Son y están

«He cumplido mi ilusión: hacer medicina privada muy efectiva y con criterios de servicio público»

Pascual Sánchez Martín. Fundador y Director de Ginemed. Desde Sevilla inició hace 30 años la creación de un centro médico ginecológico que ha convertido en referencia de la reproducción asistida

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
30 dic 2021 / 07:09 h - Actualizado: 30 dic 2021 / 07:13 h.
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  • El doctor Pascual Sánchez Martín es el fundador y director médico de Ginemed. / El Correo
    El doctor Pascual Sánchez Martín es el fundador y director médico de Ginemed. / El Correo

Cuando comenzó esta entrevista en su despacho, en vísperas de Nochebuena, consultó en su ordenador para responderme a una pregunta y constató que en ese instante Ginemed llevaba realizadas en 2021 un total de 394.158 consultas. Acaban el presente año con unas dos mil más, que suponen un incremento de 100.000 respecto al ejercicio 2020, todo ello desde su red de centros en Sevilla, Madrid, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Murcia, Huelva, Cádiz y Lisboa; y mediante su servicio de consultas virtuales, con personal disponible para varios idiomas, pues su web ofrece información en español, inglés, francés, alemán, italiano, portugués, ruso y chino. Pascual Sánchez, de 59 años de edad, fundador y director de Ginemed, tiene motivos para sentirme muy satisfecho en puertas de su trigésimo aniversario. Con 330 profesionales en plantilla y 26 millones de euros de volumen de negocio, consolidado como grupo sanitario de referencia en ginecología, obstetricia y reproducción asistida, con técnicas de laboratorio punteras en fecundación in vitro, ovodonación o embriodonación. Realizan más de 10.000 tratamientos de fertilidad al año.

En 2021 ha recibido junto a su hermano Fernando, codirector de Ginemed, la Medalla de la Ciudad de Sevilla, en reconocimiento a su labor emprendedora e investigadora en pro de la salud reproductiva y de la mujer. Y también en 2021 ha tenido lugar la integración de Ginemed en GeneraLife para conformar el mayor grupo de reproducción asistida en el sur de Europa.

¿En su familia hay precedentes de dedicación a la medicina?

No. En Salamanca, donde nací, mi padre era sastre, y tenía una sastrería, mientras que mi madre trabajaba en una oficina donde se tramitaba la concentración parcelaria de tierras de agricultores. Somos tres hermanos y estamos juntos trabajando en Ginemed. Mi hermano Fernando, tres años más pequeño, también hizo Medicina, y también la especialidad de ginecología. Mi hermana Eva cursó Empresariales y tiempo después dejó su trabajo en Salamanca para incorporarse a nuestra empresa con el fin de llevar las cuentas. De joven yo no tenía vocación por la medicina, lo que me gustaba era la arquitectura. Mi padre prefería que estudiara una carrera que pudiera hacer en Salamanca, y elegí la de Medicina. Cuento esta anécdota porque pienso que en la vida la vocación por una profesión se hace, no se nace con ella. Desde que me dediqué a fondo a estudiarla, me apasiona. Y un ginecólogo que me dio clases hablaba con tanta pasión de esa especialidad que por eso la escogí.

¿Qué le comentaba?

Que la ginecología es tan especial que trabajas con dos pacientes: la madre y el bebé. Es cirugía porque se opera, es endocrino porque es muy importante el conocimiento de las hormonas. Y tiene una experiencia sin igual, emocionante: la tocurgia, los partos.

¿Por qué empezó en Sevilla?

Era 1986, y para hacer el periodo de médico interino residente (MIR) vi que el primer hospital español en número de partos estaba en Canarias. A Canarias no quería trasladarme. Y el segundo era el Virgen del Rocío. Por eso lo elegí. En esa época, tenía lugar un promedio de 90 partos al día. Eso daba muchas opciones a practicar y aprender. Acerté con la elección.

¿Cómo decidió dar el paso para crear un centro médico propio?

