«Ningún lugar Patrimonio de la Humanidad tiene los sofisticados e inmersivos audiovisuales que hemos creado para la Casa Batlló de Gaudí»
Miguel Alonso González. Cofundador de Cyan Animática y director de ‘La inspiración del genio’ para la Casa Batlló de Gaudí. El realizador sevillano, al frente de una empresa con gran trayectoria internacional en crear espectaculares contenidos audiovisuales para museos y exposiciones, es uno de los grandes artífices del ‘10D Experience’, modelo único en el mundo de experiencia inmersiva para disfrutar al máximo de una visita cultural, que se ha creado para todo le recorrido por la Casa Batlló, obra genial de Gaudí, y se inaugura el próximo 14 de mayo
El 14 de mayo será noticia de resonancia internacional la reapertura al público en Barcelona de la Casa Batlló, una de las obras maestras del arquitecto Antoni Gaudí. Los propietarios han invertido 15 millones de euros en restauración, instalaciones y mejora de la seguridad del edificio, y otros 15 millones en museografía y contenidos multimedia únicos en el mundo hasta la fecha por su sofisticación. La empresa sevillana Cyan Animática, que ha creado audiovisuales muy avanzados para museos creados en países de todo el mundo en lo que va de siglo, ha tenido gran protagonismo en idearlos y realizarlos para la Casa Batlló, con el concepto ‘10D Experience’. Y sobre todo ha sido protagonista uno de sus cofundadores y socios, el realizador Miguel Alonso, que ha participado muy activamente en la concepción general de todo el proyecto, que para el visitante arranca con el multimedia ‘La inspiración del genio’, dirigido por él.
Encuadre sus coordenadas biográficas con un breve ‘flashback’
Nací hace 55 años en Sevilla. Mis padres procedían de Real de la Jara, precioso pueblo de la Sierra Norte de Sevilla. Soy el más pequeño, con una melliza, de un total de cinco hermanos. Mi madre se dedicó al trabajo más difícil: criar cinco hijos. Y mi padre trabajó mucho años como ingeniero de Philips en su rama de televisión y video para toda España. Mi barrio de infancia y adolescencia fue Pío XII, un barrio obrero. Estuve casado, tengo dos hijos, varones de 24 y 21 años, respectivamente, el mayor trabaja en el sector moda y el pequeño estudia en el sector sanitario. Con mi pareja vivo en Mairena del Aljarafe.
¿Fue buen estudiante? ¿Tenía interés por el audiovisual?
Fui un trasto en los estudios. Pasé por varios colegios, después por la academia privada San Ignacio de Loyola. Hice el bachillerato en el Instituto San Isidoro, me costó mucho sacarlo. Me entretenía con cualquier cosa. Me gustaba más organizar las fiestas en el instituto, a las que iba mucha gente. Y también interrumpía mis estudios para preparar teatro, hacer espectáculos con diapositivas, etc., en Amor de Dios. La primera vía que tuve para trabajar fue montar bares de copas, tuve varios, fue una época económicamente boyante.
¿Cómo hizo el tránsito de eso a montar Cyan Animática?
Empezó por casualidad, hace 30 años. Me encontré en la calle a Javier Márquez, que sigue siendo uno de los socios al frente de la empresa. Lo conocía por las fiestas. Me contó que había emprendido algo que me pareció extraño: animación por ordenador. Y conversando sobre lo que hacíamos cada uno me dijo que le gustaba mi don de gentes y me invitó a conocer lo que estaban poniendo en marcha. Empecé apoyándoles en la comunicación y en la comercialización, y como soy un alma inquieta, también me metí a ser técnico de animación por ordenador. Con su primer socio no le iba bien y en 1992 se reconfiguró la empresa, a la que llamamos Cyan Animática, ofreciéndome Javier Márquez entrar como socio, además de hacerlo dos hermanos suyos, Santiago y José.
¿Trabajaron para la Exposición Universal de Sevilla en 1992?
No, llegamos tarde a esa enorme vorágine de trabajo, pero ver lo que se hacía nos abrió los ojos. Era una época en la que el sector audiovisual en Sevilla creció exponencialmente, y nuestro primer cliente estratégico fue Canal Sur Televisión. Hicimos en infografía las cabeceras de muchos de sus programas.
¿Se ha formado de modo autodidacta en este ámbito profesional y creativo con tanta evolución tecnológica?
