El cerco al top manta se cifra en 30.000 kilos en objetos en dos meses

El Partido Popular no quiere que las calles de Sevilla «se conviertan en un zoco» cuyo principal damnificado es el pequeño comercio sevillano

Iñaki Alonso @alonsopons /
28 jul 2018 / 08:50 h - Actualizado: 28 jul 2018 / 09:17 h.
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  • Los ediles de Participa Cristina Honorato y Julián Moreno conversan en el pleno. / Jesús Barrera
    Los ediles de Participa Cristina Honorato y Julián Moreno conversan en el pleno. / Jesús Barrera

Habrá un control más férreo a los manteros de la Plaza de España, Nervión, las calles comerciales del centro o Su Eminencia. Ciudadanos sacó adelante, con apoyo del PP y la abstención del PSOE –que quiso votar por separado–, su propuesta para atajar la venta ambulante ilegal a través de un plan de acción concreto y la reinserción sociolaboral de personas, en su mayoría inmigrantes, sometidos a las mafias.

El gobierno local validó la moción a regañadientes, sobre todo por las formas. Y avaló el trabajo realizado para contrarrestar la venta ilegal. La delegada de Economía, Carmen Castreño, señaló que «se han decomisado 30.000 kilos en los últimos meses las naves de los polígonos donde se guardan los artículos ilegales». «No son solo los manteros, es solo una parte del problema y esta moción tiene tintes peligrosos», apostilló.

Con esas palabras, los socialistas quisieron navegar entre dos aguas y comprar en parte el argumentario de los partidos a su izquierda. La portavoz de Participa Sevilla, Cristina Honorato, recriminó a la formación naranja por una moción «no va contra la venta ambulante sino contra las personas». «Es racismo institucional y aporofobia», añadió. En la misma línea se posicionó la edil de IU Eva Oliva, que manifestó la petición de la plataforma Somos Migrantes solicitando la retirada de la propuesta «por ir contra el colectivo de manteros» en vez de abogar por el diálogo con este colectivo.

De hecho, ambas formaciones presentaron una enmienda de sustitución que fue rechazada por Ciudadanos, que sí encontró un aliado en el PP que, en su intervención, basó su defensa en que no quiere que las calles de Sevilla «se conviertan en un zoco» cuyo principal damnificado es el pequeño comercio sevillano.