Entrevista

«En el 'Crimen de Los Galindos' la muerte no premeditada del capataz desencadenó el resto de asesinatos»

Entrevista al periodista Francisco Gil Chaparro, uno de los investigadores que mejor conoce el famoso caso del 'Crimen de Los Galindos', cometido el 22 de julio de 1975 en un cortijo de Paradas y del que ahora se cumplen 44 años

22 jul 2019 / 08:29 h - Actualizado: 22 jul 2019 / 10:49 h.
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  • Francisco Gil Chaparro. / El Correo
    Francisco Gil Chaparro. / El Correo

Gil Chaparro fue responsable de Sucesos y jefe de la sección de Sevilla en El Correo de Andalucía. Ha sido profesor en el centro universitario EUSA de Sevilla y actualmente es jefe del gabinete de prensa de la Subdelegación del Gobierno en Sevilla. La Universidad de Sevilla le publicó un libro sobre este misterioso suceso, que es de lectura obligatoria para los estudiantes de Periodismo y Criminología. Tiene su certera teoría sobre lo que realmente ocurrió en la finca sevillana, pero carece de pruebas para demostrarlo. En cualquier caso, las muertes que allí se produjeron no estaban previstas y todo apunta a que el móvil fue económico.

Se cumplen 44 años del 'Crimen de Los Galindos' y continúa siendo un caso sin resolver. Usted es uno de los investigadores que más conoce sobre el quíntuple asesinato cometido en un cortijo de Paradas el 22 de julio de 1975. ¿Por qué es uno de los crímenes más sobrecogedores y misteriosos de la España negra, de los más seguidos en los medios de comunicación?

Por muchas circunstancias. Sólo basta con recordar que se produjeron cinco muertes, que nunca se pudo sentar en el banquillo de los acusados al autor o autores de estos crímenes, que, como tal caso sin resolver desde el punto de vista policial y judicial, reúne muchas incógnitas que hacen que el misterio permanezca en torno a todo lo que ocurrió en el cortijo de Los Galindos. Ah, y que cuando ocurrió toda España se hallaba bajo la dictadura de Franco y en medio de este hecho se encontraba relacionado, aunque fuera de forma indirecta, un ex militar, el marqués de Grañina, sobre quien se investigó una posible relación con lo ocurrido.

Los asesinatos se cometieron usando objetos que se encontraban en el lugar de los hechos: piezas de maquinaria (el “pajarito”), una horca o bieldo de la finca con el que pincharon al capataz para rematarlo, la escopeta de Zapata, incluso se quemó a dos de las víctimas -José González y su esposa- con el gasoil y la gasolina que había en el cortijo. Parece difícil sostener que alguien que piense matar a otra persona se presente en la escena del crimen sin llevar armas propias, confiando en poder llevar a cabo sus planes con lo que pueda encontrar por allí. ¿Los crímenes fueron improvisados?, ¿se perpetraron tal vez en un arrebato, quizás de tipo pasional-afectivo o con una motivación económica o como consecuencia de resentimientos antiguos que afloraron violetamente por causas desconocidas?.

Por lo que he podido conocer después de entrevistarme con muchos de cuantos participaron en la investigación, pienso que lo que ocurrió allí fue como consecuencia de algo no planeado, al menos en el fondo y la forma. Es decir, que ese día, quien fuera el autor de los asesinatos, y quien posiblemente le ayudara, no lo hizo de forma premeditada, sino a raíz de algo que ocurrió y que pudo llevar a una primera muerte, seguramente la del capataz. Y eso desencadenó el resto de las muertes, ya bien porque fueran testigos de los hechos, y posibles delatores, ya bien porque tuvieron la mala suerte de aparecer por el escenario de los crímenes cuando los asesinos aún se encontraban por allí. De ahí, como bien dices, que se llegaran a emplear distintas armas, algunas primarias, como las que se cogen porque se encuentran en ese momento a mano, y luego otras buscadas, como la escopeta, que se encontraba en un lugar que quien la cogió sabía que estaba allí. Y, en cuanto al motivo que pudo causar todo este desastre, creo que el móvil que cuenta con más solidez es aquél de que los crímenes se pudieron cometer como consecuencia principal de cuestiones económicas, pero en el que pudieron influir otras más, en este último caso más bien de relaciones laborales o personales.

