Emilia Gómez: «Si solo desarrollan la inteligencia artificial los hombres, no incorporarán nuestra visión del mundo»
Sevillana, Ingeniera de Telecomunicaciones y reconocida por la Comisión Europea como una de las 45 mujeres más ejemplares para las niñas de Europa
Verónica Ojeda
La sevillana Emilia Gómez es una de las 45 mujeres seleccionadas por la Comisión Europea para formar parte de la campaña «Women4future» que reconoce a las más ejemplares para las niñas de Europa. Una campaña que pretende transmitir el mensaje de que «la igualdad de género es fundamental para una sociedad próspera y justa».
Emilia Gómez se licenció como Ingeniera de Telecomunicaciones en la Universidad de Sevilla y luego obtuvo un Diploma de Estudios Avanzados en Acústica, Procesamiento de Señales e Informática aplicada a la Música en IRCAM, París. Más tarde, completó su doctorado sobre el tema Descripción tonal de señales sonoras musicales y ha sido investigadora en distintas partes del mundo. Partiendo de la música, lleva más de 15 años investigando el impacto de la inteligencia artificial en el comportamiento humano. Es investigadora del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (CE), donde estudia «el aspecto más humano de la inteligencia artificial». Además, es profesora de la Universidad Pompeu de Fabra de Barcelona.
Emilia ha sido la primera mujer en muchas ocasiones durante su carrera profesional. Fue una de las dos mujeres que hizo dibujo técnico en su colegio. Cuando se graduó como Ingeniera solo había un 29 por ciento de mujeres y en el máster solo eran ella y una chica más. En su doctorado era la única mujer e incluso, fue la primer mujer doctoranda de su supervisor de tesis, además de ser la única profesora de su grupo de investigación en Barcelona. En su departamento no hubo ninguna catedrática hasta recientemente. También fue la primera mujer presidenta de la Sociedad Internacional para la Recuperación de Información Musical. «Cada vez que he ido avanzando en el campo de la investigación, me he encontrado con menos mujeres», cuenta la investigadora.
Emilia, una mujer que acumula una enorme lista de reconocimientos, opina que la tecnología puede tener un impacto muy positivo sobre la sociedad, por eso desarrolla tecnologías «con y para las personas». También confiesa: «No me gusta la tecnología porque sí, sino que me gusta utilizar la tecnología para resolver problemas».
¿Siempre quiso ser Ingeniera de Telecomunicaciones?
Cuando era pequeña no conocía esa carrera, pero siempre me gustaron las disciplinas más teóricas, como las matemáticas y la física. Además, me encantaba la música. Hice unos estudios científicos tecnológicos en Bachillerato y, finalmente, decidí que quería hacer una ingeniería porque quería resolver problemas a través de la ciencia y la tecnología. Como yo también estudié música, me decanté por Ingeniería de Telecomunicaciones porque combinaba la parte acústica, el procesado de sonido y la imagen.
¿Tuvo alguna mujer como referente?
No tuve ninguna mujer referente en el ámbito tecnológico porque no conocía a ninguna. De hecho, hasta hace poco no tuve una jefa. Siempre he trabajado con hombres, pero no lo he visto como un problema o limitación. Aunque, para mí, mi referente femenino más importante ha sido mi madre, que era profesora e investigadora de música y en la universidad. Tuve la suerte de seguir su carrera profesional como investigadora.
¿Qué significa para usted ser una de las 45 mujeres más ejemplares de Europa para las niñas?
Esta iniciativa es muy positiva porque intenta visibilizar el papel de la mujer en diferentes ámbitos, como la innovación, la educación, la cultura y la investigación en mi caso. Para mí es un honor estar en esa lista. Pero no lo veo como un reconocimiento personal, sino como un reconocimiento a la labor de muchas mujeres que estamos haciendo investigación en tecnología y, en mi caso, en la inteligencia artificial y la tecnología musical. Me enorgullece representar a este grupo de personas porque sí que hay muchas mujeres, aunque se visibilice menos porque hay menos que los hombres.
En sus más de 15 años de trayectoria ¿se imaginó, en algún momento, que pudiese obtener un reconocimiento así?
