El extranjero hace la maleta

Sevilla diagnostica una causa de su desplome poblacional: perdió más de un 5 por ciento de su cuota inmigrante en 2016. La mitad de los que se van pertenecen a países de la Unión Europea

Iñaki Alonso @alonsopons /
22 ene 2017 / 09:36 h - Actualizado: 22 ene 2017 / 09:37 h.
"Sociedad","Demografía"
  • Dos ciudadanos de rasgos asiáticos son atendidos en la Oficina de Extranjería de Sevilla. / El Correo
    Dos ciudadanos de rasgos asiáticos son atendidos en la Oficina de Extranjería de Sevilla. / El Correo

Sevilla encandila con la llegada de visitantes, principalmente extranjeros, pero estos sólo ven, de momento, a la ciudad y a su provincia como un lugar para hacer turismo, no para vivir. Una de las causas del desplome demográfico de la capital –ha perdido 11.789 habitantes menos en el último lustro– y que ha terminado arrastrando a la provincia en esta última actualización del padrón municipal, es la marcha de la población foránea. En el último año analizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Sevilla ha perdido más del 5 por ciento de la población extranjera que se encontraba empadronada.

La caída es similar tanto en la capital hispalense como en la provincia, aunque arrojen lecturas diferentes. En la ciudad perdió, según el Padrón Continuo con fecha de 1 de enero de 2016, se registraron 1.716 ciudadanos extranjeros menos, lo que supone, a la postre, más de la mitad del descenso demográfico global, que situó a la capital en 690.566 habitantes, el registro más bajo desde antes de la Expo. Pero la cifra es más preocupante si se remonta a 2013, donde se alcanzó el pico más alto. Desde entonces han salido 8.582 personas, es decir, el 21,8 por ciento de los extranjeros empadronados en la capital hispalense.

La provincia tampoco escapa de esta tendencia, donde la crisis tiene mucho que decir. Si no fuera porque muchos de los foráneos hicieron las maletas, la provincia continuaría con crecimiento demográfico positivo. La caída anual fue del 5,76 por ciento, o lo que es lo mismo, 3.732 extranjeros menos. Y no fue culpa sólo de la capital: hasta 73 municipios sevillanos finalizaron el ejercicio con números negativos. Eso ha llevado a que la representación de la población foránea en la provincia se haya reducido a un 3,34 por ciento. Una caída comprensible si se vuelve a mirar, como en la capital, a ese año 2013. En tres años, Sevilla se ha dejado por el camino 17.524 inmigrantes.

Esta dinámica no sólo invita a perder población. Supone también envejecer. Pese a que es de las poblaciones más jóvenes de España, sólo superada por Almería, Murcia y las ciudades autónomas, Sevilla ya no puede presumir como antes de su juventud. Ya sobrepasó la barrera de los 40 años de media de edad en la provincia en el ejercicio anterior y, en esta última actualización del INE, se ha afianzado con 40,4 años, una décima más. De ello influye, que haya poco porcentaje de población extranjera, habitualmente mucho más joven. Además, los que se quedan no suelen ser, precisamente, los de menos edad. De hecho, la media de la población extranjera se situó, a enero de 2016, en los 34,4 años, cuando en el ejercicio pasado era de 33,9.

¿Quiénes se van?

La realidad del éxodo, que se une a la fuga de cerebros de los jóvenes, está localizado en dos grupos de nacionalidades. Los que más deciden marcharse son de países de la Unión Europea, que se suman a América Latina, que llevaba desde los comienzos de la crisis con una tendencia a la baja. Pero, esta vez, la brecha se ha abierto en los empadronados procedentes de los países europeos. La mitad de los que se van, de hecho, pertenecen a países del marco comunitario. Como muestra un botón: sólo en un año abandonaron la provincia más de mil rumanos, que es la nacionalidad más numerosa, todavía por delante, por este orden de marroquíes y chinos.