‘Las chicas de oro’ al estilo sevillano

Durante un taller de teatro, seis mujeres entre 66 y 77 años nos cuentan que están viviendo su “segunda juventud”

Verónica Ojeda verojeper /
28 mar 2021 / 11:01 h - Actualizado: 28 mar 2021 / 11:07 h.
  • ‘Las chicas de oro’ al estilo sevillano

La famosa comedia «las chicas de oro» hizo que la sociedad reconsiderara su trato hacia las mujeres mayores y solteras, que no tenían por qué dejar de ir a tomarse una copa con las amigas, aventurarse con nuevos hobbies o pensar en el amor por haber pasado la barrera de los 50 años. Ese empoderamiento femenino que nos mostró una serie de televisión basada en la ficción ahora también lo reflejan ‘las chicas de oro’ en versión sevillana y en la realidad. María Luisa, Manoli, Ana, Encarnación, Maribel, María y Hortensia son seis mujeres que van a un taller de teatro y expresión corporal de la Fundación Doña María. Son las 11 y media de un miércoles y ellas llegan dispuestas a darlo todo. «¡Paqui! Mira las fotos del otro día. Nos montamos en un coche de caballos y luego nos fuimos a un bar a tomarnos algo. Menuda fiesta la del otro día», dice Maribel a su profesora de arte dramático. Tiene 75 años, pero afirma que se siente como si tuviese 40. Y no se equivoca. Su personalidad y su look de diva lo dicen todo. Junto a ella vienen el resto de las chicas, que comienzan la sesión contándose cómo les ha ido el día. Su profesora Paqui cuenta al periódico que «están viviendo un renacer» porque ahora hacen todo lo que no han podido antes. «Yo quiero ser como ellas de mayor», cuenta. Todos los días tras el taller suelen hacer un cuestionario de evaluación en el que tienen que poner su edad real y su edad «subjetiva». Paqui dice que suelen poner que tienen 20 años de edad subjetiva.

‘Las chicas de oro’ al estilo sevillano

La sororidad, el empoderamiento, la amistad, las ganas de aprender y el buen ambiente se perciben en cada rincón de este taller de teatro, sobre todo, ahora en plena pandemia. El confinamiento ha sido difícil para todas ellas porque están acostumbradas a no estar nunca en casa. De hecho, Pedro, psicólogo y director de la Fundación Doña María, cuenta que cuando las llama por teléfono para alguna cuestión del taller nunca están en casa. «Mi hija me dice que me quede en casa y yo le digo que no, que estoy jubilada», revela una de ellas entre risas.

Durante los talleres, la profesora Paqui realiza un calentamiento físico con ellas, trabajos de improvisación y voz, y juegos de memoria, atención, concentración y escucha. También organiza coreografías, trabajos de interpretación e incluso, crean entre todas versiones de cuentos clásicos adaptados al siglo XXI. «Nos ponemos en círculo, nos miramos a los ojos, pecho abierto y empezamos». Así comienza el taller. Un juego de palmas para ir calentando y un ejercicio de improvisación. «Vamos a tener tres escenas simultáneas entre una madre y su hija, una vendedora y un cliente, y una entrenadora y una gimnasta», prosigue Paqui, que cuenta a este periódico que en estos talleres suele compaginar técnicas de teatro y danza. «Para mí es muy importante que se abra la visión de la cultura a otros lenguajes y otras disciplinas artísticas y, sobre todo, que ellas tengan ese conocimiento y esa formación», expresa Paqui. «Estamos abiertas a todo. Antiguamente si teníamos ‘corta pizzas’, pero ahora no», señala Encarnación. «Es importante que la formación sea profesional, pero a la vez que haya placer porque si no hay placer no hay pedagogía para crear un espacio en el que ellas se sientan seguras y se arriesguen a improvisar», añade la profesora.

Estas seis mujeres, que tienen entre 66 y 77 años, aseguran que en esta etapa de sus vidas están viviendo su «segunda juventud». Pedro enfatiza que todas ellas están en una etapa que se denomina «gerontolescencia», donde, gracias al incremento de la esperanza de vida, la persona se encuentra en plenitud de su calidad de vida y tiene todavía mucho que aportar como agente activo de la sociedad. «Ellas ya han superado los 65 años y se sienten más libres que nunca. Les puede quedar todavía 30 años de vida. Es una etapa para disfrutar y hacer lo que les da la gana», dice. Este profesional es un firme defensor de que hay que fomentar una imagen distinta de la vejez, promoviendo que cualquier persona mayor de 50 años pueda emprender nuevos proyectos vitales, como estas mujeres con el teatro. Incluso, Pedro ha iniciado una campaña en redes sociales con el hashtag #mayoresquemolan.

Violencia machista

Sin embargo, hay que decir que no siempre han sido todo risas. Todas ellas esconden tras sus miradas largas historias sobre sus vidas y, en algunos casos, sobre la violencia de género. «Todas somos viudas y teníamos una mochila muy pesada sobre nuestros hombros. Ahora tenemos la mochila vacía», expresa una de ellas. «Me quedé viuda con 60 y empecé a sentir que tenía 25 años. Me crecieron las alas y no había nadie que me cogiese volando. Que me quiten lo bailao (sic). Ahora hago lo que me da la gana, que no lo había hecho nunca», dice Maribel. «Hemos sido tuteladas por nuestros padres, maridos, hijos y el propio sistema», añaden.

«Yo fui víctima de la violencia machista bastante tiempo y a mí lo que me sacó de mi horrible vida era el trabajo. Cuando yo salía de mi casa dejaba todo el infierno allí y me iba a trabajar, que era lo que me daba vida. Yo salí ya de ese bache de la violencia de género, pero me volqué tanto en el trabajo que cuando llegó la hora de jubilarme con 65 años cogí una depresión porque pensé ¿y ahora qué? Afortunadamente conocí los talleres, que me hicieron reflotar de nuevo. Ahora estoy viviendo muy bien», cuenta María Luisa. «Yo le digo a las jóvenes que no se dejen doblegar. La vida de la mujer es suya y puede hacer lo que le dé la gana. Estoy en contra de la violencia hacia la mujer. Aquí estoy yo, dando fe de ella», manifiesta Encarnación.

Este taller de interpretación, que forma parte de la Fundación Doña María y ha sido cofinanciado por el Ayuntamiento de Sevilla, termina la próxima semana, pero esperan poder renovarlo en mayo para que ‘las chicas de oro’ de Sevilla sigan haciendo algo que les apasiona: el teatro. Siempre entre risas.