A medida que uno se acerca al Monasterio de Santa Paula ya va escuchando cosas que no son normales, más aún cuando la madrugada hace tiempo que se instaló.
Una zona que es un remanso de paz y silencio sólo roto por el sonido de la fuente, se convierte los fines de semana en uno de los lugares favoritos del coronavirus.
Al llegar a la plaza de Santa Isabel, una de las más bonitas de Sevilla, la imagen es dantesca. Grupos de jóvenes pertrechados con sus bolsas verdes llenas de hielo y la botella de alcohol al lado. El altavoz con ritmos latinos y letras machistas tampoco podía faltar.
La Plaza de Santa Isabel se encuentra en un enclave privilegiado, pues linda con la capilla de los Siete Dolores de Nuestra Señora, de la Hermandad de los Servitas, y con el convento. También la flanquean varios edificios de viviendas que tienen que soportar el ruido y la suciedad que dejan estos jóvenes durante unas noches que se prolongan más de la cuenta.
La Policía, al llegar la media noche, monta un importante dispositivo para controlar las reuniones en la zona de la Alameda de Hércules. Los que no quieren acabar la fiesta, buscan nuevos emplazamientos para continuarla.
Los vecinos de esta zona de la plaza y del mercado de la calle Feria están hartos de denunciar estas reuniones que no sólo molestan, también son un foco importante de coronavirus cuando estamos a las puertas de una nueva ola.
En Cataluña, ayer registraron cerca de 6.000 nuevos contagios gracias a la laxitud a la hora de controlar estos focos de contagio y ya se plantean nuevas restricciones. Cuando las barbas de tu vecino veas cortar....