Es el lado más humano de esta crisis tan severa que está azotando a la sociedad española. Son los registros más silenciosos de la pandemia del coronavirus. No aparecen en las estadísticas manoseadas por el poder que tanto promete y poco da, que tanto anuncia pero poco actúa. Es un batallón de ángeles que recorre todos y cada uno de los pueblos de la provincia de Sevilla, bien anónimos, bien instituciones. Otros prefieren señalar con el dedo con la que está cayendo.
Durante el confinamiento vemos como profesores de gimnasio salen a los balcones o terrazas para mantener la forma, anónimos y anónimas cosen mascarillas con el cariño y la ilusión de que llegue a los más débiles o ancianos que transmiten ilusión a los más jóvenes de que se saldrá de esta.
En esto que nos topamos con los Salesianos de la Trinidad, una institución educativa en Sevilla, medalla de oro de la ciudad, que no puede mirar para otro lado. Son más de 1700 alumnos los que conforman este gigantesco centro educativo, que silenciosamente se integra en decenas de instituciones y entidades que están dejando la piel con los más necesitados: desde la familia que no llega a final de mes hasta el policía que patrulla por calles desiertas vigilando que todos estamos en casa y teniendo que enfrentarse en la minoría absoluta que se dedica a bordear la ley y poner en riesgo a la inmensa mayoría que estamos a alejados de nuestros seres más queridos y añorando la libertad.
Los hijos de Don Bosco ya fueron valientes a mediados del siglo XIX. También Italia fue tristemente protagonista. Una epidemia de cólera se llevó miles de vidas, dejando devastada Turín. Los salesianos y sus jóvenes salieron a socorrer a miles de enfermos, atendiéndoles, estando junto a ellos en sus últimos momentos o recuperándose. Esa capacidad de entrega se traduce ahora, en estos duros momentos, en una iniciativa del departamento de Mecanizado de los Salesianos de la Trinidad, referencia de la FP sevillana en el barrio de El Fontanal.
Tal como nos indican miembros de dicho departamento, ha sido un proyecto “coordinado desde las casas de los profesores, con un apoyo absoluto de todos los compañeros”, al que se ha sumado la fuerza de la educación pública, el IES Camas, para un mismo fin. Pública y Concertada, lejos de luchas, van de la mano cuando el objetivo es el mismo, estrechando lazos, rompiendo clichés. Esta colaboración entre los Salesianos y el IES Camas, comenzó hace ya algunos años, con la realización de las Jornadas Técnicas, en las que se intercambian metodologías, praxis, programaciones y pareceres y que, desde entonces, han venido realizando diferentes proyectos conjuntos.
Vínculo de sangre
La unión de estos centros nace de la familia. El docente del IES Camas es hermano de uno de los profesores del departamento de los Salesianos de la Trinidad y comparten muchos amigos y compañeros de profesión, gran parte de ellos docentes del centro de Camas.
El desarrollo de las pantallas de protección se ha seleccionado de entre las muchas existentes en la comunidad Maker, optando por su seguridad y rapidez en desarrollo, ya que con las máquinas disponibles “queríamos ayudar al máximo número de personas posibles”, nos indican los promotores de esta maravillosa idea.
Una vez seleccionada y programada su configuración en Cura, el software para la impresión 3D, “pasamos a imprimir las primeras tiradas, encontrando muchas dificultades para poder encontrar los acetatos, elásticos y goma eva. Tras varias llamadas, y visitas a superficies comerciales, con la colaboración de algunos de los trabajadores, conseguimos lo suministros y pasamos al montaje”.
A por los sanitarios
Hasta el momento, estos profesores han repartido 60 unidades entregadas a la Guardia Civil y Policia Local de Santiponce, -los cuales han agradecido públicamente a través de un tuit el consistorio-, la Policía Local de Sevilla Este de la capital sevilla y sanitarios del centro de salud de Pino Montano. “Pretendemos continuar ayudando a sanitarios, dentistas, vigilantes y policías, muchos de los cuales, se han puesto ya en contacto con nosotros, y a los cuales intentaremos ayudar en la magnitud que nuestros medios nos lo permitan, aunque con la mayor ilusión que una persona se pueda imaginar”.
Y como en toda España, por todo el mundo, siguen apareciendo manos que ayudan mientras sobrellevan sus familias y teletrabajan, aportan lo que tienen entre sus manos para doblegar a esta maldita curva, a esta pandemia que cambiará nuestras vidas en el futuro cercano, la forma de concebir la sociedad, la vida tal y como la entendemos ahora; pero que saca lo mejor de todos y cada uno de nosotros: la solidaridad con el que más lo necesita, el que vive puerta con puerta, al lado nuestra. Sigamos en esto.