El último adiós a Rocío

La joven de 25 años fallecida al quedar atrapada en un ascensor de Valme ha recibido hoy sepultura

22 ago 2017 / 13:48 h - Actualizado: 22 ago 2017 / 21:56 h.
"Sucesos","Tragedia en el Hospital de Valme"
  • Familiares, amigos y vecinos de Rocío Cortés acompañan al cortejo fúnebre en Dos Hermanas. / Jesús Barrera
    Familiares, amigos y vecinos de Rocío Cortés acompañan al cortejo fúnebre en Dos Hermanas. / Jesús Barrera

La capilla del tanatorio de Dos Hermanas se quedó pequeña para dar el último adiós a Rocío Cortés Núñez, la joven de 25 años que el pasado domingo fallecía tras quedar atrapada en un ascensor del hospital de Valme, donde acababa de dar a luz a su tercera hija por cesárea. Decenas de familiares, amigos y conocidos acudieron a la misa funeral y al posterior entierro. Su madre, María del Carmen Núñez, rota de dolor pedía hoy que «esto no vuelva a ocurrir» y que «salga el responsable de esta tragedia». «El daño que se ha cometido es irreparable», apuntaba a su lado, su esposo y padre de Rocío, Juan Manuel Cortés.

La cita era a las 11.30 horas en el tanatorio de Dos Hermanas, la localidad en la que residía Rocío y que ha decretado un día de luto por su muerte. Los que conocían a esta joven madre de tres niñas no querían faltar en su despedida. «No hay consuelo para una muerte como esta», admitía el sacerdote al inicio de la misa, mientras en primera fila el marido y los padres de Rocío recibían el apoyo constante de los suyos. Durante toda la mañana se vivieron diversas escenas de dolor y emoción, y varios familiares tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios y de Protección Civil, que se desplazaron hasta el tanatorio para prestar ayuda a la familia. Una de ellas fue la madre de la joven, que fue atendida por un desmayo durante la misa funeral, que tuvo que abandonar antes de que acabara.

Minutos después el coche fúnebre, cargado de flores, partía hacia el colindante cementerio de San Pedro, seguido por todos sus allegados, con su marido y sus padres a la cabeza del cortejo fúnebre. Eran pocos metros, pero se hicieron aún más duros por el tremendo calor. Solo el llanto y los quejidos rompía el sepulcral y doloroso silencio de los que acompañaban a Rocío hasta su sepultura, donde la joven ya descansa en paz.

«Yo perdí a mi madre y me quedé huérfano y el que pierde a su esposa se queda viudo, pero no hay calificativo para el que pierde a su hija. Lo normal es que ella me hubiera enterrado a mi, no yo a ella», decía su padre a las puertas del tanatorio horas antes de pasar por ese duro trago. «Esto no puede suceder», repetía una y otra vez un padre completamente roto por el dolor. «Un ascensor hay que ponerlo en condiciones, porque suben y bajan diariamente muchas personas. La sanidad tiene que mejorar, no empeorar. Se recorta por otro lado pero en la sanidad no», añadió.

En ese sentido, la madre de la chica aseguraba a los periodistas que «tiene que haber algún responsable, y yo quiero que sea así, que salga ese responsable, porque hay mucha gente metida en un hospital. Que tengan por los menos esos ascensores adecuados para poder llevarlos bien», tras lo que pidió que no vuelvan a pasar más esas cosas». «Se ha llevado a una niña de 25 años para adelante. Una niña que era la ilusión de mi casa y con tres nietas que tengo y que ahora no tengan a su mamá por culpa de un ascensor, cuando ella lo que iba era a dar a luz», se lamentaba entre sollozos su madre.

La familia interpuso el lunes una denuncia contra el hospital y la empresa encargada del mantenimiento de los mismos en el juzgado de Guardia de Dos Hermanas, que ayer fue remitida al juzgado de Instrucción número 1 que lleva el caso. En este sentido, el padre de Rocío incidía en que «estas cosas no deben de ocurrir en los tiempos que estamos», criticando que «un hospital como Valme tenga ascensores con 30 años, ascensores que se pegan 24 horas para arriba y para abajo». Para Juan Manuel el mantenimiento del aparato «es una de las claves, pero creo que la principal es que tenía que haber ido un celador por delante y otro celador por detrás». «Que sepa el mundo entero que esto no puede ser, que la Junta de Andalucía tiene que poner pié por medio», puntualizaba.

«Se ha llevado la flor de nuestra vida porque mi Rocío era un poco especial», concluía su padre emocionado, mientras su esposa tras él no dejaba de preguntarse «cómo» se lo iba a explicar a sus dos nietas de cinco y cuatro años.