Mi buen amigo, e investigador, Jordi Fernández siempre me había hablado de un lugar especial, un lugar enclavado en San Jerónimo del que se contaban hechos realmente aterradores y que cada vez daba más testigos de experiencias sobrecogedoras en su interior.

No son los camposantos lugares donde tradicionalmente ocurran –salvo excepciones– incidentes paranormales dignos de ser tomados en consideración, si bien los últimos años hemos asistido a diferentes fenómenos destacados en el cementerio de San Miguel en Málaga o en el cementerio de San José en Cádiz. En Sevilla se han registrado fenómenos paranormales y extraños en uno de sus cementerios, no es el de San Fernando sino en el llamado Cementerio de los Ingleses o de San Jorge. De él muy pocos sevillanos saben ni tan siquiera que existe pese a su cercanía con el barrio sevillano de San Jerónimo. Es un cementerio pequeño, «coqueto», con una antigüedad de un siglo y medio y donde reposan los restos de más de 250 personas, en su mayoría de nacionalidad británica, pero sevillanos de adopción y de corazón.

Fue John B. Williams, a la sazón vicecónsul del Reino Unido en Sevilla, quien en el año 1855 compró terrenos para poder enterrar dignamente a los marineros que fallecían víctimas de la tuberculosis en tierras andaluzas al servicio de las navieras británicas y ante la imposibilidad de poder trasladar sus cadáveres a su patria. Desde entonces este desconocido rincón lúgubre de Sevilla acoge la última morada de esos británicos fallecidos en nuestra ciudad..., y donde de unas fechas hacía acá han sucedido los diferentes fenómenos paranormales que hoy informamos desde estas páginas.

El Cementerio de los Ingleses de Sevilla es de menor tamaño que el de Málaga aunque no por ello deja de ser historia vida y cultural de esta ciudad. De difícil acceso para la investigación y con mil y una trabas antes de acometer cualquier pregunta a sus cuidadores, este cementerio pasa por ser uno de los más simbólicos para la comunidad angloparlante de la cuidad.

Lo primero que salta a la vista del lugar son las condiciones del mismo, en casi abandono y muy descuidado. Acceder al mismo es relativamente fácil a tenor de los escasos dos metros de muro que delimitan el acceso a su interior y a sus secretos...

Los incidentes en él son diversos, encontramos diferentes cruces invertidas en nuestro transitar por el mismo, cruces invertidas en varias tumbas de militares que parecen haberse llevado el estado de guerra hasta a su último lugar de descanso. Porque aunque nuestras autoridades no lo quieran ver, el Cementerio de los Ingleses parece que sólo es conocido por profanadores que encuentran el lugar idóneo a sus actividades en la soledad de tan calmo lugar. Así, en el recinto se han registrado diferentes profanaciones de tumbas, rotura de cruces o inversión de las mismas e incluso la celebración de rituales negros en los que aún son visibles las marcas dibujadas de los pentagramas en el suelo o sobre las mismas tumbas donde las mudas y apagadas velas negras quisieran decirnos, contarnos, narrarnos el horror y el sinsentido vivido en la noche.

Diferentes diarios sevillanos en sus páginas locales recogían los testimonios de vecinos que comentan: «Aquí no viene nadie, sólo un jardinero una vez al mes. Aquí vienen también muchas noches a realizar ritos satánicos», aunque la Policía argumenta que no tienen «conocimiento alguno». Otros vecinos nos comentaban: «Aparte de los que entran por la noche a grabar psicofonías y cosas de esas, también es normal ver a gente con túnicas negras y velas que viene a hacer misas negras y ritos satánicos... A veces salen corriendo cuando escuchan alguna sirena que va para el Policlínico creyendo que puede ser la policía... Alguna vez incluso han aparecido restos de huesos en la entrada y es que alguno se los llevan no sé para qué». Así nos lo contaba Carmelo Rodríguez, vecino del lugar, que en alguna ocasión ha podido contemplar los pseudo rituales realizados en el cementerio protestante sevillano.