La verdad es que no tenía ninguna expectativa de ‘quiero llegar a ser tal’ o ‘quiero que me reconozcan como tal’, sino que he ido trabajando y poco a poco he ido consiguiendo las metas que me proponía. Nunca pensé que pudiese tener una carrera como la que tengo en la actualidad. Estoy muy orgullosa de mi carrera y mi investigación.
¿Cómo ha cambiado la participación de mujeres en encuentros relacionados con la inteligencia artificial?
Creo que recientemente muchas instituciones en el ámbito de la investigación se han dado cuenta de que es necesario que haya mayor presencia de mujeres en el ámbito tecnológico. Inicialmente era un mundo exclusivamente masculino, pero poco a poco las mujeres han ido organizándose y creando grupos como Women in Machine Learning o Women in Music Information Retrieval, que intentan promover el rol y las oportunidades de la mujer en el ámbito de la investigación en inteligencia artificial. Grupos así han hecho que aumente la presencia de mujeres en las conferencias internacionales porque otorgan ayudas para que estudiantes mujeres puedan asistir a la conferencia y, además, hay programas de mentoría para ayudarlas en el desarrollo de sus carreras y su investigación. Estos programas han tenido un impacto muy positivo. Toda visibilización, mentorización y ayuda consigue dar más facilidades que antes para que las mujeres se puedan involucrar en el área de la inteligencia artificial. Al final, cuando hay más mujeres empiezan a llamar a más mujeres.
¿Cuáles son sus mayores logros hasta el momento en el campo de la inteligencia artificial?
En el ámbito técnico, he desarrollado algoritmos que intentan describir la música, las señales acústicas y las señales de sonido. Intentan entender cómo nosotros al oír una música sabemos que esa música es triste, alegre, tiene unos instrumentos musicales, un ritmo rápido o tiene determinadas melodías. Esos algoritmos intentan entender cómo las personas escuchan ese tipo de caracterizaciones musicales para emularlo automáticamente. Esa es mi principal contribución técnica: desarrollo de algoritmos de descripción de sonido y música.
Y, más allá de la música, mi contribución y mi investigación actual intenta entender cuál es el impacto de estos algoritmos en las personas. Es decir, cómo hacer sistemas de inteligencia artificial que sean fiables, puedan afectarnos de manera positiva y nos ayuden en nuestras decisiones. Intento analizar y desarrollar metodologías para una inteligencia artificial centrada en las personas que lo utilizan.
¿Dónde se utilizan sus algoritmos?
Actualmente, algunas de los algoritmos que he desarrollado se utilizan en sistemas comerciales para escuchar música o sistemas de recomendación de música. Pero también llevo a cabo otro proyecto con mi equipo de investigación en la Universidad Pompeu Fabra que se llama ‘banda sonora vital’, donde utilizamos estos sistemas de recomendación de música para generar la banda sonora de personas con Alzheimer y ayudarles con su terapia. Por tanto, utilizamos los algoritmos tanto en sistemas comerciales para escuchar música como en sistemas de musicoterapia personalizados. También hay otro algoritmo que se ha desarrollado en mi equipo que es para describir melodía, es decir, para escuchar una canción y ver qué melodía se está tocando. Se utiliza para transcribir el sonido a partitura o para aplicaciones de musicología que analizan interpretaciones musicales. Esos son algunos de los usos de los algoritmos que he desarrollado en el ámbito técnico.
¿Qué mensaje le lanzaría a cualquier niña que quiera ser Ingeniera?
Lo más importante es decirles a las niñas que pueden conseguir todo lo que se propongan. Es posible tener una carrera profesional, una vida plena y, además, poder contribuir de diferentes maneras a la tecnología. El ámbito tecnológico es muy enriquecedor, interdisciplinario y la carrera la puedes enfocar de diferentes maneras. También me gustaría decirles que las necesitamos. Necesitamos más mujeres en la tecnología porque así se incorporan diversas perspectivas en estas tecnologías. Si solo la desarrollan los hombres, estas tecnologías no incorporarán nuestra visión del mundo. Necesitamos equipos diversos, que haya mujeres, hombres y personas de diferentes culturas y nacionalidades; por eso las animaría, porque es un ámbito muy interesante en el que siempre se puede encontrar un área de investigación que puede interesar. Y no es solo técnico. Es muy interdisciplinar. A veces no es tanto tener un amor por la tecnología en sí, sino el querer usar la tecnología para resolver problemas.
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