Crónicas dominicales

La censura que no cesa: CBS, Twitter, Facebook, Disney, YouTube, Al

07 feb 2021 / 04:41 h - Actualizado: 06 feb 2021 / 20:52 h.
"Crónicas dominicales"
  • La censura que no cesa: CBS, Twitter, Facebook, Disney, YouTube, Al

Según la cuarta definición del diccionario de la RAE, censurar es: “Dicho del censor oficial o de otra clase: Ejercer su función imponiendo supresiones o cambios en algo”. En pocas palabras, censurar es impedir que los otros sepan o conozcan algo que les puede servir para su formación como seres humanos. Saber y conocer no es lo mismo. Saber es tener noticias de que existe algo, conocer es comprender ese algo mediante el análisis intelectual, científico. Yo puedo estar informado de que existe Sevilla pero no conocerla ni siquiera viviendo en ella. Para conocer hay que complicarse más la vida, desde la observación hasta la comprobación.

Censurar por exceso o por defecto

Umberto Eco afirmaba que la censura puede ejercerse de dos maneras. Una la acabo de reflejar utilizando el diccionario. La otra se ejerce de la forma exactamente contraria: por hiperinformación. Tanto la prohibición como la hiperinformación conducen a estados similares: a la ignorancia del significado profundo de algo o de alguien. En la actualidad padecemos ambas formas de censura: la explícita -se prohíbe y punto- y la implícita: un torrente de datos, nombres y hechos que nos golpean el cerebro y producen una especie de shock mental porque la mente no puede descodificar todo lo que le llega, para eso precisa seleccionar y, lo que es más difícil, saber seleccionar e interpretar después lo seleccionado.

Personalmente he sufrido primero la censura franquista y después la actual, la posmoderna que, valiéndose de términos como machismo o racismo, me tratan como a un ser incapaz de razonar o como a un psicópata y me privan de conocer o de saber la existencia de algo. Gracias a un factor básico en la vida y en la ciencia -la experiencia- busco conocimiento por otras partes y no logran engañarme del todo pero a futuras generaciones de enseñantes, de ciudadanos y de investigadores sí les están arrebatando la posibilidad de enseñar ya que tenemos ante nosotros otra versión de la lista de libros prohibidos que elaborara la Iglesia y que ahí estuvo desde el siglo XVI hasta el XIX.

El buen profesor y los buenos educadores en general -padres, madres, maestros, monitores, guías- enseñan tanto con lo que consideran positivo como negativo. Esta división bien-mal es puramente moral, algo impuesto por quienes ganan las guerras porque de todos es sabido que si la Segunda Guerra Mundial hubiese sido ganada por el frente nazi-fascista ahora los conceptos que tenemos con un significado poseerían otro bien distinto. Por consiguiente, aunque culturalmente nos guiamos por unas definiciones, no hay que aferrarse tanto a ellas desde un punto de vista intelectual, es mejor desde esta perspectiva situarse “más allá del bien y del mal” para alcanzar una panorámica lo más acertada posible de cuanto nos rodea.

La censura ante los ojos de todos

La bueno que tiene la nueva censura actual es que en no pocas ocasiones todos podemos verla en vivo y en directo. En el mundo del periodismo, la autocensura y la censura desde arriba se ejercen a diario en las redacciones. Los redactores de a pie tienen la obligación de saberse el “catecismo” de la empresa y, si lo ignoraran y actuaran fuera de sus prédicas, ahí están sus jefes para enderezarles la conducta, jefes que, a su vez, tienen otros jefes fuera de la redacción, desde los accionistas directos e indirectos hasta los públicos porque existen unos censores llamados públicos que son los clientes de los medios que dejan de consultarlos en cuanto les digan demasiado aquello que no deseen leer, oír o ver. Antes de que eso suceda lo evitará la propia empresa.

Por ejemplo, si yo en este diario reflexiono sobre asuntos y lo hago de forma distinta a como la educación y la psicología de ustedes lo exigen, aunque mi reflexión sea sólida y respetuosa, ustedes, por regla general, me rechazarán pero para que no suceda eso los medios se encargan de “fichar” a quienes no alteren demasiado las neuronas de ustedes. Y la paradoja es que mientras más grandes sean los medios más se cuida eso. Por tanto, puede hallarse mucha menos censura -o ninguna- en los medios locales -como éste- que en los medios estatales aunque ya con Internet esos términos hay que relativizarlos puesto que les aseguro a ustedes que si yo quiero que desde esta esquinita del periodismo me escuchen en donde sea, lo logro.

Precisamente por lo que acabo de afirmar, la censura aumenta paulatinamente su poderío. Si el humano goza de más posibilidades de acción libre, es preciso controlarlo más. Lo positivo es que ya no se queda en el secretismo de las redacciones de los medios, esos que le piden transparencia a todo el mundo y sin embargo ellos se aplican el viejo dicho de “Justicia, señor, pero por mi casa no”. Ahora hay quien se queja de que Twitter o Facebook los ha desconectado, los han bloqueado, desde Trump hasta un diario digital pionero en España llamado Hispanidad. Y es que no debemos olvidar que, por mucho éxtasis que hayan experimentado los apóstoles de la informática que llevan ya decenios hablando de la revolución Internet, Internet es una empresa privada y alguien tiene el enchufe que conecta y desconecta cuando lo estima oportuno.

