hasta que el negocio lo haga posible.

¿Percibe hoy en su entorno si ha aumentado o no el número de personas más dispuestas a emprender?

Lo importante es forjarse una manera de ser autosuficiente. Eso hace que tomes más decisiones y tengas claro que tu vida depende de ti. A los niños no hay que dárselo todo resuelto, hay que motivarles para que tengan iniciativa, para que sepan aprenden a resolver dificultades, que al principio pueden ser detalles como manejarse por el barrio con la bicicleta. Y años después a ser capaces de conseguir dinero para lo que ambicionas. Cuando quise hacer el máster en Madrid, mi padre me dijo: “Vale, te lo pago, pero el alojamiento y los viajes te los pagas tú”. Y los veranos me dedicaba a dar clases particulares. Y cuando hice la mili, en los horarios de permiso para salir del cuartel también iba a dar ese tipo de clases. Así, lograba reunir unas 50.000 pesetas al mes y pude hacer el máster, alojándome en una modesta pensión y comienzo muchos bocadillos. No me quejaba, al contrario, estaba muy contento. Hoy en día percibo que hay más jóvenes que acceden a buena información en internet y tienen capacidad para tomar decisiones acertadas. Otra cosa es emprender, que siempre ha sido difícil. Y también para eso echo en falta que en los colegios se enseñe a pensar.

¿Por qué?

Se está reduciendo la importancia que se da en los planes educativos a la Filosofía. Yo agradezco enormemente haber tenido Filosofía hasta COU, y en mi caso era bachillerato de ciencias, porque te permite entender, reflexionar, pensar, seleccionar la información, ser crítico. Hoy en día, no conformarte con el primer whatsapp que te llega diciendo que éste lo ha hecho mal, para establecer tu opinión. Eso sucede porque falta capacidad crítica, y eso proviene de falta de formación. Y si en la formación nos quitan la filosofía, nos quitan la literatura, nos quitan la capacidad de entender y de pensar. Y tampoco se enseña psicología, que es una dimensión importante del ser humano. No solo somos conocimiento físico, matemático y artístico. También somos mente, y hacia dónde queremos ir como personas, y cuáles son los objetivos, metas, posibilidades. Y cómo quieres ser feliz, y cuál es tu compromiso con la sociedad.

¿Cómo ve la evolución de la sociedad sevillana?

Positiva, sin duda. Cuando en mi primer empleo viajaba mucho por toda España, descubrí que las dos ciudades que más me gustaba para vivir en ellas son Sevilla y San Sebastián. Para trabajar tiene la fortaleza de la gran cantidad de empresas de ingeniería que se crean en Sevilla, y en todo tipo de especialidades ingenieras. Hace escasos días recibí a un holandés y me confesó que le había sorprendido encontrar tantas y tan buenas empresas de ingeniería. Por eso la propia sociedad sevillana tiene darse a valer fuera de los tópicos. Ni Sevilla, ni Andalucía, son solo una postal turística. Somos grandes trabajadores, con mucha disciplina y muy creativos.