Pero esta apasionante investigación prosigue cuando encontramos a diferentes personas que entran a escondidas, al abrigo de la noche, en el lugar para realizar sesiones de ouija sobre las mismas lápidas fúnebres. Carlos Ojeda es una de estas personas que dentro de un círculo de aficionados al «juego» han entrado en el cementerio: «Es difícil de explicar por qué entramos en estos lugares, quizás porque al hacer ouija creemos que el cementerio nos facilitará el contacto debido al lugar, no sé, tal vez por sugestión, pero lo cierto es que la última vez que estuvimos un grupo de cuatro personas allí contactamos con alguien que hablaba en inglés y que nos dijo que su tumba estaba dos lápidas más atrás y así fue al comprobarlo... Sea como sea, allí cuando uno hace ouija se siente más en el más allá y por eso nosotros y otros grupos entramos y estamos un rato... La descarga de adrenalina es brutal». Y las sesiones hoy día se siguen produciendo, quizás más que buscando ese contacto con lo desconocido, pues provocando la reacción del subconsciente y de la propia sugestión.

Cuentan que en una ocasión un chico haciendo ouija en el Cementerio de los Ingleses tuvo una mala experiencia cuando, durante la sesión, unas tijeras le pasaron «volando» cerca del cuello..., el shock emocional o nervioso fue tal que debió de ser atendido por manos psiquiátricas. Dijeron sus amigos que «un espíritu lo amenazó con unas tijeras», aunque todo entra también dentro de la leyenda urbana que se teje en torno a todos estos lugares encantados o con encanto.

A mediados del siglo pasado se encontraron unos esqueletos diminutos emparedados entre sus muros. Para Rogelio Díaz «aquello no podía ser más que el desliz de alguna infeliz que al no poder enterrar a la criatura en el cementerio de San Fernando pagaba una cantidad para que el guarda de antaño hiciera la vista gorda y dejara enterrar a la criatura a modo de nicho en el muro. Pero oiga, que aparecieron no uno ni dos sino varios. Por aquel entonces también apareció en la calle Laraña una caja con el cadáver de una criatura dentro. Eran tiempos difíciles, de mucha hambre y de mucho señorito aprovechado y sinvergüenza en esta ciudad». Ello hace que la suma de hechos enigmáticos y misteriosos siga creciendo en este mágico y tétrico lugar.

Relacionado o no están las diferentes psicofonías registradas, esas voces del otro lado que parecen querer decirnos algo desde la ignorancia que provoca en nosotros sin saber de dónde viene o qué o quién las origina. Psicofonías de voces infantiles o niños llorando, llantos desgarradores, inequívocamente humanos e inequívocamente de ese desconocido otro lado..., quizás los llantos desgarrados de esas criaturas emparedaras que no tuvieron la oportunidad de que la vida les concediera Tiempo o, quizás, de una de esas historias rotas de las que goza todo cementerio y que nos cuenta cómo un padre asesinó a su hijo... Los llantos del bebé asesinado acompañaron a su padre hasta su muerte y hoy le hacen compañía junto a su tumba a la espera de ese Juicio máximo en el que pagará su pena... Un llanto repetidamente grabado y evocador de esta historia singular.

Para cerrar nuestro recorrido por el Cementerio de los Ingleses debemos hacer una advertencia a nuestros lectores: dicen que en el lugar se aparece un monje que insta abandonar cuanto antes el lugar a aquellos que turban demasiado la quietud del mismo. Carmen Lozano nos contaba: «Yo creía que aquella historia era una leyenda urbana algo que se decía para meter miedo pero una noche entramos como pudimos allí dentro arengados tras escuchar un programa de misterios en la radio y cuando llevábamos un rato en su interior una especie de neblina se comenzó a formar ante nosotros, era brillante y tomó forma como humana, al menos su silueta o por lo menos se parecía y luego alguien del grupo escuchó: «Marchad de aquí» y salimos corriendo todos recordando la historia del monje fantasma que se aparece en el lugar y que hoy te puedo decir que es absolutamente verídico». No son los únicos que han tenido tan desagradable encuentro ya que otros furtivos de la noche en el cementerio cuentan exactamente la misma experiencia.

Sergio Moreno es compañero periodista e investigador y también ha podido ser partícipe de los hechos que allí suceden, él nos comentaba: «Es indiscutible que en el Cementerio de los Ingleses suceden fenómenos dignos de ser estudiados, desde las innegables profanaciones hasta los ritos que en su interior. Se practican pasando por la grabación de psicofonías, sesiones de ouija o visión de apariciones y/o espectros en el mismo. Es un lugar que no deja indiferente a ningún investigador que haya entrado en su interior».

