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Activistas de Greenpeace han protagonizado este sábado una acción de protesta en la dársena del río Guadalquivir. EFE / Greenpeace / Pedro Armestre
Activistas de Greenpeace han protagonizado este sábado una acción de protesta en la dársena del río Guadalquivir, en las inmediaciones del sevillano puente de Triana, para exigir un «cambio radical y urgente» en las políticas de gestión del agua.
Coincidiendo con la jornada de reflexión de las elecciones andaluzas, la organización ecologista ha desplegado una pancarta flotante de 50 metros cuadrados y otras dos pancartas con los lemas «Salvar el agua», «Transición hídrica justa ya» y «Mañana Andalucía se juega la sequía».
El objetivo de esta iniciativa es reclamar a los partidos políticos que concurren a estos comicios un cambio «radical» en la política de gestión del agua en Andalucía, la comunidad con más superficie de riego de España, con un 27 ,7 por ciento del total, según la citada organización.
«Al cultivo del arroz, que demanda mucha agua por hectárea, se suman cultivos tradicionalmente de secano como el olivar, que están paulatinamente pasando a ser regados», ha alertado en un comunicado, en el que subraya también del incremento de la superficie dedicada a cultivos subtropicales y el peso de los cultivos emergentes, como los frutos rojos o la agricultura intensiva bajo plástico».
Ante esta situación, ha abogado por fijar un régimen de caudales ecológicos que garantice las necesidades de agua de las especies y los hábitats «o, de lo contrario, estaremos llevando a Andalucía a una situación de colapso hídrico», ha explicado el responsable de la campaña «Salvar el agua», Julio Barea.
Por su parte, el delegado territorial de Greenpeace en Andalucía, Luis Berraquero, ha defendido la necesidad de redefinir el regadío andaluz reduciendo su dimensión superficial y acoplándolo a la disponibilidad de agua que «el cambio climático ya está provocando».
La organización ecologista reclama además una transformación en los canales de distribución del modelo agroganadero e iniciar una transición de sus sistema productivo hacia los principios de la agroecología.
«Andalucía exporta agua en forma de productos agroalimentarios que generan réditos millonarios concentrados en unas pocas manos, mientras que esta actividad genera graves problemas de sobreexplotación de los acuíferos y desertificación que sufren todas las personas», ha lamentado.