Familias que hacen malabares

Los padres deben ingeniárselas cada vez más para hacer compatibles sus obligaciones laborales y las vacaciones de sus hijos

29 jun 2017 / 23:41 h - Actualizado: 29 jun 2017 / 23:44 h.
"Ocio","Qué hacer con los niños en verano"
  • Laura y Pedro con sus hijos Hugo y Noa en una de las pocas ocasiones en que pueden ir juntos a la playa. / El Correo
    Laura y Pedro con sus hijos Hugo y Noa en una de las pocas ocasiones en que pueden ir juntos a la playa. / El Correo
  • Shergo y Luca se divierten en un campamento. / El Correo
    Shergo y Luca se divierten en un campamento. / El Correo
  • Pedro y Olga, con su hijo Pablo de vacaciones. / El Correo
    Pedro y Olga, con su hijo Pablo de vacaciones. / El Correo

Cada verano la misma historia: el rompecabezas de las vacaciones, cómo organizarlas y compaginarlas con el trabajo para que los niños las disfruten como merecen. Un asunto que ocupa y preocupa a familias como la que integran Olga, Pedro y su pequeño Pablo, de cuatro años, a los que les crecen los enanos: ambos padres son de un pueblo de Córdoba (Cardeña) y por tanto no tienen familiar alguno en Sevilla con quien dejar a su hijo.

Para este año han optado por una solución difícil: él se coge las vacaciones –es militar– la primera quincena de agosto y ella –coordinadora de un servicio de teleoperadores– la segunda, con la idea de quedarse al cuidado de Pablo primero uno y luego el otro. Antes, en julio, lo han inscrito en un campamento municipal en Alcosa, al que lo llevan cada mañana temprano para hacer deporte, juegos con agua, etc. Incluso una semana lo llevarán al pueblo con los abuelos, a 200 kilómetros. «Como mucho aspiramos a irnos algún fin de semana a la playa», dice Pedro con cierta resignación y a su pesar, ya que «pensamos que las vacaciones son para descansar, levantarse tarde, ir a la piscina con los amigos... y no estar supeditado a nosotros como en invierno». Les gustaría, en suma, «disfrutar más de él», y de hecho no descartan «pedir un mes de excedencia el año que viene» para cuidar –y disfrutar– más de Pablo.

Laura y Pedro son otra pareja de trabajadores: ella es psicóloga, trabaja por las mañanas en una empresa y dos tardes a la semana en su propia consulta; y él es autónomo. Cuando llega el verano tiran de «planificación absoluta» y del «muchísimo apoyo» que le brindan sus familias para poder atender como es debido a sus dos niños, Hugo (ocho años) y Noa (cinco). Su plan estival pasa por apuntarlos en julio a un campamento en el colegio Las Artes, en Sevilla Este: «Ya son cinco años llevándolos allí, es bilingüe y hacen muchas actividades, además de relacionarse con otros niños», explica Laura, que los recoge a la salida de su trabajo, «a las 15.15 horas, ya comidos y todo, y pasan la tarde conmigo». Años atrás, cuando Noa iba a la guardería, «algún año tuvimos que dejarlos allí a los dos». Ella se toma las vacaciones en agosto, tres semanas para estar juntos los cuatro, y la otra semana «tiramos de los abuelos, tampoco queremos sobrecargarlos», para lo cual deben dejarlos en el Aljarafe. «Tenemos mucha suerte de tener la familia cerca», concluye esta madre.

Dos hijos también tiene Lidia, que por un lado tiene la ventaja de contar con vacaciones más amplias al ser maestra de Infantil en un colegio, pero que cuenta con el hándicap de estar divorciada, con lo que debe hacer igualmente malabares para atender a Shergo (seis años) y Luca (cuatro). Y es que Lidia trabaja también en una empresa de eventos y espectáculos y es monitora a tiempo libre por la Junta.

«Esta semana final de junio se los queda su padre», dice desde Cumbres Mayores, donde se halla precisamente en un campamento multiaventura con su colegio de Camas. En julio ella se queda con los niños la primera quincena y su exmarido la segunda; en agosto, lo mismo. Y en la primera semana de septiembre vuelven con ella, pero como trabaja desde el día 1 «se van con la abuela Mari Carmen» a la casa de campo con piscina que tiene en la urbanización Tarazona, camino de Carmona.

«La primera semana de julio otros años los apunté a un campamento de verano. Este año me los voy a llevar al campo con mi madre, iremos a la playa días sueltos». Luego se los llevará «a un campamento multiaventura que hay en Cuenca» y, en agosto, a la casa que tiene su familia en Rota. Cualquier cosa con tal de que sus hijos vivan un verano inolvidable.