Por último cabe destacar la misteriosa e inexplicable aparición de lápidas de más de cien kilos de peso que aparecen casi a cincuenta metros de su ubicación original sin saber quién las mueve o lo que nos tratan de decir con su desplazamiento común en la noche...

En el cementerio descansan personajes tan ilustres para nuestra ciudad como Bernard Whishaw, por ejemplo, el inglés que instaló en la calle Ángeles un Museo Arqueológico o los restos de John Scroop, un héroe de la guerra de la Independencia que murió en el puente de Triana junto a las tropas españolas contra los franceses en defensa de la ciudad. Quizás ganaron su descanso en el Panteón de Sevillanos Ilustres bajo la Facultad de Bellas Artes de Sevilla pero su condición protestante les privó de este honor sin dudas merecido.

Hoy día el futuro del camposanto inglés es incierto, el cementerio es gestionado por la Asociación San Jorge, dependiente de la Embajada del Reino Unido en España, para dar «enterramiento a todos aquellos que profesen religión protestante u otro culto no católico». Para evitar su desaparición se ha alegado contra causas religiosas y por «su valor patrimonial e histórico». En su día el Ayuntamiento sevillano aprobó la construcción de un nuevo barrio en este escenario, «instando al traslado del cementerio a otro lugar que se estime conveniente», en declaraciones recogidas en prensa.

Y para concluir con la polémica del Cementerio de los Ingleses estaban las declaraciones del Obispo de la Comunidad Anglicana en España, Carlos López, quien declaraba al respecto: «Dudo que pueda suprimirse el cementerio, porque este suelo se considera territorio británico y está protegido por las leyes del gobierno británico».

A su interés histórico y cultural habría que añadirle su valor paranormal que en caso de desaparición privaría a los investigadores y sevillanos de otro foco más de fenómenos paranormales susceptible de ser llevados a estudio y todo por la imparable apisonadora altamente rentable de la construcción inmobiliaria en Sevilla. Hasta entonces seguiremos de cerca e informando todo aquello que pueda resultar de interés a nuestros lectores sobre los fenómenos que suceden en el Cementerio de los Ingleses.

Mi buen amigo, e investigador, Jordi Fernández siempre me había hablado de un lugar especial, un lugar enclavado en San Jerónimo del que se contaban hechos realmente aterradores y que cada vez daba más testigos de experiencias sobrecogedoras en su interior.

No son los camposantos lugares donde tradicionalmente ocurran –salvo excepciones– incidentes paranormales dignos de ser tomados en consideración, si bien los últimos años hemos asistido a diferentes fenómenos destacados en el cementerio de San Miguel en Málaga o en el cementerio de San José en Cádiz. En Sevilla se han registrado fenómenos paranormales y extraños en uno de sus cementerios, no es el de San Fernando sino en el llamado Cementerio de los Ingleses o de San Jorge. De él muy pocos sevillanos saben ni tan siquiera que existe pese a su cercanía con el barrio sevillano de San Jerónimo. Es un cementerio pequeño, «coqueto», con una antigüedad de un siglo y medio y donde reposan los restos de más de 250 personas, en su mayoría de nacionalidad británica, pero sevillanos de adopción y de corazón.

Fue John B. Williams, a la sazón vicecónsul del Reino Unido en Sevilla, quien en el año 1855 compró terrenos para poder enterrar dignamente a los marineros que fallecían víctimas de la tuberculosis en tierras andaluzas al servicio de las navieras británicas y ante la imposibilidad de poder trasladar sus cadáveres a su patria. Desde entonces este desconocido rincón lúgubre de Sevilla acoge la última morada de esos británicos fallecidos en nuestra ciudad..., y donde de unas fechas hacía acá han sucedido los diferentes fenómenos paranormales que hoy informamos desde estas páginas.

El Cementerio de los Ingleses de Sevilla es de menor tamaño que el de Málaga aunque no por ello deja de ser historia vida y cultural de esta ciudad. De difícil acceso para la investigación y con mil y una trabas antes de acometer cualquier pregunta a sus cuidadores, este cementerio pasa por ser uno de los más simbólicos para la comunidad angloparlante de la cuidad.

Lo primero que salta a la vista del lugar son las condiciones del mismo, en casi abandono y muy descuidado. Acceder al mismo es relativamente fácil a tenor de los escasos dos metros de muro que delimitan el acceso a su interior y a sus secretos...