La CBS y YouTube, en primera fila

Antes de centrarme un poco en la censura a la vista de todos que desarrolla la Red, digamos que en Estados Unidos la censura ha sido una constante. No tengo espacio para explicarles aquí cómo ha actuado contra numerosos periodistas de investigación pero sí para narrarles algunos casos centrados en la cadena de televisión CBS. Me detengo en EEUU porque la propaganda descarada que se desarrolla en Occidente a su favor contrasta con lo que se silencian sus malas prácticas. Hay quintacolumnistas en la radio española que utilizan mucho la frase “en Estados Unidos esto no pasa”, para ensalzar a aquel país a costa de tirar por tierra a España, algo muy barriobajero porque no hace falta tirar piedras contra lo de uno para dejar a lo ajeno por encima a menos que estés hablando o escribiendo al dictado de alguien que te paga de alguna manera.

Cuando en los años noventa la CBS se unió a la Westinghouse en esos extraños, pero lógicos matrimonios que se consuman en el mercado, un reportaje de investigación sobre los malos efectos del tabaco fue censurado por la CBS. El asunto saltó a las páginas de algunos medios y hasta fue llevado al cine con acierto en esa forma de ser tan magistral -todo hay que decirlo- que tienen en EEUU de ser a la vez pirómanos y bomberos y sacarle dinero a ambas conductas. La película que retrató aquello se llamó El Dilema que en su versión original la conocemos como The Insider (El Informador). ¿Por qué se censuró aquel reportaje? Porque afectaba a los intereses de las dos grandes corporaciones que se iban a unir.

Las secuencias clave de esa película han desaparecido de YouTube, lo he podido comprobar por mí mismo, ya no puedo mostrarlas a mis alumnos desde YouTube para enseñarles cómo funciona el poder. Por supuesto, las conservo por otros medios.

Tampoco se puede localizar fácilmente en YouTube, como sucedía el año pasado, el documental en español denominado Sombras de libertad. Fue elaborado en 2012 desde Inglaterra y en él aparecen periodistas y profesores de EEUU denunciando la telaraña de intereses que existe detrás de los grandes medios de aquel país así como casos de censuras a periodistas de CBS debido a pactos empresariales entre la propia CBS y empresas como Nike. En España fue emitido por Documentos TV que ya no lo ofrece en su sección a la carta con el argumento de que lo prohíben los derechos de autor, algo muy socorrido en YouTube junto a restricciones por supuesto riesgo a la sensibilidad de los menores, como ocurre con las filtraciones de matanzas del ejército norteamericano contra civiles en Bagdad, filtrados por Julián Assange a través de Wikileaks. Otro de los argumentos de censura de YouTube es el rechazo de una especie de asociación de receptores a los que les ha parecido conveniente denegar el acceso a algún documento audiovisual.

Por supuesto, como Internet ofrece múltiples vericuetos, Sombras de libertad no permanece en el olvido total gracias a otras iniciativas que llegan desde Chile o desde Venezuela. No obstante, no puedo asegurar que dentro de poco tiempo el enlace siga disponible por lo que mi consejo es que todo aquello que les interese lo bajen de la Red de inmediato, estoy detectando que lo que molesta fuertemente al poder que está detrás de la Red sufre una “deslocalización” rampante aunque no va a ser fácil controlar a los públicos, siempre que quede un sector de mente inquieta, algo que cada vez es más extraño.

Proyect Censored

Para quienes deseen conocer parte de la censura que se lleva a cabo en el llamado “país de la libertad” les recomiendo la web Proyect Censored, elaborada por periodistas y profesores de los propios EEUU, por supuesto, todos considerados rojos, antipatriotas y demás gaitas que utiliza el poder para seguir ejerciendo como poder, tal es su obligación. La web se elabora en pro de una prensa libre, según se especifica en ella.

Hay en esta web un espacio titulado “Las 25 mejores historias censuradas de 2019-2020”, que existe gracias a la iniciativa de profesores y alumnos de varias universidades estadounidenses. “En 2019-2020 -afirma la web- Project Censored revisó más de 300 historias de Noticias Independientes Validadas (VIN, siglas en inglés) que representan los esfuerzos colectivos de 308 estudiantes universitarios y 32 profesores de 19 campus universitarios y universitarios que participaron en el Programa de Afiliados del Campus del Proyecto durante el año pasado”.

Proyect Censored existe desde bastante antes de que Donald Trump llegara al poder, la censura en USA tiene una larga historia, la serie The Newsroom fue retirada cuando su audiencia subía considerablemente. ¿Saben de qué iba? De lo que llamo las tripas del periodismo, lo que está detrás de una profesión tan necesaria como obstaculizada.

