Pasajes de la historia de Sevilla

Lo que no sabías del Giraldillo

Hoy les quiero mostrar los secretos del Giraldillo, de la «estatua» que corona nuestra hermosa torre, La Giralda, y recordar no sólo lo que significa sino también aquello que nos oculta a la vista de todos. Acompáñeme, le resultará interesante.

10 feb 2023 / 04:00 h - Actualizado: 10 feb 2023 / 04:00 h.
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Hace no demasiado tiempo, en un programa nacional, escuchaba como un indocumentado hablaba del Giraldillo desde el desdén y el desconocimiento. Fueron muchos los que se echaron las manos a la cabeza y, quizás, para que no tengan que venir de «fuera» a recordamos lo que tenemos dentro, haya que recordar algunos de sus secretos.

Lo primero que tenemos que saber es que su nombre está íntimamente ligado al de la Giralda, entre otras cosas porque el llamado Giraldillo da nombre a la Giralda y no al revés. El Giraldillo es una veleta que gira, que marca la posición a la que «sopla» el viento y de ahí su peculiaridad y que como bautiza a la torre con la derivación de su singular nombre.

No debería llamarse Giraldillo sino Giraldilla pues no es la representación de un hombre y si de una mujer, mitológica, como Palas Atenea, la famosa diosa griega, la mujer guerrera. Además parece estar embarazada, luce caso e indumentaria militar y en su mano derecha porta un enorme escudo, es la simbolización de la defensa, de la lucha, además de estar rematado por una cruz cristiana, que es toda una declaración de intenciones. En su mano izquierda luce una hoja de palma, una hoja muy simbólica. ¿Cómo hay que leer todo ello para saber su significado?

El escudo con la cruz cristiana y la hoja de palma seca es el símbolo del triunfo de la Fe cristiana, de la Reconquista y derrota de los musulmanes. La hoja de palma seca es el símbolo del triunfo, de la victoria. Luce embarazada pues es el fruto de la esperanza y lo que trata de transmitir; igualmente viste de guerrera pues es la fuerza y la cruz en el escudo es el símbolo del cristianismo. Toda una declaración de intenciones en una figura que tienen un alto contenido simbólico, que tiene mucho significado y una relación muy estrecha e importante con la propia Giralda. «Fe, triunfo de la Iglesia, Coloso de la Fe victoriosa, Alegoría de la fortaleza de la Fe», de todas esas formas puede encontrar que se le llama.

Ya hablé de ello, en 2009, en mi libro «Guía Secreta de Sevilla» (La máquina china -Tomo 2- ) y en 2017 en «Enigmas de la Semana Santa de Sevilla» (Samarcanda), pero también es importante saber un poco más de sus detalles, de su historia y peculiaridades. Se atribuye a Luis de Vargas o a Juan Bautista Vázquez «el Viejo», autor, entre otras, de la talla del crucificado del Cristo de Burgos, también participaron otros insignes de la arquitectura y al Arte como Hernán Ruíz II «el Joven» o el fundidor Bartolomé Morel, en el siglo XVI (1568). Está situada en el último cuerpo de la Torre, y poniendo orden en sus autores hay que destacar que fue el propio Morel en el llevaría a cabo la escultura que es muy del gusto de los modelos italianos de la época.

Entre sus peculiaridades artísticas nos encontramos que el casco es similar al de la diosa Minerva del Perseo de Benvenuto Cellini, la cabeza tiene sus similitudes con la escultura de Juno de la Quattro Fontane de Roma, por ejemplo y el cuerpo tiene analogías con la mujer de la fuente de planta de Wenzel Jamnitzer en la ciudad alemana de Núremberg.

El Giraldillo es una veleta y como tal ha sufrido las inclemencias del tiempo, en 18 de septiembre de 1518 se le salió el vástago debido a una tempestad y se bajo para ser enderezado, por Juan Barba, en el colegio de San Miguel. En 1684 se doró y barnizó por Miguel Parrilla. En 1751 se hizo lo propio con la bola sobre la que se asienta, por Basilio Cortés figurando en la misma «Se doró el año de / 1751 por el director don Basº Co». En 1770 se realizó una intensa obra de restauración por el arquitecto Manuel Núñez y en 1842 se realizó una restauración sobre la cúpula del Giraldillo dañada por otro vendaval.

Hubo otras restauraciones aunque la más importante fue la que se realizó por parte de Cultura de la Junta de Andalucía entre 1997 y 2003 donde participó el IAPH (Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico), se hizo una copia que sustituyó temporalmente al Giraldillo mientras el original se restauraba. En esta importancia acción participaron los escultores José Antonio Márquez Pérez y Francisco Parra García y los ingenieros técnicos Rafael López Palanco, Vicente Puchol, Ángel Dilla Martínez y Aniceto Mimbrero, también la fundición Codina (Madrid), los talleres Albarrán de Manzanilla (Huelva) y los talleres Juan Alonso (Madrid). Hoy día el original es el que luce la Torre (que hay mucha confusión con ello) y aquella copia puede contemplarse en la Puerta del Príncipe (o San Cristóbal) de la Catedral.

No menos importantes son sus medidas: casi tres metros y medio de altura y 1,2 toneladas. Y como descubrimiento destacado cabe decir que el brazalete del brazo izquierdo del Giraldillo tiene una leyenda escrita: «CGISOPSTEADSTRO. AÑO 1684» siendo –posiblemente- réplica de otro brazalete que quedó con severos daños ocasionados por el viento en 1683.

Todo un símbolo de Sevilla que hoy puede admirar de lejos o de cerca.