Los incidentes en él son diversos, encontramos diferentes cruces invertidas en nuestro transitar por el mismo, cruces invertidas en varias tumbas de militares que parecen haberse llevado el estado de guerra hasta a su último lugar de descanso. Porque aunque nuestras autoridades no lo quieran ver, el Cementerio de los Ingleses parece que sólo es conocido por profanadores que encuentran el lugar idóneo a sus actividades en la soledad de tan calmo lugar. Así, en el recinto se han registrado diferentes profanaciones de tumbas, rotura de cruces o inversión de las mismas e incluso la celebración de rituales negros en los que aún son visibles las marcas dibujadas de los pentagramas en el suelo o sobre las mismas tumbas donde las mudas y apagadas velas negras quisieran decirnos, contarnos, narrarnos el horror y el sinsentido vivido en la noche.

Diferentes diarios sevillanos en sus páginas locales recogían los testimonios de vecinos que comentan: «Aquí no viene nadie, sólo un jardinero una vez al mes. Aquí vienen también muchas noches a realizar ritos satánicos», aunque la Policía argumenta que no tienen «conocimiento alguno». Otros vecinos nos comentaban: «Aparte de los que entran por la noche a grabar psicofonías y cosas de esas, también es normal ver a gente con túnicas negras y velas que viene a hacer misas negras y ritos satánicos... A veces salen corriendo cuando escuchan alguna sirena que va para el Policlínico creyendo que puede ser la policía... Alguna vez incluso han aparecido restos de huesos en la entrada y es que alguno se los llevan no sé para qué». Así nos lo contaba Carmelo Rodríguez, vecino del lugar, que en alguna ocasión ha podido contemplar los pseudo rituales realizados en el cementerio protestante sevillano.

Pero esta apasionante investigación prosigue cuando encontramos a diferentes personas que entran a escondidas, al abrigo de la noche, en el lugar para realizar sesiones de ouija sobre las mismas lápidas fúnebres. Carlos Ojeda es una de estas personas que dentro de un círculo de aficionados al «juego» han entrado en el cementerio: «Es difícil de explicar por qué entramos en estos lugares, quizás porque al hacer ouija creemos que el cementerio nos facilitará el contacto debido al lugar, no sé, tal vez por sugestión, pero lo cierto es que la última vez que estuvimos un grupo de cuatro personas allí contactamos con alguien que hablaba en inglés y que nos dijo que su tumba estaba dos lápidas más atrás y así fue al comprobarlo... Sea como sea, allí cuando uno hace ouija se siente más en el más allá y por eso nosotros y otros grupos entramos y estamos un rato... La descarga de adrenalina es brutal». Y las sesiones hoy día se siguen produciendo, quizás más que buscando ese contacto con lo desconocido, pues provocando la reacción del subconsciente y de la propia sugestión.

Cuentan que en una ocasión un chico haciendo ouija en el Cementerio de los Ingleses tuvo una mala experiencia cuando, durante la sesión, unas tijeras le pasaron «volando» cerca del cuello..., el shock emocional o nervioso fue tal que debió de ser atendido por manos psiquiátricas. Dijeron sus amigos que «un espíritu lo amenazó con unas tijeras», aunque todo entra también dentro de la leyenda urbana que se teje en torno a todos estos lugares encantados o con encanto.

A mediados del siglo pasado se encontraron unos esqueletos diminutos emparedados entre sus muros. Para Rogelio Díaz «aquello no podía ser más que el desliz de alguna infeliz que al no poder enterrar a la criatura en el cementerio de San Fernando pagaba una cantidad para que el guarda de antaño hiciera la vista gorda y dejara enterrar a la criatura a modo de nicho en el muro. Pero oiga, que aparecieron no uno ni dos sino varios. Por aquel entonces también apareció en la calle Laraña una caja con el cadáver de una criatura dentro. Eran tiempos difíciles, de mucha hambre y de mucho señorito aprovechado y sinvergüenza en esta ciudad». Ello hace que la suma de hechos enigmáticos y misteriosos siga creciendo en este mágico y tétrico lugar.