En su libro El crimen de Los Galindos (Universidad de Sevilla, 1999) recoge algunos posible móviles. La causa económica podría ser la que más se acerca a lo que pudo ocurrir realmente en el cortijo y que desencadenó toda una matanza que no estaba prevista. Parece que había una doble contabilidad en la finca, que el capataz estaba al tanto y que otros trabajadores que se enteraron del asunto también querían sacar tajada. ¿Cuál es su opinión al respecto?

En este sentido que pregunta es lo que apuntaba anteriormente. El del móvil económico, al menos, fue una de las principales líneas de investigación, y la que yo creo que fue determinante en todo lo que ocurrió. Hay que recordar siempre que nadie, ni fiscales, ni jueces ni policías, pudieron, tras muchos años de investigación, determinar cuál fue el móvil de estos crímenes, pero yo soy de los que creo que una doble contabilidad de la producción que tuviera el cortijo pudiera estar detrás de ello. Así, es posible que el capataz, persona de confianza de la marquesa de Grañina, propietaria de Los Galindos, y quien no mantenía buenas relaciones ni con el marqués ni con el administrador, pudiera tener conocimiento de que una parte de la producción se desviara al mercado negro de entonces para obtener mayores, y más prontos, beneficios, lo cual provocara alguna discusión. En cuanto a que alguno de los trabajadores del cortijo tuviera conocimiento de ello, es posible, claro, pero eso tampoco lo sabremos nunca.

Después del asesinato del capataz y su mujer, José González -uno de los tractoristas de la finca que podría haber sido testigo de ambas muertes- fue a recoger a su mujer embarazada a las 3 de la tarde a Paradas y regresaron al lugar de los hechos. Según ha declarado usted en una entrevista radiofónica, esta cuestión es una de las grandes incógnitas del caso, ya que no se entiende por qué volvió al cortijo para que los mataran también. ¿Estaba implicado el tractorista?

Estoy convencido de que González fue uno de los personajes claves en todo lo que ocurrió, pero desconozco en qué grado. Eso sí, fue una víctima más, pese a que durante unos años se le mantuvo como el autor de los hechos. Lo que sí es evidente es que este trabajador estaba en el cortijo cuando ocurrieron los hechos y que se vio envuelto en todo lo que sucedió, y nunca sabremos si estuvo implicado o no, y si pudo llegar a colaborar en algo. Por eso pudo ser otra de las víctimas, para quitar de en medio a testigos. En cuanto a lo de su esposa, todo el mundo reconoce que es uno de los grandes misterios en torno a este crimen, ya que nunca se supo ni por qué su marido fue a buscarla a su casa en Paradas a una hora tan intempestiva, qué le pudo decir para convencerla de que tenía que ir al cortijo, por qué se puso su ropa de los domingos y qué esperaba encontrar allí. Lo único cierto es que cuando llegaron los estaban esperando para matarlos, como así ocurrió.

La impunidad de este caso se debió a las deficientes investigaciones iniciales que se llevaron a cabo, la desaparición de pruebas y otra serie de circunstancias como fueron que el juzgado del que dependía el caso 'Los Galindos' no tenía entonces juez titular, el sustituto estaba de vacaciones, el forense acababa de jubilarse y la plaza de secretario estaba vacante. ¿Hoy en día este crimen se hubiera resuelto fácilmente?

Desde el punto de vista del autor de los hechos, no se pudieron reunir unas mejores circunstancias para que la investigación se viera entorpecida. Como bien dices, el crimen ocurrió en una fecha complicada, no sólo por el calor, sino por el hecho de que el titular del juzgado de la comarca se encontraba de vacaciones, porque al juez sustituto le pilló a contrapié, porque hasta el cortijo, una vez que se conoció el hecho en Paradas, fue mucha gente, que miró y tocó todo, por tanto borrando muchas pruebas, y porque el primer juez y fiscal del caso no llegó al escenario del crimen hasta un día después. Está claro que de haber ocurrido hoy, y con los medios de investigación con los que se cuenta, a los autores se les hubiera detenido en pocas horas. Con todo, creo que en este caso se interpusieron también otros factores que fueron fundamentales para el entorpecimiento de la investigación, y que tienen que ver con ciertas influencias militares.

¿No le parece extraño que actualmente esté extraviado el sumario 20/1975 del caso 'Los Galindos', como consecuencia de su traslado desde el Juzgado de Marchena a los archivos de la Junta de Andalucía?

Sí, es tremendo. No porque sea el sumario de un crimen desgraciadamente famoso, sino porque se trata de un documento que debe estar bajo custodia judicial y que nunca se debe extraviar. Yo confío en que alguna vez aparezca, porque debe ser la memoria escrita de todo lo que pudo ocurrir allí.

