La oposición se reúne hoy para exigir un nuevo reglamento del pleno

Nadie podía imaginar que, cuando se hizo con el bastón de mando con únicamente 11 de 31 concejales, el socialista Juan Espadas iba a tener, al menos en la primera mitad de mandato, una oposición permisiva. El Gobierno municipal defiende que, más que condescendiente, la razón de esa plácida –con mucha negociación de por medio, pero plácida– estancia en los pasillos de Plaza Nueva se debe más al buen hacer en materia de diálogo y gestión de su propio equipo, que da poco margen a la crítica en materias que tanto importan a la izquierda (Participa e IU) como vivienda o políticas sociales; o asuntos concernientes a la movilidad, en el caso de Ciudadanos, que a motivos de relajación en la bancada contraria.

Por otro lado, para razonar estas explicaciones hasta pueden recurrir a algún episodio por el cuál demostrar que no todo ha sido un camino de rosas para los socialistas. Ahí está, por mencionar uno, la denuncia en los tribunales –y posterior sentencia contraria al Ayuntamiento– de los presupuestos municipales de 2016 por parte de Participa Sevilla y la reprobación por estos hechos a la delegada de Economía, Carmen Castreño.

Pero, más allá de estas cuestiones, también juega a favor del trabajo de Espadas la configuración fragmentada del pleno. De hecho, la reprobación de Castreño ha sido una de las contadas excepciones donde los cuatro grupos de la oposición hacen frente común contra el Gobierno. Esas y algunas acciones relacionadas con el patrimonio y promovidas, sobre todo, por la Asociación para la Defensa del Patrimonio (Adepa). No han sido más a la vista de las abismales diferencias ideológicas de los actores, principalmente entre Participa e IU con un PP que muestran pleno tras pleno que no son precisamente amigos. Además, los populares también arrastran un último año más entretenido con la marcha, primero, del que fuera exalcalde Juan Ignacio Zoido al Ministerio del Interior, para el que se llevó a sus primeros espadas –Gregorio Serrano y Francisco Pérez– y, casi a colación, su crisis interna a nivel provincial, ya apaciguada tras la elección de Virginia Pérez como presidente.

Ese río revuelto ha beneficiado también al actual gobierno. Pero, llegado el ecuador de mandato, las fuerzas políticas que están en la oposición se ven en la necesidad de cambiar el rumbo. Y, visto el escenario, se han decidido a, al menos, sentarse en una misma mesa para evaluar su papel de oposición y ver los puntos en común para intentar arañar asuntos que van más allá de lo ideológico. Esa cumbre a cuatro bandas, que desde hace meses promueve el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Javier Millán, se producirá este lunes y con un punto principal de debate: el intento de los cuatro grupos de llevar una postura unitaria para exigirle al PSOE que apruebe un nuevo reglamento del pleno que habilite mayores mecanismos de control del Gobierno. Un tema que, según la oposición, no está interesado en impulsar los socialistas, después de «los intentos para acelerar este proceso».

Así, se espera que en esta reunión, además de Millán, acudan los portavoces de PP, Alberto Díaz; Participa Sevilla, Susana Serrano; e IU, Daniel González Rojas. El reglamento del pleno sería sólo la primera piedra, pero la reunión permitirá que se puedan plantear otras estrategias conjuntas donde el conjunto de la oposición crea que «el gobierno local se ha dormido en los laureles».