«La verdad es que llegué a temer por el proyecto de las Atarazanas»

Vázquez Consuegra admite su alivio tras recibir la autorización definitiva y la licencia de obras. Confía en que «no haya nuevas sorpresas» y se cumplan los plazos

13 dic 2015 / 23:26 h - Actualizado: 13 dic 2015 / 23:26 h.
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  • Vázquez Consuegra, hace un año presentando su proyecto en las mismas Atarazanas. / José Luis Montero
    Vázquez Consuegra, hace un año presentando su proyecto en las mismas Atarazanas. / José Luis Montero

La semana terminaba con una noticia muy esperada por la Sevilla patrimonial: el Ayuntamiento ya ha dado la licencia de obra a la propuesta de rehabilitación de las Atarazanas, que se convertirán en un enclave cultural vinculado con América. El autor del proyecto, Guillermo Vázquez Consuegra, respiraba así tranquilo, y es que los plazos se habían retrasado más de la cuenta y habían hecho ver fantasmas con una iniciativa que, además, venía a sustituir al frustrado Caixaforum.

«La verdad es que sí llegué a temer por el proyecto», reconoce a toro pasado, y es que se había convertido en una cuestión «complicada al haberse introducido parámetros que no son arquitectónicos o urbanísticos sino de orden político, que son contrarios al proceso lógico del proyecto».

Por eso, confía en que a partir de ahora «no haya nuevas sorpresas» y se cumplan los plazos, que pasan por arrancar en febrero o marzo unas obras que tienen un plazo de ejecución de 20 meses, con lo que se terminarían a finales de 2017 para proceder a la inauguración ya en 2018.

Vázquez Consuegra subraya que el proyecto «está hecho desde el respeto absoluto, cultural y arquitectónico, a las Atarazanas», como bien «indica» la luz verde previa que le ha dado la Comisión de Patrimonio. Con el proyecto ya encarrilado, esta inmensa mole se va a «incorporar a la vida de Sevilla». En este sentido, resalta que no solo estamos hablando de la preservación del edificio existente, sino que «se incorpora un nuevo espacio público que va a suponer una conmoción para la ciudad». Hablamos de la que será «la única plaza cubierta» de Sevilla, un espacio público de 5.000 metros cuadrados que ocupará toda la zona baja del enorme inmueble.

Un recinto de estas dimensiones es equivalente a tres veces la plaza del Salvador o dos la de San Francisco. «Va a ser un espacio de encuentro con exposiciones y espectáculos, un lugar importantísimo para Sevilla porque también va a reactivar el tejido urbano», ubicándose encima la gran sala (1.000 metros cuadrados) de exposiciones en lo que fue la Sala de Armas de la Maestranza de Artillería.

Una vez superados los principales escollos, el arquitecto considera que el de las Atarazanas tiene que «asumirse como un proyecto de la ciudad» por todos los sectores. «Estamos hablando de uno de los espacios interiores más espectaculares e importantes de Sevilla, después de la Catedral no hay otro más imponente», subraya.

Ante la singularidad del espacio, su proyecto plantea «no hacer un centro cultural cerrado sino que se abra a la ciudad», de ahí ese gran espacio público que se ganará tirando la pared que ahora delimita el conjunto por Dos de Mayo. Esta calle, por lo tanto, será peatonal, lo que obligará a su vez a modificar el tráfico en la zona.

Vázquez Consuegra define el de las Atarazanas como «un proyecto muy complejo, porque incluye restauración, rehabilitación, reconstrucción y nueva planta, me gusta esta suma de procesos». «Lo que va a ser más impactante –prosigue– es la mezcla de lo nuevo con lo viejo, no se trata sólo de la preservación sino de crear una extensión de las Atarazanas aprovechando la volumetría de unos almacenes del siglo XX».

En este sentido, explica que su ideología «ha sido la de distanciarme de cierto dogmatismo conservacionista que fosiliza la Historia, que la ancla en un momento histórico nada más, impidiendo que el edificio reciba nuevos valores arquitectónicos». «No solo se trata de la recuperación de un edificio del siglo XIII, es añadir arquitectura contemporánea que dialogue con lo antiguo con naturalidad».