Andalucía cuenta con varios miembros de uno de los grupos más prestigiosos de espeleosocorro a nivel nacional. Su trabajo, altruista y voluntario, ha sido reconocido en varias ocasiones por los profesionales de la materia y el pasado jueves, una vez más, demostraron al mundo la importancia de sus rescates para salvar vidas.

El espeleólogo sevillano de 52 años, José Millán Naranjo, conocido como Pepón, se encontraba en apuros y tuvo que ser rescatado en la madrugada del pasado viernes tras sufrir un desvanecimiento mientras practicaba espeleobuceo en una cueva del municipio malagueño de Parauta, en Alfaguara del Cinojal (Sierra de las Nieves). Fueron los compañeros de su equipo los que dieron la voz de alarma. Era 12 de octubre, las 20 horas del día de la Hispanidad y terminó a las 8 horas del día siguiente.

Rápidamente la Guardia Civil activó el protocolo por la dificultad que entrañaba el rescate y dio el aviso al grupo especial de intervención en montaña y al grupo especial de actividades subacuáticas pertenecientes a este cuerpo, así como al Espeleosocorro de la Federación Andaluza (ESAN) que está compuesto por un grupo de voluntarios –entre ellos varios sevillanos– con conocimientos específicos de técnicas de rescate en cavidad que actúan, solo o en colaboración con otros cuerpos de rescate atendiendo posibles incidencias de los espeleólogos andaluces durante sus exploraciones. «Como todos los rescates realizados, era complejo, las cuevas son sitios hostiles en los que hay que soportar bajas temperaturas y que cuentan con terrenos que entrañan mucha dificultad», explica el director del Espeleosocorro Andaluz, Fran Algaba. Este bombero sevillano fue uno de los encargados en colaborar en la coordinación del operativo a cargo del Grupo Especial de Intervención en Montaña (Greim) de Granada, Álora y los especialistas del Grupo de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil. «El trabajo en equipo y la confianza es fundamental en estos operativos. Me gustaría dejar claro que nuestro grupo siempre trabaja bajo el mando del grupo de rescate de la Guardia Civil o Bomberos», aclara para que no haya dudas. Otro de los miembros de este grupo es Miguel Ángel Carranco, otro bombero sevillano y coordinador del Espeleosocorro Andaluz. «Para llegar a Alfaguara del Cinojal tuvimos que hacer un trayecto en todoterreno de una hora aproximadamente y después de 30 minutos hasta la boca de la cueva. No es un camino fácil», informa este bombero experimentado en la materia.

Pero en la espeleología no importan los años de experiencia, nadie está libre de cualquier percance que ponga en peligro su vida. Esto fue lo que le pasó a Pepón, un espeleólogo «muy experimentado» –afirman sus compañeros– y que, a pesar de todo ello, esta vez le tocó. Pero gracias a que España cuenta con varios grupos experimentados de espeolosocorro, Pepón fue rescatado, de hecho salió por su propio pie siendo ayudado por los especialistas en los últimos tramos de la cavidad. Para este rescate se movilizaron a un total de 62 personas: grupos especiales de montaña de Granada y Álora, miembros del grupo subacuático de la Guardia Civil, miembros de Bomberos del Consorcio de Málaga, personal sanitario de Ronda y el grupo de Espeleosocorro Andaluz.

Nació para salvar vidas

El Grupo de Espeleosocorro de la Federación Andaluza nació hace aproximadamente dos décadas con el único propósito de salvar vidas. Era una necesidad para socorrer a los espeleólogos que necesitaran de su ayuda. En España u otros países se trasladan como voluntarios para socorrer a personas que lo necesitan. De manera altruista, con la única recompensa de quedarse con la satisfacción de salvar a personas que lo necesitan. Para ello nació este grupo. El rescate del pasado día 12 es uno más en sus currículums. Una alegría porque un viejo conocido como Pepón fue rescatado con éxito gracias a la colaboración de un grupo de salvavidas.