Crónicas dominicales

¿El Carnaval imposible de Sevilla?

Se anuncian actos de Carnaval en Sevilla. Pero, ¿Sevilla es una ciudad carnavalera? ¿Es capaz de reírse de sí misma, de transgredir? Puede que los tiempos estén cambiando, como la ciudad, que sigue adelante a pesar de buena parte de sus habitantes

12 feb 2023 / 04:00 h - Actualizado: 12 feb 2023 / 04:00 h.
"Crónicas dominicales"
  • 1979. El Correo de Andalucía se hace eco del primer carnaval sevillano con Ocaña como reina. https://www.unarchivotransfeministaandaluz.com/carnavalsev-1979
    1979. El Correo de Andalucía se hace eco del primer carnaval sevillano con Ocaña como reina. https://www.unarchivotransfeministaandaluz.com/carnavalsev-1979
¿El Carnaval imposible de Sevilla?
1979. El diario ABC da cuenta de la suspensión del Carnaval. Motivo oficial: mofarse del escudo de Andalucía. https://www.unarchivotransfeministaandaluz.com/carnavalsev-1979
¿El Carnaval imposible de Sevilla?
Cartel del Carnaval de Sevilla de 1982, obra de Juan Luis Aguado. Archivo de Ramón Reig./ El Correo.
¿El Carnaval imposible de Sevilla?
1979. Entrevista que el autor de estas líneas, Ramón Reig, mantuvo con Ocaña como reina del primer Carnaval sevillano postfranquista. La publicó la revista andaluza Algarabía. https://www.unarchivotransfeministaandaluz.com/carnavalsev-1979

No hay carnaval auténtico en Sevilla, ésta no es ciudad de carnavales, que son el despelote social que luego tendremos que purgar en Cuaresma-Semana Santa, celebración que no olvidamos en todo el año, ni cuando el Niño nace. A continuación, llegará la orgía sevillana pero controlada en forma de Feria de Abril que es algo así como la ciudad de la alegría medieval pero descafeinada y es que la Edad Media no fue tan lúgubre como siempre nos la han presentado, allí estuvo también el espíritu del homo ludens y, si no llega a ser porque algo se estaba forjando en esa etapa de la Historia, no hubiera surgido el Renacimiento.

El homo ludens sevillano se supone que es la Feria y El Rocío, pero los carnavales son otra cosa que obliga a la autocrítica y parece que el sevillano tópico y típico es de tradición ombliguista. El Carnaval remonta su historia a las civilizaciones antiguas que celebraban algunos ritos agrarios y carnales (carnestolendas) con el uso de máscaras y otros atavíos. Había celebración de bacanales, saturnales (en pro de las buenas cosechas) y lupercales (homenajes a la fecundidad), en el oriente medio.

En Sevilla hubo intentos de resucitar o de fundar un carnaval a finales de los 70 y principios de los 80 del pasado siglo y algún medio tachó el hecho como algo propio de marginados y gente de mala reputación, logrando una prohibición gubernamental que en la práctica se convirtió en tolerancia. El rey de uno de aquellos carnavales, el primero, el de 1979, fue el artista de Cantillana José Pérez Ocaña, conocido como Ocaña, a quien tuve el gusto de entrevistar en una casa de la Alameda de Hércules, barrio epicentro del Carnaval sevillano de entonces. Me ilustré mucho en aquella ocasión y me reí con Ocaña, sobre todo cuando le pregunté cómo debería definirlo o calificarlo por su condición sexual y me dijo sin rodeos: “Yo ante todo me defino como persona; esto de “gay” es una palabra nueva, para mí es maricón y ya está”. Para qué queremos más en la Sevilla carca de 1979: un rey del carnaval que no era rey sino reina y además maricón, como, al referirse a otro sevillano, me dijo un transeúnte en una ocasión que ya he narrado aquí: le mostraba a un profesor extranjero la placa de la casa de la calle Acetres donde nació Luis Cernuda y el significado de este grandísimo poeta y un señor que pasaba por allí nos dijo que era un rojo maricón.

Por fortuna, y aunque aún queda mucho descerebrado con miedo a la libertad, todo esto va en declive, o eso espero, y la casa natal de Cernuda se convertirá en el muy esperado museo que el poeta merece para que su ciudad se reconcilie del todo con él (no hay ninguna estatua de Cernuda en Sevilla).

En cuanto a Ocaña, Sevilla ya lo ha reconocido en su valía. José María Rondón, desde El Mundo, nos informaba el 23 de enero de 2014: “El pintor Ocaña, icono de la cultura transgresora en los años de la Transición, tendrá su homenaje en Sevilla. Una cerámica diseñada por Nazario recordará en la fachada exterior de la Casa de las Sirenas la participación del artista en el primer carnaval de la Alameda, del que ahora se cumplen 25 años. El rótulo, inspirado en el lienzo Luna con gato (1983), se inaugurará el 6 de marzo con una mesa redonda, un pasacalles y una exposición. La iniciativa fue aprobada por unanimidad por todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Sevilla en el pleno del 26 de junio de 2013. Todos los portavoces intervientes en el debate (Josefa Medrano, de IU; Antonio Muñoz, del PSOE, y Juan Bueno, del PP) destacaron el papel desempeñado por Ocaña para el reconocimiento de derechos al colectivo homosexual a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta”. Por su parte, Cantillana dedicó en 2018 un espacio permanente a una parte de la obra pictórica de un artista defensor a ultranza del pensamiento crítico y libre como anarquista que se declaraba.

Ese espectáculo que, a imitación del Falla, se desarrolla en Fibes no es carnaval sino que es eso, espectáculo enjaulado, como el del Falla, a pesar de la propaganda oficial: “Hay vida más allá del centenario Carnaval de Cádiz y Sevilla se reserva un puñado de planes pintorescos que son puro Carnaval”. ¿Puro Carnaval? La palabra Carnaval se deriva del italiano carnevale, antiguamente carnelevare, compuesta a su vez por las palabras carne que significa “carne” y, vale “quitar”. Por tanto, Carnaval significa “despedida de la carne”, ya que, durante los 40 días siguientes, a lo largo de la Cuaresma hasta Pascua, los cristianos evitan comer carnes rojas.

La carne no es sólo la comestible sino la humana, es la sensualidad y la transgresión, algo que no hace ya falta porque, en este sentido, en estas sociedades abiertas estamos transgrediendo todo el año. El autor gaditano de comparsas Rafael Pastrana Lorenzo aprovechó la pandemia para escribir una novela bajo el sugerente título Sexo, droga y Carnaval y además debe estar trabajando en otra en la que, al igual que en la citada, pretende seguir profundizando en lo que llama “las cloacas del Carnaval”. Creo que, sin saberlo, está llevando a cabo una imitación de una metodología de análisis antropológica: indagar en los parámetros emic y etic. El primero de ellos es el visible, el conocido, el tópico; el segundo es el oculto u ocultado, el más real. Sucede en todas las manifestaciones populares, la Semana Santa, el Rocío o la Feria de Abril no escapan a eso. Es la zona más “fea”, la que la gente suele rechazar y sin embargo los gaditanos compraron masivamente la novela de Pastrana. Con todo, bien pensado, si enfocamos así el tema, la vida toda es carnaval, una lucha entre el Carnaval y la Cuaresma.