La difícil tarea de educar a los hijos

Turismo. Muchos padres inscriben a los niños en campamentos porque no pueden estar con ellos por sus trabajos. Los hijos demandan realizar actividades con sus progenitores

29 jun 2017 / 15:16 h - Actualizado: 30 jun 2017 / 15:21 h.
"Turismo","Educación","Qué hacer con los niños en verano"
  • Un grupo de niños realizando una actividad al aire libre durante un campamento de verano. / Efe
    Un grupo de niños realizando una actividad al aire libre durante un campamento de verano. / Efe

Han llegado las vacaciones y en muchas casas ya se ha planteado la cuestión: «¿Qué hacemos con los niños si tenemos que trabajar». Esa frase que acaba de leer puede ser una de las más pronuncias en buena parte de los domicilios sevillanos (y españoles) cuando llega esta época. En una familia media, suele ocurrir que tanto el padre como la madre trabajen y tenga que tirar del ingenio, o del bolsillo, para que los niños pequeños no se queden solos en casa.

Esa es la primera premisa, que no estén solos porque son aún chicos, pero también los padres quieren que aprovechen el tiempo al máximo, que hagan muchas actividades que complementen su formación y que no pasen demasiado tiempo ociosos sin hacer nada productivo. Otros, por contra, creen que tantas actividades no son necesarios y lo que realmente hace falta es pasar más tiempo con los hijos.

Así lo explica Marta Abadía, madre de tres niños de 10, 9 y 6 años. Durante el verano ha inscrito a los hijos en un campamento en el que durante todas las mañanas realizan actividades deportivas, juegos, etc. Aunque se desarrollen en el mismo colegio al que los niños van durante el año, los chavales no tienen la sensación de tengan que seguir yendo a clase y todavía no estén disfrutando de las vacaciones. «Ellos me pidieron que querían ir a ese campamento, porque lo pasan bien y aunque están en el colegio al que van todos los días no dejan de hacer actividades, juegos, deportes, etc», explica la madre.

La principal razón de que Abadía y su marido lleven a los niños al campamento es que tanto ella como su marido trabajan, y no es fácil que alguien se pueda quedar con los tres hijos. Al trabajar Marta sólo por las mañanas, se puede permitir hacer el esfuerzo económico que supone este campamento. «Son unos 25 euros por niño a la semana. Pero si van al aula matinal hay que pagar algo más, igualmente si comen allí o si se van más tarde de las dos de la tarde. Al final sumas y sumas y es un buen dinero al mes. Mi marido y yo tenemos sueldos dignos pero aquellas personas que cobren mil euros, o incluso por debajo, seguramente no puedan hacerlo».

Por las tardes, Marta intenta buscarles alguna actividad a los niños y los suele llevar a la piscina de casa de sus padres, pero sí reconoce que al final están ociosos mucho tiempo. «Los niños, al menos los míos, necesitan salir a la calle, correr, jugar y divertirse. En casa al final están un poco ociosos. Y las vacaciones son para descansar pero cambiando de actividad, no para no hacer nada. Es bueno estar con ellos y educarlos. Muchos padres hoy día prefieren llevarlos a algún sitio o darle una tableta para que se entretengan y cuando terminan las vacaciones están hartos de los niños», lamenta Abadía.

Por último, está trabajadora y madre de familia numerosa considera que el curso escolar debería comenzar el 1 de septiembre y no a mediados de mes como ocurre actualmente. «En algunos centros privados ya se está haciendo así, aunque en los centros públicos porque los funcionarios seguramente se van a negar, y son un colectivo muy fuerte», concluyó Abadía.

Desde el punto de vista psicológico, las vacaciones también su importancia a la hora de la educación de los niños, porque los padres pueden en este tiempo está más tiempo con sus hijos, algo que habitualmente no pueden en el día a día y termina repercutiendo en el rendimiento del niño. Virginia Moreno, psicóloga, explica que los niños de hoy día suelen presentar síntoma de estrés porque el nivel en los colegios es alto, «y a eso le añades todas las actividades que realizan porque los padres quieren que hagan muchas cosas. Al final, van de un sitio a otro y no tienen tiempo para ellos, para jugar y para descansar», lamenta la experta. También recuerda que estos niños, al final, terminan con un problema de autoestima porque «ven que no pueden llegar a todo lo que les piden y al final dejan de prestar atención en clase, y lo que necesitan y piden es pasar más tiempo y hacer cosas con sus padres, así de sencillo», finalizó la psicóloga.