El imputado compró dos cuchillos minutos antes de matar al vicario

El presunto autor los compró en una tienda de la calle San Jacinto, donde fue grabado por las cámaras de seguridad, aunque luego solo usó solo uno de ellos

21 sep 2015 / 18:13 h - Actualizado: 21 sep 2015 / 19:43 h.
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  • La Policía saca el cuerpo del vicario que fue apuñalado el 16 de julio en la puerta de su casa. / Jesús Barrera
    La Policía saca el cuerpo del vicario que fue apuñalado el 16 de julio en la puerta de su casa. / Jesús Barrera

Compró dos cuchillos, aunque luego usó solo uno. José Eugenio Alcarazo Fernández, el presunto autor del asesinato del vicario de San Isidoro, adquirió dos puñales de grandes dimensiones y de iguales características en una tienda de la calle San Jacinto poco antes de cometer el crimen. Sin embargo, el homicida solo utilizó uno de ellos, que fue encontrado lleno de sangre, y el otro no pues estaba completamente limpio. Por ello, los investigadores no descartan que tuviera en mente acabar con la vida de alguien más.

El 16 de julio, poco antes de la hora del crimen que ocurrió a las 20.00 horas, José Eugenio Alcarazo Fernández estaba en Triana, donde compró dos grandes cuchillos iguales en un comercio de la calle San Jacinto. Las cámaras de seguridad del establecimiento captaron su imagen mientras hacía la compra y luego la Policía localizó en su vehículo ambos objetos, uno de ellos lleno de sangre del sacerdote Carlos Martínez Pérez, a quien arrebató la vida tras asestarle cinco puñaladas cuando volvía a su casa tras oficiar misa.

Según confirmaron fuentes del caso, el hombre había huido del hospital de San Juan de Dios en Bormujos, donde había ingresado tras ingerir una caja de pastillas. Allí le habían hecho un lavado de estómago e iba a ser traslado a la Unidad de Psiquiatría del Virgen del Rocío para someterlo a un examen y comprobar si tenía problemas mentales. Sin embargo, Alcarazo se marchó del centro hospitalario y se fue a visitar a su mujer, sobrina del vicario, a la vivienda que ambos habían compartido en Triana. Más tarde, ella se marchó al hospital Infanta Luisa donde tenía una cita médica. Las mismas fuentes apuntaron que ella en su declaración judicial explicó que aquel día al ver el estado en el que se encontraba su expareja pensó que «aquella misma tarde iba a intentar suicidarse», de hecho incluso llamó a la Policía que ya estaba alerta.

Fue entonces cuando el supuesto autor, que reconoció el crimen ante la Policía aunque luego se negó a declarar ante el juez, adquirió el arma homicida y un segundo cuchillo. Inmediatamente se marchó hacia la calle Francisco Carrión Mejías, en el centro, donde esperó al párroco en el portal del número 8, donde residía la víctima. Carlos Martínez venía de oficiar misa del convento de San Leandro e iba a su casa a cambiarse de ropa antes de marcharse a la parroquia de San Isidoro para la eucaristía.

Tras cometer el crimen, el acusado, de 52 años de edad, envío un sms a su mujer en el que le decía: «Tu tío se está desangrando en el portal. Lo he matado». Alcarazo fue detenido en Triana, cerca de la casa de su esposa, negando que fuera a matarla a ella, pues dijo que iba a contarle lo ocurrido.