Cuando yo llegué a Sevilla y me incorporé al Hospital Virgen del Rocío, era un centro sanitario completamente volcado hacia su función asistencial. Y tenía poca docencia. Casi todos los cursos los hice en Barcelona, en el Instituto Dexeus, que era considerado el mejor de España en ginecología. Siendo privado, me llamó mucho la atención lo bien que funcionaba con criterios de servicio público. Muy bien organizados los protocolos de trabajo, la recogida de datos, etc. Mi ilusión fue hacer eso: una medicina privada que sea muy efectiva, volcada a los resultados, pero como los grandes servicios públicos que conocí previamente en ciudades como Salamanca. Y he cumplido esa ilusión.

¿Dónde comenzó?

Siempre he estado en Triana y su entorno. Empezamos en 1992 en el número 2 de la Avenida República Argentina, alquilando la antigua consulta del Dr. Agüero, ginecólogo que había fallecido. En poco tiempo se nos quedó chico, nos pasamos al número 6 de esa calle, donde compramos dos pisos, los unimos y abrimos el primer laboratorio de reproducción. Ya se había incorporado mi hermano, y una médico, continuamos creciendo y desde el año 2002 montamos nuestra sede principal en la calle Farmacéutico Murillo Herrera.

¿Era usual el prejuicio hacia las técnicas de reproducción asistida para tener hijos?

Sí. Cuando abrí la consulta, hacía obstetricia, ginecología, y después incorporé la reproducción. Y había hombres que me decían: “No quites la consulta de ginecología, porque si me ve algún cliente entrar, va a saber que tengo un problema de fertilidad. Pero yo siempre puedo decir que vengo a una revisión ginecológica”. Y recuerdo la primera mujer que nos solicitó asistencia para ser madre siendo soltera. Era una profesional liberal de prestigio. Me comentó: “Me he hecho mayor. Siempre he querido casarme y tener hijos. Pero lo de casarme voy viendo que cada vez será más difícil. Y lo de tener hijos, si lo dejo más, también. He decidido que voy a tener el hijo. Y si encuentro una pareja, me va a querer igual si tengo un hijo que si no lo tengo”. Se quedó embarazada a la primera. Esos tabúes han ido desapareciendo. La sociedad ha cambiado para bien. También se han disipado recelos que se tenían en la Iglesia Católica.

¿Cuál fue su siguiente gran salto en el desarrollo de Ginemed?

Cuando el grupo Nisa (ahora Vithas) abrió en 2007 su hospital en el Aljarafe y trasladamos allí toda nuestra actividad del servicio de obstetricia. Estaban tan contentos con el resultado que poco después nos ofrecieron extendernos fuera de Sevilla. Comenzamos en Valencia, funcionó muy bien, y a partir de ahí nos atrevimos a abrir en Lisboa, en Madrid, y en otras ciudades. Para todo ello aplicamos una ventaja: todo estaba protocolizado y las historias clínicas estaban informatizadas. Desde cualquier lugar podíamos trabajar con el mismo modelo, y consultar, y comprobar la actividad médica. Y gestionar de modo avanzado gran cantidad de datos nos ha permitido una labor continua de investigación y mantenernos a buen nivel científico, que a su vez nos permite formar a nuestro equipo y tenerlos siempre actualizados en sus capacidades, lo que aumenta su motivación en el ejercicio de su actividad profesional.

En estas décadas han confluido numerosas circunstancias, como la escasa natalidad, el retraso en la edad de tener hijos, las dificultades para conciliar maternidad y trabajo estable, y en paralelo el desarrollo científico y médico de las técnicas de fecundación. ¿Cómo analiza la evolución de esa interacción?

Confirmar que contribuimos a la mejora de la sociedad. Aunque en términos absolutos nosotros ayudamos a poner un parche, no podemos arreglar la raíz del problema: las grandes dificultades que tienen los jóvenes para vivir bien si deciden ser padres y madres. En países como España los poderes públicos aún no han sabido resolverlo. La incorporación de la mujer al mundo laboral lleva parejo, lógicamente, que la mujer quiere tener un buen trabajo, realizarse, y alcanzar su independencia. Muchas veces, formar una familia supone un lastre para eso. Y los incentivos y descuentos son muy pequeños, no sirven para aumentar la natalidad, tan necesaria para que tengamos población que sostenga las futuras prestaciones sociales y pensiones. El 95% de nuestras tatarabuelas, bisabuelas y abuelas tenían a los 30 años de edad ya terminadas de crear sus familias. Hoy en día, el 95% no están ni empezadas a los 30 años de edad. Ese enorme cambio no ha llegado por gusto. No es que las mujeres de hoy carezcan de espíritu maternal, sino que la sociedad se lo pone muy difícil para sustentar una familia.

