Basta con mirarle a los ojos para ver que su vida no ha sido fácil pero, aún así, nunca ha perdido la sonrisa. Incluso cuando le ha tocado darle un buen tirón de orejas al alcalde de turno, desde Manuel del Valle al actual, Juan Espadas. Todos han conocido su discurso reivindicativo y vehemente. Razones no le han faltado. Para Francisco López (Conil de la Frontera, 1932) por encima de todo siempre ha estado Los Carteros, el barrio en el que instaló su residencia hace cuarenta años después de que su trabajo en Astilleros le trajera de San Fernando a Sevilla unos años antes. Este sábado sus vecinos le han devuelto el cariño y las horas de trabajo en un acto de reconocimiento público (y por sorpresa) que se ha celebrado al finalizar la asamblea ordinaria de la asociación Andalucía-Los Carteros que preside desde su fundación.
A esta «mancha de casas blancas» que era Los Carteros en 1975 aterrizó Paco y su familia para ganar espacio frente al piso que tenían en la cercana barriada de Begoña y después de una primera estancia en Elcano, junto a Astilleros. Ya eran nueve en casa, pues él y su esposa contaban con siete hijos (los dos pequeños nacieron aquí). Sus primeros recuerdos de Los Carteros son de «calles de barro» por las que discurría «un canal» con aguas fecales. Una imagen que resumía el estado en el que se encontraba la zona. «Estaba todo por hacer pero teníamos tanta ilusión», ha recordado este histórico líder vecinal, que siempre ha contado con la colaboración de Gregorio Morales en las mil y una batallas vecinales que le ha tocado lidiar.
«Vivimos una época inicial muy reivindicativa, con manifestaciones y cortes del tráfico de la avenida de Pino Montano para que pusieron semáforos en las calles», repasa Gregorio, quien también guarda en su memoria otros trances más complicados, como el arreglo de calles o las viviendas. Nada que Paco, el don erre que erre de los vecinos, no resolviera «con horas y horas de reuniones y de un ir para allá entre Ayuntamiento, distrito o lo que hiciera falta. No le quedaban puertas a las que llamar».
De ello dan fe las fotografías en las que se puede ver a Paco con Alejandro Rojas Marcos o con Alfredo Sánchez Monteseirín, cuando el Plan de Barrios les puso al fin al mismo nivel que el resto de la ciudad e hizo de estas cinco calles «un barrio más de Sevilla». También sus hijos, en concreto el que lleva su mismo nombre, recuerda cómo se consagraba al barrio en cuerpo y alma. «A las ocho o nueve de la mañana, ya estaba en la calle resolviendo o bien escuchando problemas de los vecinos. En casa era un sinvivir y parecía que estaba en la oficina: todo el día llamando y revisando papeles. Creo que hay que estar hecho de otra pasta para aguantar este ritmo». Eso o que el secreto está en cumplir años de cuatro en cuatro años. El próximo 29 de febrero hará 84.
Pero en este camino de lucha vecinal también ha habido momentos de alegría con las actividades culturales y de convivencia que siempre se ha promovido desde la entidad vecinal Andalucía-Los Carteros. Buen ejemplo de ello, son las velás que se celebraban antaño y en la que «tan buenos ratos se echaban» o las actuaciones flamencas –una de las grandes aficiones que cultiva Paco– en la Peña El Manantial y por donde han pasado grandes artistas de lo jondo.
Esta catedral del arte ha servido este sábado para acoger el reconocimiento a este histórico del movimiento vecinal, que nunca ha querido ningún agradecimiento público. El acto, además de una amplia representación de la directiva de la asociación y de vecinos anónimos, contó con la presencia de la delegada del Distrito Norte, Myriam Díaz, así como de representantes del cercano centro cívico de Los Carteros y de Emasesa. «El barrio es mi vida y nunca tendré tiempo para dar gracias por tanto como me ha dado», concluía el que es el alma del barrio. 40 años al pie del cañón son sus mejores credenciales.