Relacionado o no están las diferentes psicofonías registradas, esas voces del otro lado que parecen querer decirnos algo desde la ignorancia que provoca en nosotros sin saber de dónde viene o qué o quién las origina. Psicofonías de voces infantiles o niños llorando, llantos desgarradores, inequívocamente humanos e inequívocamente de ese desconocido otro lado..., quizás los llantos desgarrados de esas criaturas emparedaras que no tuvieron la oportunidad de que la vida les concediera Tiempo o, quizás, de una de esas historias rotas de las que goza todo cementerio y que nos cuenta cómo un padre asesinó a su hijo... Los llantos del bebé asesinado acompañaron a su padre hasta su muerte y hoy le hacen compañía junto a su tumba a la espera de ese Juicio máximo en el que pagará su pena... Un llanto repetidamente grabado y evocador de esta historia singular.

Para cerrar nuestro recorrido por el Cementerio de los Ingleses debemos hacer una advertencia a nuestros lectores: dicen que en el lugar se aparece un monje que insta abandonar cuanto antes el lugar a aquellos que turban demasiado la quietud del mismo. Carmen Lozano nos contaba: «Yo creía que aquella historia era una leyenda urbana algo que se decía para meter miedo pero una noche entramos como pudimos allí dentro arengados tras escuchar un programa de misterios en la radio y cuando llevábamos un rato en su interior una especie de neblina se comenzó a formar ante nosotros, era brillante y tomó forma como humana, al menos su silueta o por lo menos se parecía y luego alguien del grupo escuchó: «Marchad de aquí» y salimos corriendo todos recordando la historia del monje fantasma que se aparece en el lugar y que hoy te puedo decir que es absolutamente verídico». No son los únicos que han tenido tan desagradable encuentro ya que otros furtivos de la noche en el cementerio cuentan exactamente la misma experiencia.

Sergio Moreno es compañero periodista e investigador y también ha podido ser partícipe de los hechos que allí suceden, él nos comentaba: «Es indiscutible que en el Cementerio de los Ingleses suceden fenómenos dignos de ser estudiados, desde las innegables profanaciones hasta los ritos que en su interior. Se practican pasando por la grabación de psicofonías, sesiones de ouija o visión de apariciones y/o espectros en el mismo. Es un lugar que no deja indiferente a ningún investigador que haya entrado en su interior».

Por último cabe destacar la misteriosa e inexplicable aparición de lápidas de más de cien kilos de peso que aparecen casi a cincuenta metros de su ubicación original sin saber quién las mueve o lo que nos tratan de decir con su desplazamiento común en la noche...

En el cementerio descansan personajes tan ilustres para nuestra ciudad como Bernard Whishaw, por ejemplo, el inglés que instaló en la calle Ángeles un Museo Arqueológico o los restos de John Scroop, un héroe de la guerra de la Independencia que murió en el puente de Triana junto a las tropas españolas contra los franceses en defensa de la ciudad. Quizás ganaron su descanso en el Panteón de Sevillanos Ilustres bajo la Facultad de Bellas Artes de Sevilla pero su condición protestante les privó de este honor sin dudas merecido.

Hoy día el futuro del camposanto inglés es incierto, el cementerio es gestionado por la Asociación San Jorge, dependiente de la Embajada del Reino Unido en España, para dar «enterramiento a todos aquellos que profesen religión protestante u otro culto no católico». Para evitar su desaparición se ha alegado contra causas religiosas y por «su valor patrimonial e histórico». En su día el Ayuntamiento sevillano aprobó la construcción de un nuevo barrio en este escenario, «instando al traslado del cementerio a otro lugar que se estime conveniente», en declaraciones recogidas en prensa.

Y para concluir con la polémica del Cementerio de los Ingleses estaban las declaraciones del Obispo de la Comunidad Anglicana en España, Carlos López, quien declaraba al respecto: «Dudo que pueda suprimirse el cementerio, porque este suelo se considera territorio británico y está protegido por las leyes del gobierno británico».

A su interés histórico y cultural habría que añadirle su valor paranormal que en caso de desaparición privaría a los investigadores y sevillanos de otro foco más de fenómenos paranormales susceptible de ser llevados a estudio y todo por la imparable apisonadora altamente rentable de la construcción inmobiliaria en Sevilla. Hasta entonces seguiremos de cerca e informando todo aquello que pueda resultar de interés a nuestros lectores sobre los fenómenos que suceden en el Cementerio de los Ingleses.