«La planta hotelera de Sevilla es puntera y está muy profesionalizada»

Tras tres lustros trabajando codo a codo con Manuel Otero, ha tomado las riendas de la AHS. Empezó desde abajo hasta convertirse en experto en la dirección de hoteles, nacionales e internacionales. Su experiencia la enseña en la universidad

24 abr 2017 / 06:09 h - Actualizado: 24 abr 2017 / 06:09 h.
"La hora de los hoteles"
  • Manuel Cornax es el nuevo presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia. / Jesús Barrera
    Manuel Cornax es el nuevo presidente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia. / Jesús Barrera

{—¿Por qué da el paso y se pone al frente de la Asociación de Hoteles de Sevilla?

—Manuel Otero ha hecho una labor fantástica y ha colocado a la AHS en todos los órganos de decisión. Coger la sucesión es una gran responsabilidad. Tengo un perfil más de despacho que de representatividad, y ahí hay sectores importantes para trabajar y desarrollar.

—¿Cuáles?

—Se está gestionando desde Europa una nueva clasificación hotelera, que se basará en un sistema de puntos más flexible y con nuevos criterios como servicio, decoración o el edificio que suman puntos. Este sistema supondrá un cambio tan tremendo que gestionarlo será un gran reto.

—¿Qué más retos tiene?

—Otro muy importante son las viviendas de uso turístico, porque hay que seguir regulando este asunto.

—¿No basta sólo con que estén registradas?

—Este turismo puede provocar efectos nocivos muy serios, porque el destino puede sufrir si esa oferta no da un servicio serio. También hay que mirar las medidas de seguridad. A los hoteles, por ejemplo, nos exigen que pasemos el registro a la Policía y en estos alojamientos no se sabe quién se aloja. Hay que seguir puliendo la normativa de estas viviendas legales y que toda la competencia que haya en el mercado sea legal.

—Hay quienes se plantean hipotecarse y comprar un piso para este uso. ¿No estamos ante un boom que terminará explotando?

—El origen de este fenómeno viene de la burbuja inmobiliaria, cuando se quedaron muchas viviendas en zonas premium y no se sabía muy bien qué hacer con ellas. Y esa fue la salida. Ante se hacía de boca a oído pero ahora con las grandes plataformas de distribución se puede comercializar la vivienda en todo el mundo de forma inmediata.

—¿Estas plataformas son aliados o competencia?

—Una cosa no está reñida con la otra. El problema surge cuando un canal de comercialización se hace dominante e impone condiciones muy exigentes. Antes con los touropeadores ocurría algo parecido, mientras más dependías de él más te presionaba en los precios. Cuando las cadenas han visto que tenían mucha dependencia de esos canales han potenciando los suyos propios.

—Usted empezó en los hoteles como recepcionista y camarero. ¿Qué aprendió?

—Subí muy rápido, dejé Biológicas casi al final y ya hice Turismo. Cuando terminé ya estaba de recepcionista en un hotel de lujo. De ahí fui saltando y ya entré en direcciones de hotel y demás. Pero sí, hay que conocer todos los puestos porque para gestionar un negocio tienes que tener una concepción global y también pormenorizada. Pero para estos puestos hay que nacer, además de valer.

—Llegó a Sevilla en 1986...

—Me enamoré de Sevilla cuando hice aquí el servicio militar, y se me quedó la ciudad metida en la cabeza. He viajado mucho y he estado en muchos sitios, pero mi mujer y yo queríamos establecernos en Sevilla. Estaba de director en un hotel en la Gran Vía de Madrid, apareció una oportunidad y nos vinimos para Sevilla. Dirigía el Gran Hotel Lar y aunque tenía responsabilidades en otros sitios ya no quisimos movernos de aquí.

—¿Cómo era entonces la planta hotelera sevillana?

—Había pocos hoteles y casi todos de la misma época como Los Lebreros o Portaceli. Era una planta hotelera pobre y cortita.

—Y después llegó una crisis importante...

—El turismo es un fenómeno muy cíclico porque depende de los ciclos económicos y también de cualquier perturbación internacional que haya en cualquier momento.

—Y la planta de ahora, ¿cómo es a su juicio?

—Totalmente puntera y muy muy profesionalizada. España es el segundo destino mundial turístico y somos un país capaz de afrontar cualquier tipo de reto. Y Sevilla está preparada para desarrollar cualquier acontecimiento. Pero tenemos que ir ganando competitividad, poniendo precios más altos y desestacionalizar.

—¿La administración trabaja bien para traer más turismo?

—Todo es siempre susceptible de mejora, pero sí es verdad que el pasado año tuvimos un 62,44 por ciento de ocupación media, mayor que los años anteriores gracias al esfuerzo de todos.

—Me hablaba antes de desestacionalizar el turismo...

—El problema que tenemos es de distribución. La mayoría viene en primavera y otoño y tendríamos que ofrecer un producto para que vengan los turistas en otras épocas del año. Hay que buscar un segmento de clientela que se pueda desplazar en esos periodos. Esas promociones hay que enfocarlas muy bien para que llenen la temporada baja. Y también serviría para crecer mucho en puestos de empleo.

—Me decía que había que subir los precios. ¿Esto trae clientes?

—El precio medio de todo el conjunto de hoteles a lo largo del año es de 60 euros, por debajo de otros destinos urbanos menos turísticos como San Sebastián, que las vende a 86,50 euros, Mallorca o Cádiz. Pero ojo, para adaptar el precio también tienes que dar un mejor servicio. Tenemos que ser más competitivos y la ciudad debe ofrecer mejores servicios y los hoteles unas instalaciones aún más competitivas. Somos una ciudad monumental de primerísimo orden. Las autoridades, por lo tanto, deben focalizar sus esfuerzos en buscar un segmento que deje unos ingresos más altos y dando más alicientes para que la gente vuelva a ver o hacer cosas nuevas, no va a venir siempre a subir a la Giralda. La imagen de la ciudad debe ser impecable y no únicamente que hace mucho calor en verano.