Disney sigue velando por nosotros

Como somos idiotas y podemos ser influenciados por mensajes racistas y machistas y quien escandalizare a un niño más vale que le ataren una piedra de molino y lo tiraran al mar, Disney sigue controlando y descatalogando a algunas de sus creaciones. Iker Cortés informa: 'Dumbo', 'La dama y el vagabundo', 'El libro de la selva', 'Los aristogatos' o 'Peter Pan' han sido retiradas del catálogo infantil de Disney+. No, los clásicos de animación de la casa del ratón Mickey no han desaparecido de la plataforma de vídeo bajo demanda, pero solo se podrá acceder a ellos desde las cuentas supervisadas por adultos. ¿La razón? Disney considera que estos largometrajes incluyen «estereotipos y contenidos racistas».

Lo curioso del caso es que ya antes Disney había decidido advertir al inicio de estas series: «Este programa incluye representaciones negativas o tratamiento inapropiado de personas o culturas. Estos estereotipos eran incorrectos entonces y lo son ahora. En lugar de eliminar este contenido, queremos reconocer su impacto nocivo, aprender y fomentar que se hable sobre él para crear, entre todos, un futuro más inclusivo».

Exacto, advierta usted lo que quiera pero no retire los documentos, no los censure porque en efecto, si lo hace, si se hace cada vez más, ¿cómo vamos no sólo a educar sino a investigar sobre esos temas? En abril de 2019 unas feministas quemaron en Cataluña cuentos infantiles, -como los nazis y la ortodoxia comunista- algo que se había hecho en México un mes antes porque eran supuestamente machistas. En tal caso, déjenlos porque la educación se desarrolla a través de lo empírico, no sobre palabras que los niños y las niñas deban creer mediante un acto de fe, si así fuera no hemos avanzado mucho en relación con la lista de libros prohibidos y el adoctrinamiento religioso en general.

Y en esto llegaron Twitter, Facebook y AI

Nos estamos acostumbrando ya a las censuras y no me extraña porque la censura a quien fastidia de verdad creo que no es al público, a la masa, sino a ese segmento de personas respondonas o muy respondonas, a las personas pensadoras que no se conforman con lo primero que les digan o no les gusta exclusivamente jugar. Las quejas por la censura en Twitter o Facebook son cada vez más numerosas. Ya he citado a Hispanidad que lo ha denunciado: “Facebook ha bloqueado, es decir, censurado, la crónica publicada por Hispanidad esta madrugada sobre ¡la toma de posesión de Joe Biden! Sí, en serio. Razón aducida: “No se puede enviar tu mensaje porque incluye contenido que otras personas de Facebook reportaron como ofensivo”.

El periodista Juan Manuel López-Zafra ha denunciado varios bloqueos de Twitter a sus mensajes. Son dos casos que cito, determinado por el espacio razonable de un texto periodístico, para llamar la atención sobre este problema, pero por desgracia ya tenemos un nuevo campo de estudio por delante. El citado periodista escribe: “Las redes sociales mayoritarias han establecido mecanismos de censura que los usuarios aceptamos por el mero hecho de seguir escribiendo”.

López-Zafra recoge unas ideas de Thomas Sowell en relación con uno de los pretextos que se usan hoy para censurar: “El concepto de 'microagresión' es solo una de las muchas tácticas utilizadas para reprimir las diferencias de opinión al declarar que algunas opiniones son 'discursos de odio', en lugar de debatir esas diferencias en un mercado de ideas. Acusar a las personas de agresión por no alinearse con la corrección política es preparar el escenario para justificar la agresión real contra ellas”.

Amnistía Internacional (AI), con tal de seguir ganando adeptos y por tanto subvenciones, ve fantasmas donde acaso no los haya: “Amnistía Internacional ha emprendido una campaña global para pedir que se prohíba el uso de los sistemas de reconocimiento facial como forma de vigilancia masiva, porque amplifica la actuación policial racista y amenaza el derecho de manifestación”.

Esta idea parte de Nueva York y está siendo propagada durante 2021 sobre la base de especulaciones y sospechas: “La tecnología exacerba el racismo sistémico, porque puede afectar de manera desproporcionada a las personas de color, que son ya objeto de discriminación y violaciones de sus derechos humanos a manos de los agentes encargados de hacer cumplir la ley. Las personas negras son también las que mayor riesgo corren de ser identificadas erróneamente por los sistemas de reconocimiento facial. El reconocimiento facial entraña el riesgo de que los organismos encargados de hacer cumplir la ley lo utilicen como instrumento contra las comunidades marginadas en todo el mundo”. Tales son los argumentos centrales, tan lógicos como peligrosos porque se abre la espita a otros prejuicios en el futuro, que conducen a la censura, todo en nombre de la probidad absoluta, de la democracia más pura, de la perfección interesada e imposible.

Conclusión

Cuidado con estos síntomas porque anuncian un nuevo totalitarismo esta vez vestido de democracia y derechos humanos. Al igual que madre, libertad de expresión solo hay una, quien debe censurar es la ética y la moral a título personal de cada uno y su conciencia y empatía y, si no es así, una Justicia Verdaderamente Independiente, no las empresas ni los medios ni las ONGs y demás aparatos del régimen posmoderno.