En 1995 se cumplieron 20 años del crimen y prescribió toda responsabilidad penal de los autores. Con motivo de la prescripción judicial legal de los cinco asesinatos, El Correo de Andalucía publicó en ese año un amplio reportaje de investigación en el que, a lo largo de doce capítulos, se trataba de reconstruir todo lo que pasó y las distintas fases de la investigación judicial. Usted fue el autor de este trabajo de investigación, modelo de periodismo de sucesos realizado con rigor y alejado de todo sensacionalismo. ¿Qué consejos profesionales les daría a los jóvenes estudiantes de Periodismo interesados en cubrir sucesos?

Efectivamente, con motivo de la inmediata prescripción del crimen me dediqué entonces a investigar durante un mes un crimen que desde el primer día que tuve conocimiento me llegó a impactar de una manera tremenda, y, sobre todo, al que le dediqué mucho tiempo intentando conocer el porqué de lo que ocurrió allí. Aunque ya había escrito durante años anteriores sobre el 'Crimen de Los Galindos', fue con este motivo cuando lo hice con mayor dedicación, teniendo la ocasión de entrevistarme con mucha gente, entre ellos jueces, fiscales, policías, guardias civiles, y todos aquellos que consideré que podían aportar algo sobre el mismo. Lo que hice, simplemente, fue tratar de reconstruir el caso, paso a paso, con la suerte de que por el camino me encontré con mucha más información reveladora de la que esperaba y con documentos que nunca antes habían visto la luz. Y lo único que puedo decir a los periodistas que se vean atraídos por la información de sucesos, es que se trata de puro periodismo. Verán, aquí no hay ruedas de prensa planificadas y anunciadas, los sucesos ocurren en el momento más imprevisto, sin avisar, lógicamente, y la información sólo se puede obtener en su mayor veracidad a base de mucho trabajo, sea la hora que sea, y, claro, de buenas fuentes, que son las que te hacen diferenciarte del resto de los compañeros. Bueno, y no tratar las informaciones con sensacionalismo.

El Correo de Andalucía publicó además imágenes exclusivas no sólo del escenario del crimen, horas después de que ocurrieran los hechos, sino de los cuerpos de los cinco asesinados. ¿Cómo puedo hacerse con estas fotos tan impactantes, de interés general para complementar su trabajo periodístico?

Yo siempre me decía que tuve mucha suerte a la hora de conseguir determinados testimonios o documentos, pero todo, sin duda, es fruto del trabajo. En periodismo no se regala nada, de ahí que pueda asegurar que la suerte no exista, sino el trabajo constante, la seriedad, que cualquier persona que pueda ser nuestra fuente nos perciba como buenos profesionales y que estén seguros de que lo que vamos a publicar no será nada interesado, sino sólo el querer publicar lo más aproximado a la verdad de un hecho trascedente. Esas fotos a las que haces referencia me dejaron impactado nada más verlas, y no creas que no tuve mis remordimientos a la hora de publicarlas, debido a su crudeza, pero al final me llevó a hacerlo el hecho de que eran documentos periodísticos fundamentales en esta causa.

La lectura de su libro llega a enganchar por tratarse de una especie de rompecabezas en el que, contemplando diversas hipótesis, parece haber siempre una pieza que no encaja. ¿Con el paso del tiempo ha podido encajar las piezas de este puzle tan complicado y difícil?

No me ha hecho falta el paso del tiempo para tratar de completar ese puzle, porque siempre hay una pieza, que es la que falta, que lo hace imposible. Verás, yo tengo mi teoría, como todos los que han investigado este caso, y como tal sí me encajan todas las piezas, pero prueba para decirlo no tengo ninguna, además de que siempre hay alguien que puede venir y complicar aún más las cosas con otras preguntas que nunca antes te habías planteado. Yo soy de los que piensan que todo lo que ocurrió allí no fue premeditado, que pasó por un desencadenante, que bien pudo ser con motivo de una discusión por motivos que venían de bien de atrás, y que una primera muerte llevó a lo demás. Pero resulta que no tenemos testigos, y los que lo fueron, como autores, bien que se callaron o que maniobraron para que la investigación no avanzara por el camino adecuado. En mi cabeza lo tengo todo, pero me faltan las pruebas para publicar cosas que si acaso, sólo se pueden llegar a insinuar.