He sido autodidacta en todo lo que he hecho. Soy un devorador de conocimiento. Había algo en mi interior relacionado con el mundo del audio y del video que explotó con esta oportunidad que tuve de crear Cyan Animática junto a mis socios. Y empecé a asumir retos, a echarle un valor que ahora, recordando, me entra hasta vértigo. Por ejemplo, cómo hice mi primer rodaje en 35 milímetros. La recreación de un enterramiento íbero, y yo sin conocimientos de rodaje. Hoy nos llaman artistas visuales, yo me considero realizador. Son incontables las personas de las que he aprendido. De cada operador de cámara, de cada guionista, de cada realizador, de cada director, de cada iluminador. Y me he atrevido a dirigirlos. He sido osado. Y he aprendido mucho de la cantidad de errores que he cometido, y de los chocazos que me he dado contra el ordenador, contra un libro, con un lápiz y un papel. Muchas, muchas horas de trabajo y aprendizaje. En los años noventa, sobre todo haciendo anuncios publicitarios tanto para empresas privadas como para administraciones públicas.
Ahora son una empresa cuya web informa solo en lengua inglesa. ¿Cuáles fueron sus primeras creaciones de envergadura para el extranjero?
La mayoría de las empresas que nos encargan los trabajos son españolas para proyectos en el extranjero. De los primeros fue para el Museo de la Ciencia en Estambul, en 2004. Y ese año también hicimos la parte multimedia de una exposición dedicada a Andalucía en el Parque España, que está en Shima (Japón). En cuanto a producciones de más envergadura, muchas han sido a partir de 2012, cuando trabajamos para el Museo de la Historia Judía y Centro de la Tolerancia que hay en Moscú. Creo que es el museo dedicado a la diáspora judía más grande del mundo. Desde hace muchos años el 85% de la facturación de Cyan procede de trabajos para exposiciones y museografía.
¿Cuál es su principal fortaleza?
El nivel altísimo que tiene nuestro equipo en infografía. Fue el buque insignia durante años. Siendo siendo importante un producto: la creación de presentaciones de proyectos para concurrir a ellos, que permitan dar un paseo virtual por un museo que aún no existe, y hacer así más atractivas sus candidaturas para ser elegidos. Los encargan las grandes empresas de museografía, como la española Acciona Ingeniería Cultural (que fue en su origen la sevillana General de Producciones y Diseño) o como la norteamericana Ralph Applebaum, Y también estudios de arquitectura como los de Vázquez Consuegra, Cruz y Ortiz, Santiago Calatrava, etc. Nosotros somos productores de contenidos multimedia, no somos diseñadores de espacios museográficos. Vamos de la mano de empresas que sí encabezan esos proyectos.
¿Hoy en día, cuántas personas forman parte de la plantilla de Cyan?
Fijas somos 18. Para cada proyecto somos un acordeón. En algunos hemos llegado a incorporar a 20 o 30 personas más. Durante muchos años, me gustaba que todos estuvieran en nuestra sede en Sevilla, para estar todos muy compenetrados, Porque en los procesos de larga trayectoria, como son los proyectos museográficos, es muy fácil desviarse de un criterio señalado y eso va en contra de la eficiencia. Ya sí hemos integrado el tener ‘freelance’ y especialistas teletrabajando muy coordinados, y están en Barcelona, en Munich, en la India, en China. Esa tendencia será cada vez más frecuente.
¿También suelen ser autodidactas?
En las especialidades que incorporamos para ejecutar nuestras creaciones, encontramos a jóvenes con un nivel enorme de conocimientos, y licenciaturas y másters. La formación reglada cada vez es mejor en este campo. Quienes son de mi generación, como Alberto Barranco, que es el director del departamento de 3D, y es fabuloso, son autodidactas.
¿Cómo estudian el grado adecuado de asimilación y de satisfacción de sus multimedia por parte de personas de muy diversas edades, nacionalidades, educación e intereses? ¿El exceso de despliegue tecnológico es contraproducente?
Ha dado en el clavo. Es lo más peligroso en el híbrido entre museología y museografía. Y cada vez más intervenimos desde Cyan como asesores tecnológicos de museólogos y museógrafos cuando están en su primera fase de idear proyecto. El equilibrio entre comunicación y experiencia de usuario está en una línea fácil de atravesar y equivocarte. Nunca hay que perder el norte: lo importante es la emoción que siente el visitante dentro de un museo. Hasta el diseño de interiorismo está a favor de eso. Hay que saber controlar la tentación de poner tecnología solo por el valor de exponerla.
¿Qué premios han recibido?
