Mariano Fortuny, el pintor que quiso renovarse en la Andalucía morisca

El CaixaForum estrena este jueves su cuarta exposición, que resalta la vinculación del artista catalán con Granada y Sevilla, donde buscó una evolución de su pintura más allá de las exigencias mercantiles

Manuel Pérez manpercor2 /
20 sep 2017 / 18:31 h - Actualizado: 20 sep 2017 / 23:33 h.
"Cultura","Pintura","Exposiciones","Caixafórum","Caixafórum: otra puerta a la cultura"
  • La exposición alberga 133 obras, la mayor parte dibujos y bocetos, realizadas por Fortuny durante su estancia en Andalucía entre 1870 y 1872. / Fotografías: Jesús Barrera
    La exposición alberga 133 obras, la mayor parte dibujos y bocetos, realizadas por Fortuny durante su estancia en Andalucía entre 1870 y 1872. / Fotografías: Jesús Barrera
  • Ignasi Miró, Francesc Quílez y el director de Caixafórum Sevilla, Moisés Roiz.
    Ignasi Miró, Francesc Quílez y el director de Caixafórum Sevilla, Moisés Roiz.

Los pintores del último tercio del siglo XIX solían ser artistas cuyas obras se revalorizaban después de muertos. Además, se caracterizaron por llevar una mala vida debido a la fama de contestatarios y el halo bohemio y libérrimo que poseían por el hecho de no someterse al sistema burgués que mercantilizó el arte hasta límites insospechados. No fue el caso de Mariano Fortuny (Reus, 1838-Roma, 1874), cuya fama le llegó en vida. La crítica hizo de él un pintor de prestigio y su marchante, Adolph Gaupil, le consiguió numerosos y buenos contratos que le permitió vender sus obras a precios desorbitados para la época.

Pero Fortuny era otro bohemio más; otro pintor de espíritu libre que abandonó el París de finales del XIX, que era una ciudad cosmopolita y a la vanguardia de la creatividad, para asentarse en un rincón casi desconocido de Europa: Granada. Todo un acto de sedición artística de un Fortuny que se instaló en la ciudad nazarí para redefinir su pintura y encontrar en los callejones del Albaicín y los jardines de una expoliada y abandonada Alhambra un espacio y tiempo para evolucionar su línea pictórica y creativa. Una búsqueda personal que le generó numerosas depresiones y no pocos enfrentamientos con su marchante y su clientela, quienes frenaban esa alma libre y bohemia de Fortuny.

Esta paradoja entre la realidad y el deseo es la que se expone en el CaixaForum de Sevilla desde hoy hasta el próximo 7 de enero de 2018. Los asistentes podrán observar hasta un total de 133 obras del pintor reusense, «el mejor pintor español del siglo XIX, después de Francisco de Goya», afirmó el comisario de la exposición y conservador en jefe del gabinete de Dibujos y Grabados del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), Francesc Quílez. El objetivo de la muestra no es solo «poner en valor las colecciones de nuestro país», como afirmó el director del área de Cultura de la Fundación Bancaria La Caixa, Ignasi Miró, sino destacar la importancia de Andalucía en la obra de Fortuny, quien llegó a sentirse fuertemente identificado con el paisaje y donde vivió uno de los momentos más felices de su vida, ya que es aquí donde encuentra los escenarios para la renovación de su pintura.

Granada juega un papel fundamental en esta exposición, ya que Fortuny contribuye en buena medida a hacer de la ciudad nazarí «una ciudad monumental que sirve de fuente de inspiración a otros tantos artistas», afirmó Quílez. Además, el pintor convirtió a la Alhambra en uno de los escenarios más recurrentes en su obra, ya que supuso «el marco perfecto» para desarrollar esa pintura orientalista tan anhelada por Fortuny, ya que quedó prendado por el pasado árabe de Granada y que reflejó no solo en tablas al óleo, sino que dejó su impronta en numerosos dibujos y bocetos que dejan entrever la maestría de un trazo grueso, suelto y libre que permiten «adentrarnos en el imaginario del autor», señaló Quílez. De esta época encontramos La matanza de los Abencerrajes, una pintura inspirada en la literatura romántica de escritores como Washington Irving, o Los Marroquíes.

También Sevilla tiene un hueco en esta exposición y no es baladí. Durante su estancia en Granada, Fortuny estableció una estrecha relación con la capital hispalense, donde entabló amistad con José Villegas, José Gestoso o Martín Rico. Muchas de las obras sobre Sevilla que se expondrán en esta muestra provienen de colecciones particulares, si bien otros proceden de instituciones tan prestigiosas como el MNAC, el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional o el Museo de Orsay. De esta etapa destacan las escenas taurinas, entre las que cabe resaltar La Maestranza de Sevilla, una visión desconocida de un todavía inconcluso coso sevillano en la que demuestra un dominio del paisaje con una pincelada rápida y suelta.