¿Qué sugiere?

Extender a muchos más situaciones el incentivo a quienes tienen hijos. Por ejemplo, eliminar o reducir en las empresas privadas el pago de cotización por contratar trabajadores jóvenes con un hijo o más. Asignar puntos en las oposiciones a las mujeres jóvenes con un hijo o más, que tendrán menos tiempo de preparación y han de hacer un esfuerzo mayor. Y así sucesivamente en otros ámbitos para agradecer el esfuerzo de quienes contribuyen aportando hijos a la sociedad.

En su web tienen una sección en la que indican que atienden a familias de 'papá-mamá', de 'mamá sola' y de 'mamá-mamá'. ¿Cuántas mujeres acuden a ustedes para tener hijos en solitario o con pareja femenina?

Son ya un 20% de las que atendemos. Refleja el cambio de modelo social y de identidad femenina. Antaño, la dependencia respecto al hombre era casi absoluta. Recuerdo en mi juventud cuando mi padre autorizó a mi madre para tener cuenta bancaria separada. Hoy en día, eso es impensable. Sí se nota aún diferencia de mentalidad entre el ambiente cosmopolita que tenemos en nuestra sede central en Sevilla, con personas de múltiples procedencias, respecto al que hay en pequeños pueblos a los que vamos para atender consultas.

¿Qué porcentaje de mujeres procede del extranjero?

Para reproducción, el 30% son de fuera de España. Antes eran más aún, porque de Italia recibíamos muchas pacientes dado que en su país estaba casi todo prohibido (donación de óvulos, donación de esperma,...) y viajaban a España. También acudían muchas francesas, porque las solteras o las parejas de mujeres no tenían derecho a la reproducción asistida. En ambos países las legislaciones han sido reformadas y ya pueden hacerlo sin salir. Hay otro factor de atracción: muchas personas viajan para estos temas a España por la calidad de la medicina reproductiva en nuestro país, que está entre las tres mejores del mundo. En Europa somos el país con más centros de reproducción, y la competencia ha estimulado la consecución de resultados, la reducción de costes. Todo eso lo saben los profesionales del sector, se explica en los congresos mundiales. Además, la Sociedad Española de Fertilidad y el Ministerio de Sanidad han sido muy transparentes publicando resultados. Todo eso ha elevado a la medicina reproductiva española al nivel de referencia.

Destaque una de sus ventajas competitivas.

Estamos muy especializados en resolver los fallos de implantación, mejorando con la pericia de nuestro equipo el proceso de selección natural que tiene lugar con los espermatozoides, para elegir la muestra que se utiliza. Porque tradicionalmente se ha considerado que si una pareja no podía tener niños era por problemas en la mujer, cuando en realidad muchas veces la causa principal del problema está en el hombre. Recurren a nosotros muchas personas que han intentado la implantación cinco, ocho, diez o doce veces. Los escandinavos son los que tienen más constancia. Los de países mediterráneos tienen menos paciencia, se dan menos oportunidades de fallar.

¿Cuánto tiempo han de permanecer las mujeres con ustedes durante un tratamiento?

Dos o tres días en los procedimientos normales, y procuramos que sea en fin de semana. Y en los más largos solo están una semana. Periodos cortos gracias a las ventajas que nos aporta internet. Solo necesitan venir para lo relacionado con el laboratorio de reproducción. Para todo lo demás se coordina con el ginecólogo que tienen en su país, al que indicamos qué ha de medir haciendo la ecografía, y con el laboratorio donde hacerse análisis. Nos envían las pruebas y las analizamos sobre la marcha. Con las pacientes hablamos muchas veces por videoconferencia, antes y después de su viaje.

¿Cómo deciden el uso de los espermas o de los óvulos para cada persona?

Está sistematizado en pos de intentar que sea lo más parecido a esa persona. Y lleva todas las garantías posibles hoy en día: estudios de salud, estudios psicológicos, estudios genéticos. Y se manejan muchos parámetros para intentar alcanzar la mayor semejanza posible. Incluimos también programas de ordenador para reconocimiento facial que buscan el parecido físico entre personas. Y después hay que tener en cuenta la epigenética, que es modulada mucho por el ambiente, por lo que hacemos con esos genes.

