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Las primeras comuniones se estancan

La visión eclesial. En 2016 se rompió la tendencia alcista en la cifra de niños o adultos que reciben por primera vez a Dios. Con todo, en Sevilla los números están por encima de la media nacional

20 may 2017 / 07:18 h - Actualizado: 20 may 2017 / 07:18 h.
"Local","Religión","Primera comunión"
  • Una mujer contempla el escaparate de una tienda con trajes de comunión. / José Manuel Cabello
    Una mujer contempla el escaparate de una tienda con trajes de comunión. / José Manuel Cabello
  • Manuel Sánchez es desde hace 13 años el delegado diocesano de Catequesis. / Archisevilla
    Manuel Sánchez es desde hace 13 años el delegado diocesano de Catequesis. / Archisevilla
  • Un grupo de niños se prepara para recibir la primera comunión en la parroquia de Santa Ana. / José Manuel Cabello
    Un grupo de niños se prepara para recibir la primera comunión en la parroquia de Santa Ana. / José Manuel Cabello

El número de primeras comuniones decrece por vez primera en los últimos años. En 2016 se ha roto la tendencia alcista en la cifra de niños o adultos que reciben a Jesús Sacramentado por primera vez. De este modo, a lo largo del año pasado –último en la memoria estadística de la Archidiócesis de Sevilla– el número de primeras comuniones ascendió a 16.058 frente a las 16.208 de 2015, un ligero decremento del 0,9%. En 2012 fueron 15.352 los neocomulgantes. En 2013, 15.465. Y en 2014, 15.610.

No obstante, esta inversión de la tendencia alcista en la cifra de primeras comuniones no es achacable a la incidencia de la aplicación del nuevo Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana promulgado por el arzobispo de Sevilla en el año 2014 –documento que fija las orientaciones y normas precisas para la celebración de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía–, sino que es consecuencia de un «descenso de la densidad demográfica», según explica el delegado diocesano de Catequesis, Manuel Sánchez.

De los tres sacramentos de la Iniciación Cristiana, el de la Eucaristía (o primera comunión) es el que menos modificaciones ha sufrido como consecuencia de la implantación del nuevo directorio. Tal y como ocurría antes, la edad para recibir la primera comunión se fija a los nueve años o Cuarto de Primaria, si bien el proceso formativo dura ahora tres años –en lugar de dos– y se inicia en Segundo de Primaria con el llamado despertar religioso en la parroquia. Manuel Sánchez reconoce que este primer año de catequesis preparatoria es «lo que quizás, por novedoso, está costando más trabajo ya que es un año dedicado a las familias, no a los niños en sí». De esta manera, «los padres, al menos una vez al mes, acuden a la parroquia y preparan los temas que van a trabajar con el niño en casa, ya sea explicarle qué es una cruz o montar un portal de belén. No es que sea una gran cosa, el problema es que esto no se hace ya. Esa iniciación que hacían los padres de enseñar las oraciones, de montar en casa un portal de belén, de contar las tradiciones de su pueblo, las devociones, sus hermandades... eso se está perdiendo. Y si no hay ese despertar religioso en la casa, lo tenemos que solucionar de alguna manera porque si no el niño llega a la parroquia y algunas veces no ha visto una iglesia en su vida», reflexiona el delegado diocesano de Catequesis y párroco de Nuestra Señora de los Ángeles y Santa Ángela de la Cruz, en Sevilla Este.

El directorio fija por primera vez como norma escrita que si varios hermanos quieren hacer la Primera Comunión, el mayor esperará al menor; «no se adelanta al pequeño por un criterio pedagógico de la madurez del niño». Y aunque no establece ningún método de control, sí especifica que la asistencia del niño a misa los domingos así como su matriculación en la enseñanza de religión en las escuelas serán motivo de discernimiento para la recepción del sacramento.

A este respecto, hay parroquias que han establecido como método de control de la asistencia a misa una cartilla que los pequeños deben sellar cada domingo para justificar su presencia. «El directorio no impone estas cartillas. Lo que dice es que la catequesis de Tercero y Cuatro de Primaria consiste en prepararse para poder participar en la Eucaristía. Lo ideal sería que las parroquias tuvieran estructura para que la catequesis fuese dominical, es decir, que la catequesis fuera antes o después de la misa. ¿Qué ocurre? Que la sociedad hoy en día es muy movible y que un chaval de los Remedios posiblemente se vaya a la playa la mitad de los fines de semana. ¿Cómo se controla eso entonces? Cada uno ha intentado inventar de forma creativa cómo controlar la asistencia a misa. Hay gente que ha puesto una cartilla, gente que trae simplemente a final de curso un certificado del párroco, gente que llama al párroco... Pero la esencia de esto es que los chavales vayan a misa».

En su redacción, el nuevo directorio también critica «los excesos en la fiesta familiar y social» que rodean a las comuniones. ¿Pero cómo depurar el boato y la pomposidad de los convites? Manuel Sánchez reconoce la dificultad de este empeño. «En la parroquia donde yo estoy hemos intentado inventar de todo. Incluso un año se nos ocurrió poner todas las comuniones a las nueve de la mañana para que el que no pudiera hacer un convite, hiciera un desayuno. Al final resulta que la gente se iba a desayunar, después se iba a Isla Mágica y después daba un almuerzo. ¿Qué hacemos con esto? ¿Le pegas a la gente? Yo me pongo la mano en el pecho y si fuera mi hijo o hija yo también querría para él oro molido. Luego ocurre que a lo mejor viene tu familia desde Burgos y qué vas a hacer ¿los metes a comer en el Mc Donalds? El directorio es verdad que llama a la austeridad en la celebración de los sacramentos y se les llama a que compartan con los pobres. Es lo más que podemos llegar. De todas maneras, en la actualidad, con la crisis, muchísimas familias están volviendo a hacer celebraciones familiares; este mes en mi parroquia me han dejado sin paelleras. Mira que tenía paelleras, pues todas se las han llevado prestadas para hacer paellas: la gente está volviendo a los campos otra vez, a algún salón prestado o a organizar ellos mismos la comunión».

El porcentaje de niños que declina realizar la primera comunión se mueve «entre un 10 y un 15%» en la Archidiócesis de Sevilla, una cifra relativamente baja en comparación con otras diócesis. «Puede decirse que estamos en niveles superiores en todos los sentidos. A nivel religioso, en el movimiento de las parroquias, de las asociaciones, de las hermandades, en el ejercicio de la caridad. Estamos por encima de la media nacional, incluso en la aportación de la renta», una ventaja que proporciona en buena parte «la fuerte presencia de la religiosidad popular en Sevilla». Con todo, el delegado de Catequesis augura que la tendencia en el futuro será a que se reduzca el número de primeras comuniones. «Estamos en una sociedad secularizada donde la presencia de Dios y de la Iglesia va a ir reduciéndose. En la nuestra en concreto, en Andalucía y en Sevilla, esa tendencia no será tan acusada o tardará más en llegar porque tenemos una religiosidad popular fuerte, porque hay muchos padres que a través de sus devociones van transmitiendo esa fe a sus hijos. Y también porque las organizaciones en torno a la religiosidad popular cada vez son más maduras y más conscientes de que tienen que estar formados y de que esta tarea de evangelización nos corresponde a todos». ~