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Felipe VI en el pabellón de Marruecos de la Isla de la Cartuja. / Jesús Barrera
El Pabellón de Marruecos de la Cartuja, sede de la Fundación Tres Culturas, lucía en la mañana de ayer como en las grandes ocasiones: patio central engalanado, detalles de artesanía retocados, incluso las fuentes exteriores, habitualmente cerradas, rumoreaban y refrescaban los alrededores del edificio.
No era para menos: además de la presencia del rey Felipe VI, que explicaba el despliegue policial en las calles aledañas y el helicóptero sobrevolando la cúpula del pabellón, se trataba de inaugurar una cita más que relevante, la quinta edición del World Congress for Middle Eastern Studies, conocido como el Wocmes: un congreso que reunirá esta semana en la capital hispalense a más de 3.000 expertos en Oriente Próximo y el Norte de África procedentes de 90 países, que intercambiarán opiniones y conocimientos en más de 500 sesiones de trabajo programadas.
«Bienvenidos a los Juegos olímpicos de los estudios sobre Oriente Medio», saludó el presidente del Consejo Internacional Wocmes, Gunter Meyer, en alusión a la celebración de estos encuentros cada año y al alto nivel de las intervenciones. «En 2016, cuando trabajábamos en esta edición, recibimos solicitudes muy atractivas, pero tanto mis colaboradores como yo nos convencimos muy rápidamente: ningún lugar sería mejor que Sevilla y la Fundación Tres Culturas».
Por su parte, Felipe VI destacó el papel de Sevilla, Andalucía y España como «tierra de encuentro que sabe combinar tradición y vocación por el intercambio de ideas con el diálogo entre culturas y la construcción de puentes», afirmó. «Nuestro país ha sabido ejercer como nexo fructífero en la evolución de las ciencias, las artes y las ideas, y muchos son los pensadores y los científicos que desde todo nuestro país dejaron un huella imborrable en la historia de la Humanidad y tengan por seguro que como Rey tendré siempre muy presente este valioso legado y haré lo posible por favorecer su continuidad», dijo.
«Sin duda», prosiguió el monarca, «nuestro legado cultural e histórico nos predispone para realizar valiosas aportaciones al conocimiento, a la sabiduría común y al entendimiento entre comunidades y personas de distintas procedencias y tradiciones».
Asimismo, Felipe de Borbón subrayó que «la estabilidad y la prosperidad europeas están y siempre han estado estrechamente vinculadas al destino del norte de África y de Oriente Medio», por lo que el Mediterráneo «debe ser el espacio compartido de paz, prosperidad y estabilidad que nuestros ciudadanos anhelan». Ello, agregó, «requiere una responsabilidad conjunta, que va más allá» de los países del Mare Nostrum.
En este sentido, «España ha demostrado en el pasado su capacidad y su voluntad por asumir un papel destacado en los esfuerzos de la comunidad internacional por encontrar soluciones pacíficas y sostenibles a los conflictos y desafíos que persisten en el Mediterráneo y Oriente Medio», dijo Felipe VI citando en concreto dos hitos, la Conferencia de Paz de Madrid de 1991 y el Proceso Euro-Mediterráneo de Barcelona de 1995.
«Nuestro país ha sabido ejercer como nexo fructífero en la evolución de las ciencias, las artes y las ideas, y muchos son los pensadores y los científicos que desde todo nuestro país dejaron un huella imborrable en la historia de la Humanidad y tengan por seguro que como Rey tendré siempre muy presente este valioso legado y haré lo posible por favorecer su continuidad», concluyó.
Al acto asistieron también la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; presidenta del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega; los ministros de Cultura de España y de Marruecos, José Guirado y Mohammed Laaraj, entre otras destacadas personalidades.