Veo que en redes sociales como Instagram ofrecen sesiones informativas por parte de sus médicos desde Valencia, Bilbao, etc.

Siempre hemos tenido un gran interés por llegar a la sociedad. La apertura en internet cambió la medicina. Hoy en día, los pacientes acuden mejor informados que tú sobre algunos temas. Y hay personas que se expresan con más soltura para formular preguntas en las redes que en un despacho.

El presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona, está informando a la opinión pública sobre la grave precarización del trabajo realizado en la medicina privada, sobre todo el ofrecido por las aseguradoras. Ha demostrado con cifras que muchas consultas se pagan igual que hace 25 años. ¿Cuál es su opinión?

Las aseguradoras se percataron de que podían ofrecer a la población por un módico precio el acceso a médicos de muchas especialidades. Al médico le compensaba atender a pacientes con tarifas por debajo de las suyas porque la aseguradora le garantizaba un alto número de pacientes. Pero cuando llegó más competencia, bajaron los precios de los seguros. Hasta el punto de que hoy no existe un solo seguro médico que cueste tanto como el seguro a todo riesgo del coche. Y todo se ha desequilibrado: en muchas especialidades médicas no se ha subido en 20 años la tarifa, ni siquiera se ha repercutido la inflación. Para evitar eso hay que establecer regulación a través de los colegios médicos, y que existan en la medicina honorarios mínimos, con actualización anual, igual que los hay en la abogacía ya sea para tramitar un divorcio o para asesorar a una comunidad de vecinos. Tiene razón Alfonso Carmona cuando critica que el problema se está agravando.

¿Cuántos alumnos tiene en el Máster de Reproducción Humana que coordina con la Universidad de Sevilla?

Son sesenta, es el tope, se cubren todas las plazas. En 2022 va a ser la decimosegunda edición y lo codirijo con Guillermo Antiñolo, catedrático y jefe de Obstreticia y Ginecología en el Hospital Virgen del Rocío. Desde el segundo año la parte teórica se imparte online y las prácticas se hacen en Ginemed o en el Hospital. El próximo año, además, vamos a iniciar un segundo máster, con la misma colaboración, y dedicado a la terapia fetal. Analizando al feto como paciente para tratamientos y para cirugías.

¿Qué otras novedades tienen previstas para el 2022?

Introducir la inteligencia artificial en la gestión de las historias clínicas para aportar automáticamente a nuestros médicos, y en cualquier idioma, la toma de decisiones sostenidas o ayudadas, y simplificar su trabajo. Por ejemplo, si aparece un sobrepeso y un nivel alto de colesterol, pues que a la vez se incluyan consejos concretos. En la innovación tecnológica e informática para facilitar los procesos médicos es donde nos vamos a volcar más. Con traducciones automáticas que nos abran más puertas a la internacionalización. Y seguiremos manteniendo todas las líneas de formación y de investigación.

¿Cuáles son los países donde primero quieren implantarse?

En Latinoamérica, donde hay tantos factores comunes, y su población se siente cómoda relacionándose con los españoles. Hay conversaciones para estar en Perú, en México, en Panamá,... Depende de los acuerdos que logremos con el grupo empresarial con el que estamos negociando, empezaremos por uno de esos países. Lo importante es asegurar el control de lo que vayas a hacer, para que lo que se ofrezca se corresponda con lo que tienes diseñado.

¿Cómo es su vida como habitante de Sevilla?

Resido en el casco antiguo de Triana. Me encanta el espíritu de vecindad que hay, es una relación de convivencia muy agradable. Estoy plenamente identificado con Sevilla. Es donde han nacido mis hijos, tengo grandes amistades. Soy castellano pero me gusta el carácter del sur, el trato, la conversación, el amor a la vida y no solo al trabajo, el saber compartir buenos momentos con los demás. La ciudad es una maravilla para relajarse y a los pacientes que vienen a tratamientos de reproducción les aconsejamos que aprovechen su estancia para descubrir Sevilla y disfrutarla. Y nos agradecen la recomendación, hasta el punto de que algunos regresan años después.