Nadie baila como Fred y Ginger

El Frente Popular de Judea abuchea a Zoido en la Plaza Nueva. ¿O era el Frente Judaico Popular?

13 jun 2015 / 18:20 h - Actualizado: 13 jun 2015 / 22:06 h.
"Ayuntamiento de Sevilla","Elecciones Municipales 2015","Juan Espadas"
  • Juan Espadas y Susana Díaz se saludan en la puerta del Ayuntamiento. / Pepo Herrera
    Juan Espadas y Susana Díaz se saludan en la puerta del Ayuntamiento. / Pepo Herrera

«¡Compañeros!», clamó perentoriamente el señor que sujetaba la pancarta por la izquierda, justo frente a las puertas del Ayuntamiento. «¡Compañeros! ¡Vamos a echarnos más p’acá, que nos estamos metiendo en la otra manifestación!». La otra manifestación estaba compuesta a la sazón por un puñado de individuos ataviados de morado podemita y otros dos que sostenían una tricolor con la leyenda Memoria histórica Triana. Los primeros, que resultaron ser los colaboradores sociales jubilados del Ayuntamiento, hicieron bien asegurándose toda la parte delantera que mira hacia el Ayuntamiento porque enseguida llegaron los miembros de la plataforma OAEP para pedir, telón mediante, la cobertura de las vacantes. Había, pues, un selecto surtido de protestas sociales que iba a más. Los invitados a la toma de posesión, el personal de la casa y los curiosos, mientras tanto, iban poblando el andén de la Plaza Nueva como los invitados a una boda hacen suyo el vestíbulo del salón de celebraciones en espera de los novios. De hecho, debió de haber salido algún camarero con cervezas, si hubiese sido hora. Empetadilla se estaba poniendo la cosa cuando asomaron por la esquina, rumbo al amasijo humano central, unos manifestantes del PCE con su lema Sáhara libre, sus banderines saharauis, una sábana blanca con idea de extenderla sobre el pavimento para recoger firmas y una señora leyendo con megáfono una petición de apoyo a Takbar Hari.

Quizá otras doscientas manifestaciones fueron cogiendo también su sitio al fondo de la plaza conforme el reloj se acercaba al mediodía, hora de inicio del pompazo democrático. El Frente Popular de Judea, el Frente Judaico Popular... Allí había gorras bolcheviques, boinas, pañoletas, pelucas y por poco no hubo pamelas, visto el taconamen que se gastaban algunas de las damas invitadas a la jura del alcalde, que sabe Dios cómo no se dejaron los piños en el mármol de nuestros antepasados.

Y de repente se desató por lontananza lindando con Albareda una bronca inmensa que empezó como un carraspeo colectivo y acabó en abucheo colosal: llegaba Juan Ignacio Zoido con su séquito. Una tremenda pitada aliñada con toda clase de aderezos verbales, sirvan como ejemplo los siguientes: «¡Reírse ahora, que nos habéis tenido sin comer!», «¡Sevillistaaaa!» y «¡A la puta calleeeee!», en un nuevo derroche de esa clásica elegancia que caracteriza al paisano de estas tierras cuando se trata de despedir al vencido. Eso sí: allí no había ni un alma de las que estuvieron vitoreando a manojos al alcalde saliente el otro día en el Corpus. O a lo mejor estaban en la Plaza de San Francisco, que es por donde pasa esa procesión. A todo esto, ya habían entrado en el edificio Monteseirín (más mayorcete), Del Valle (más prócer), Torrijos (más delgado –«es que ahora tengo tiempo de salir en bici»–, comentó), Borbolla (más disecado, tal vez) y el propio Juan Espadas, que volvió a bajar para recoger a Susana Díaz en un instante en que la gente se olvidó de abuchear y comenzó a entonar ¡ah! y ¡oh! al paso de la feliz pareja. Él la tomó a ella por la cintura; ella le respondió colocándose una flor en el pelo; y así, entre un pasillo humano que marcaba el ritmo con los pies y tremolaba sus manos enfundadas en guantes blancos, bajo los compases del Shall We Dance magistralmente interpretados por la Banda Sinfónica Municipal, Fred y Ginger desplegaron su baile por la escalinata entre flashes y ovaciones como en un revoloteo ingrávido y dulcísimo rebosante de complicidad, ternura y repiqueteos de claqué como gorriones piando al paso del amor. Jamás se ha visto una coreografía semejante en ese vestíbulo, en esas escalinatas, en ese Salón Colón donde este baile sensacional y poderosísimo (¿o fue una alucinación? ) ponía fin al melodrama titulado en inglés original Punishment For PSOE y lamentablemente traducido al español como La era Zoido. Ay, tanto amor se ganaron ambos que si larga era la cola para felicitar a Espadas, más larga era si cabe la de Díaz.

Lo demás... Bueno, ya se sabe: la pesada liturgia de siempre (tan pesada como quepa esperar de 31 concejales), el torpe que se engancha la medalla en las orejas, el discursito pedante..., esas cosas. Pero la noticia no estaba ahí, sino en la escalinata de mármol repleta de guardias de gala: quienes ayer vieran danzar a Fred y a Ginger saben que aquí hay película para rato. Sevilla adora el melodrama. Ahora, eso sí: para traducir títulos del inglés no valemos un duro.