Fallece el salesiano y mariólogo don Antonio Calero de los Ríos

Don Antonio Calero de los Ríos, salesiano de Don Bosco, ha fallecido en la madrugada de este martes en la residencia Don Ricaldone de la Congregación Salesiana a los 92 años de edad. Su estado de salud se había ido deteriorando progresivamente desde los últimos meses obligando a trasladarle desde la comunidad del Colegio Mayor San Juan Bosco, su último destino pastoral, a la residencia en la que ha fallecido. La capilla ardiente se ha instalado en el propio Mayor aunque su funeral se celebrará este miércoles, día 19 de febrero, a las 11.30 de la mañana en la Basílica de María Auxiliadora.

Antonio Calero, un sacerdote, salesiano y mariólogo muy querido en la ciudad y especialmente vinculado a las cofradías de la Macarena y el Gran Poder, nació en Sevilla el 23 de junio de 1927. Alumno del colegio de la Santísima Trinidad, sintió desde muy joven la llamada de la vocación salesiana ingresando en el noviciado de San José del Valle, donde profesó el 16 de agosto de 1944. Amplió estudios en Utrera y Madrid, donde hizo la profesión perpetua en 1952, ordenándose como sacerdote un año más tarde: el 28 de junio de 1953. Calero, posteriormente, pasó por Turín para completar su formación de Teología y Filosofía.

Dentro de su vida pastoral hay que destacar su paso por localidades como Posadas o Sanlúcar la Mayor pero, especialmente, su papel de formador en la Universidad Católica de Santiago de Chile; en el Teologado y el Centro de Estudios Catequéticos de Sevilla además de su condición de inspector de la Inspectoría de Córdoba. Está en posesión de la medalla ‘Pro Ecclesia et Pontífice’.

Hay que destacar de una forma especial su relación con el Colegio Mayor San Juan Bosco de la Universidad de Sevilla. Don Antonio Calero fue responsable de la transformación de la antigua Residencia Universitaria Salesina (la entrañable RUS) en el centro universitario que hoy conocemos. Fue su primer director en 1964 y ha vuelto al centro en distintas etapas. El empeoramiento de su salud había obligado a trasladarlo a la residencia Don Ricaldone hace algunas semanas aunque su último destino como salesiano había sido el de padre espiritual de los universitarios del ‘Bosco’. Son muchas las generaciones que siempre encontraron el consejo justo y la mejor palabra de aliento en una etapa vital en la que se forjan tantas voluntades. Descanse en paz.