«¿Hasta cuándo seremos migrantes?»

El encuentro trata temas relacionados con la integración de la población extranjera de Sevilla

Manuel Pérez manpercor2 /
25 abr 2018 / 16:30 h - Actualizado: 25 abr 2018 / 23:24 h.
"Inmigración","Servicios Sociales","Sevilla se queda sin inmigrantes"
  • La concejal Myriam Díaz inauguró las Jornadas Municipales sobre la Integración de Población Migrante. / El Correo
    La concejal Myriam Díaz inauguró las Jornadas Municipales sobre la Integración de Población Migrante. / El Correo

Ángela Paschoeto, Gloria Peter, Nadia Bouzid y Graciela Diavicencia. Ninguna nació en Sevilla, pero todas se sienten tan sevillanas que cuando salen de nuestras fronteras dicen que son de Sevilla. Llegaron a la capital hispalense hace ya bastantes años. Los suficientes como para echar raíces en una tierra tan fértil como acogedora y que durante su historia ha dado buena prueba de los mestizajes al dar cobijo a tantas culturas distintas.

A pesar de sentirse sevillanas, sus hijos y nietos –nacidos en Sevilla– siguen sin quitarse de encima la etiqueta de migrantes solo por el hecho de que tienen un apellido que no termina de encajar con los de toda la vida. «¿Hasta cuándo seremos migrantes?», se preguntaba la directora de la Fundación Sevilla Acoge, Ángela Paschoeto, que mostraba al público una foto con niños de rasgos foráneos pero que, sin embargo, nacieron en tierra hispalense. Y usa el plural mayestático porque ella también quiere deshacerse de esa etiqueta. «Todos somos humanos», puntualizó Paschoeto.

La hija de Paschoeto nació en Sevilla y solo conoce el país de origen de su madre, Brasil, por las vacaciones, «pero a los 30 días ya está diciendo de volver», bromea la directora de Sevilla Acoge, una fundación que pretende contribuir a un cambio social acogiendo a las personas migrantes y refugiadas, a quienes ofrecen programas de orientación e inserción laboral.

La primera edición de las Jornadas Municipales sobre la Integración de Población Migrante, organizadas por el Ayuntamiento de Sevilla, contó con una mesa redonda en la que participaron diversas entidades de mujeres migrantes. Además de Sevilla Acoge, estuvieron presentes el Centro de Investigación Social de Mediación Intercultural (CISMI), la Asociación Mujeres entre Mundos y la Asociación Cultural de Mujeres Inmigrantes de América Central.

Con este acto se quiso poner el foco sobre la situación de las mujeres inmigrantes, que padecen por partida doble la exclusión y el racismo. «Tenemos un doble problema: por ser mujer y por ser inmigrante», explicó Peter, quien añadió que «si se es negra –como es su caso– el problema es triple». La asociación que preside Peter, Mujeres entre Mundos, ofrece atención integral y apoyo familiar a la población migrante femenina.

Los cursos y proyectos formativos de Mujeres entre Mundos van más allá, porque realizan numerosas charlas con los alumnos de diversos colegios. «Para evitar el racismo y la xenofobia tenemos que trabajar muy duro en los colegios», explicó Peter.

Y es que eso de ser mujer e inmigrante suele generar, si no rechazo previo, sí asombro y sorpresa. Diavicencia, de la Asociación de Mujeres Inmigrantes de América Central, es hondureña de nacimiento, «pero yo siempre digo que soy de Sevilla, porque me siento de Sevilla». Llegó en 1986 a Archidona y la llamaron la forastera de Archidona, etiqueta que mantuvo en Antequera variando el nombre de la localidad.

Diavicencia abrió una cuenta corriente, solicitó un crédito y emprendió un negocio. La gente la miraba extrañada. «Yo también soy humana», ironizó Diavicencia antes de explicar las acciones que hace su asociación. En concreto, Mujeres Inmigrantes de América Central atiende, sobre todo, a mujeres procedentes de esa zona del globo. El principal cometido es la formación, poniendo especial énfasis en la atención sociosanitaria. «Hemos formado ya a cerca de 600 personas». Sin duda alguna, la magia de esta entidad se encuentra en la sencillez de sus gentes. «Somos una asociación sencilla a la que nos gusta el tú a tú», apostilló Diavicencia.

La presidenta de CISMI, Nadia Bouzid, es marroquí, llegó a Sevilla cuando tenía 25 años y ya es abuela. «Aquí lo tengo todo. Nací en Tánger, pero yo soy de aquí», explica Bouzid. El CISMI se fundó en 2006 y su presidenta entiende que para la mediación intercultural lo primero es la mediación social. «Antes que nada hay que sentirse ciudadano y después llega la mediación intercultural», aclara Bouzid, cuya acción también se desarrolla en los colegios con el proyecto Manos con la escuela, que busca involucrar a colegio y familias en la educación de los niños.