«Las ONG no podemos resolver la pobreza solos»

La más antigua de las ONG llamó a Amalia Gómez, la antigua secretaria de Estado de Asuntos Sociales (1996-2000) en 2007 y ha encadenado desde entonces todos los años de crisis al frente de una organización cada vez más social y menos sanitaria

16 may 2017 / 06:10 h - Actualizado: 16 may 2017 / 06:10 h.
"Cruz Roja"
  • Amalia Gómez (centro) flanqueada por personal de la Cruz Roja. / El Correo
    Amalia Gómez (centro) flanqueada por personal de la Cruz Roja. / El Correo

Amalia Gómez (Abarán, Murcia, 1943) preside la Cruz Roja de Sevilla desde 2007: se ha comido el marrón de la crisis desde el primer día en una de las instituciones que atienden las emergencias sociales. Tras su paso por la política –parlamentaria andaluza, luego en la era Aznar secretaria de Estado de Asuntos Sociales– había vuelto a su «verdadera vocación», la Historia (es catedrática especializada en Historia de América). La llamada de la entidad humanitaria, que aceptó, dejó desde finales de 2006 en embrión un libro que comenzaba a escribir. Le han tocado los años más difíciles, pero agradece que la solidaridad de los sevillanos –particulares y de empresas que firman convenios con la Ruz Roja– ha sido «mayor que nunca» y agradece la atención e implicación de todas las administraciones públicas, desde el Ayuntamiento al Gobierno, pasando por la Diputación y la Junta. Lo repite y enfatiza para asegurarse de que sale en la transcripción de la entrevista que ustedes leen.

{¿Cuál ha sido el peor año de la crisis, usted que los ha conocido todos en el cargo?

—El periodo 2007-2011. La sociedad se dio cuenta de la crisis cuando ya estaba instalada y no solo se perdieron empleos o los ahorros para el verano: se derrumbaron miles de proyectos de vida. Ahí han jugado un papel tremendo los abuelos, y también el compromiso, como el de nuestros socios o nuestras asambleas locales.

{¿Qué hace en 2017 la Cruz Roja de Sevilla?

—Desde el desarrollo de la sanidad pública la función original sanitaria, por la que surgió la Cruz Roja hace más de cien años, ha cedido el testigo a la atención socioasistencial. Esta atención va más allá de los alimentos y busca la mejora de la calidad de las condiciones de vida.

—¿Puede poner un ejemplo?

—Actuamos en muchos ámbitos. Con los mayores tenemos un servicio de proximidad para paliar la soledad, un servicio de identificación mediante una pulsera para personas con problemas cognitivos, y también y en otro sentido actividades como teatro, lectura, cine o excursiones para los mayores que se sientan más activos.

—No atienden en exclusiva a las personas mayores.

—Para el empleo hay muchos proyectos e itinerarios. Porque no es lo mismo el parado que viene de la pobreza estructural que el causado por la última crisis. En nuestros itinerarios atendimos el último año a 2.600 personas, con una inserción del 20%. Entre otras cosas formamos en oficios con colocación inmediata, como podadores o limpieza de montes. También hay demanda de carpinteros, fontaneros, técnicos de reparación de aire acondicionado... pero en este caso funciona mejor que los trabajadores se asocien.

—La Cruz Roja también se implica contra el absentismo escolar.

—En Sevilla y su provincia funcionan 26 grupos, cuatro de ellos solo en Dos Hermanas, en los que cien voluntarios atienden a 311 niños y está dando muy buenos resultados. También con los niños la Fundación Real Madrid colabora con nosotros en un proyecto en Camas. No se trata solo de clases de apoyo: también aprovechamos los fines de semana para actividades que incluyan la educación en valores.

—Y asimismo con las mujeres vulnerables...

—Tenemos dos casas de acogida para mujeres inmigrantes con niños, cuya ubicación no podemos revelar porque acuden para enrolarlas en la trata de personas. No dejamos de lado a las mujeres solas, maltratadas o que quieren dejar la prostitución, pero lo tienen muy difícil cuando no tienen los papeles de entrada al país en regla.

—Tocamos otro problema: los refugiados.

—Trabajamos con ellos desde hace 30 años. En la actualidad, atendemos a 400 personas, sobre todo venezolanos, ucranianos, sirios y palestinos. La estancia media es de 18-24 meses. Tratamos de buscarles trabajo y escolarizamos a los niños. Los sirios y palestinos llegan de los campos de Grecia, ya con su documentación de solicitantes de asilo. Los ucranianos y venezolanos sí que llegan por su cuenta.

—¿Cuánta gente ha sido atendida?

—En 2016 fueron 118.000 personas. Tenemos 20.000 socios, seis mil voluntarios y más de 200 trabajadores en Sevilla y su provincia. Además de la atención directa en Sevilla participamos en programas internacionales y en cursos de primeros auxilios para diferentes entidades.

—¿Cómo afrontan retos como el paro que ha dejado la crisis económica?

—El paro no se puede afrontar como hace 15 años, y esto no se aplica solo a los gobiernos, sino a la mentalidad de las personas que necesitan ayuda. Hay que aspirar a una estabilidad razonable, no al trabajo para toda la vida porque las cosas ya no son así.

—¿Qué más necesitan para atender a quien lo necesita?

—Además de fondos, que sí, nos hace falta más dinero; eficacia y coordinación, que sin ellas el dinero no sirve. Pero no podemos resolver la pobreza las ONG solas. Hacen falta cambios fiscales, y laborales que faciliten la creación de empleo, por ejemplo.

—¿Cómo se financia la Cruz Roja de Sevilla?

—Al 46% con fondos propios (Sorteo del Oro, Día de la Banderita, donativos...) y con aportaciones del Gobierno central, el Fondo Social Europeo, las entidades financieras y empresas que convenian proyectos de empleo.