«Uno de los buques insignia de este mandato». Así define al alcalde, Juan Espadas, en lo que pretende convertir la Fábrica de Artillería, el colosal edificio fabril que durante más de dos siglos (hasta los años 90 del XX) abasteció de armamento a todo lo que fue el imperio español y que está abandonado (y viniéndose abajo) desde que los militares se fueron en 2011 y le cedieron este coloso de hormigón al gobierno municipal. La importancia que se le quiere dar al inmueble ya tiene su reflejo en lo que importa de verdad, el presupuesto: se ha reservado una partida de 1,1 millones de euros para iniciar ya las obras, con la vista puesta en que para 2016 se reabra parcialmente la vieja factoría con usos culturales y sociales.
La inversión es la más importante que un gobierno local ha realizado hasta la fecha, y permitirá actuar sobre más o menos el 20 por ciento de los 22.000 metros cuadrados de superficie del complejo industrial. En concreto, se intervendrá en los espacios de la Fundición Mayor (también conocida como la Catedral por su imponente juego de bóvedas), la Fundición Menor y el Taller de Herramientas. Lo que más urge es reparar las cubiertas, que en el caso de la Fundición Mayor es especialmente importante porque se está en riesgo de que se pierdan varias de las 27 linternas existentes, la mitad de las que llegó a tener.
Las obras tienen un plazo de ejecución de entre ocho y nueve meses, y la idea es que se puedan visitar en cuanto estén medianamente presentables, lo que podría ocurrir allá por enero. «Los sevillanos podrán pronto ponerle cara», señaló en este sentido el alcalde, quien también anunció que se irá abriendo por fases conforme se vayan acabando, de ahí que pueda tener uso ya desde el año que viene.
En paralelo a estos trabajos se irá ultimando el plan de usos del inmueble, y es que la idea del gobierno municipal es cuidar especialmente no solo la recuperación, sino lo que se instale aquí para darle uso. «Tendremos un plan de usos y un modelo de gestión participado con la ciudadanía», especialmente con gestores y promotores de los ámbitos cultural y social. La intención es que sean proyectos que aporten un valor añadido, singulares, como la que por ejemplo la propuesta que ya han puesto sobre la mesa los propios técnicos de Urbanismo: equipar una parte de la Fábrica de Artillería con platós para rodajes de todo tipo.
«Esto es un tesoro y como tal tiene que ser tratado», apostilló un Espadas que subrayó que se será especialmente puntilloso en lo que se asienta en su interior, aunque pueden ponerse en marcha en paralelo varios proyectos porque espacio hay para dar y regalar. Así que se estará especialmente vigilante, insistiéndose en la implicación municipal cuando «lo fácil sería sacar un concurso, dar una concesión administrativa y que el Ayuntamiento se olvidara de la gestión».
En cuanto al estado de salud del edificio, los arquitectos responsables de las obras, Cristina Sánchez y José David Muñoz, coinciden en que no hay problemas estructurales, que lo peor son las filtraciones de agua que tienen las cubiertas hechas polvo. Y lo que más les preocupa ahora mismo son las linternas que rematan la Fundición Mayor, incluida la principal, mientras de reojo también miran las cubiertas de madera de otro de los enclaves del recinto, las naves de Carlos III, devoradas de tal manera por las termitas que la semana que viene se iniciará un tratamiento que se prolongará durante cuatro años. Unas actuaciones, en definitiva, con las que se quiere poner de manifiesto que la Fábrica de Artillería «va a ser el buque insignia de este mandato para poner en valor el patrimonio muerto».