Los agradecimientos de nuestros clientes que encabezan los proyectos y han logrado premios internacionales. En mi mano solo tengo un premio: la carta que me envió el director del área de arquelogía del British Museum, tras ver el audiovisual que hicimos para el Museo de Arqueología de Alicante, en el que le dábamos vida y movimiento a los dibujos de vasijas íberas, y las figuras que en ellas aparecen contaban su historia. Nos felicitó por la calidad y por nuestro atrevimiento para hacer eso en arqueología.
¿Cómo lograron ser elegidos para tener un papel relevante en el relanzamiento de Casa Batlló?
Hace ocho años que arranca este proyecto. La familia Bernat, propietaria desde 1994 de Casa Batlló, creada por Gaudí, y catalogada como Patrimonio de la Humanidad, tras el éxito de su restauración y su apertura a los visitantes, llegando a tener casi un millón al año y ser de los monumentos más admirados de Barcelona, tras la Sagrada Familia, vio años después la necesidad de revitalizar su exhibición además de completar la restauración. Nos propuso participar otra empresa tecnológica de origen sevillano, Vitelsa, de equipamiento audiovisual, dirigida por Ignacio Domínguez, que había propuesto a David Pérez ser quien ideara la museografía con Cyan. Montamos un equipo con expertos en creatividad como Bico Bermúdez, Alain Uceda, Javier García Nomon y Andrés Alés, mi guionista de cabecera. La propuesta fue elegida y el resultado final, con la dirección de David Pérez, ha ido mucho más allá de lo que se ideó.
Explique qué es el 10D Experience.
La visita a Casa Batlló comenzará a partir de ahora por la planta sótano, donde estaban las carboneras, y es una parte de la edificación donde no hay vestigios de Gaudí. Sus 2.000 metros cuadrados son a partir de ahora el Gaudí Dome, para iniciarse en el origen del genio. Ahí sí las autoridades han permitido más elementos expositivos para que los visitantes disfruten una experiencia inmersiva, sensorial y multimedia muy potente sobre Gaudí y cómo desde niño se inspiraba en la Naturaleza. Formas, sonidos, aromas,... Tras esa introducción en un espacio de desconexión y relajación, comenzarán a subir por las diversas plantas de la casa, y en ellas la intervención audiovisual es muy sutil, no hay equipos a primera vista. Lo importante es disfrutar directamente de la arquitectura y de la decoración de Gaudí, a la vez contenedor y contenido. A partir de ahí, aparecerán las sorpresas que también forman parte del 10D Experience.
¿Los visitantes llevarán gafas de realidad virtual aumentada?
No. Los desarrollos tecnológicos son muy sofisticados y sutiles. La intervención es muy elegante para ir en total sintonía con un edificio tan elegante. No hay otro edificio en el mundo que sea Patrimonio de la Humanidad que incluya elementos como los producidos para Casa Batlló, fruto de una gran inversión en investigación aplicada. Los auriculares se han diseñado expresamente para esta experiencia, y reconocerán a la persona que los lleva. Y le hablará en su idioma principal. Están preparados para hacerlo en 15 idiomas. Hay reconocimiento facial en toda la casa, con inteligencia artificial. Solo dentro de la planta noble, en la que vivía la familia Batlló, a cada visitante se le dará una ‘tablet’, que también le reconocerá e interactuará, y con ella, solo dentro de esa planta, tendrá una experiencia de realidad aumentada y mágica muy distinta a lo habitual.
¿Cómo han escondido los dispositivos tecnológicos sin alterar la casa?
Hemos situado algo que sí era posible: colocar espejos y cuadros. Que no son tales: son interactivos que reaccionan cuando tú los miras. Que ayudan a contar la historia de la casa, como si la hubieran visto desde las paredes y te devuelvan el reflejo de la vida que hubo allí. Hemos diversificado tanto los contenidos audiovisuales que hemos hecho micromappings que se ven a través de mirillas o agujeros. Y también hay creaciones escondidas que están hechas con la técnica del ‘pepper’s ghost’, el fantasma de Pepper, una técnica de ilusionismo que se utiliza en teatro y en magia, que popularizó en el siglo XIX John Henry Pepper.
¿Cómo se logra hacer fluida la visita en un lugar que no se ideó para la movilidad interna de tantas personas?
La dirección de Casa Batlló afrontó también ese reto. Por el patio interior y junto a otra casa se ha creado una escalera, que es en sí misma una obra de arte, diseñada por el arquitecto japonés Kengo Kuma y con iluminación artística del italiano Mario Nanni. Se utiliza para el recorrido de bajada, mientras que la escalera interior se usa para la subida.
¿Cuál es el colofón del 10D Experience?
Los visitantes vuelven a llegar al sótano y antes de salir entran en el Gaudí Cube, donde un cubo LED de seis caras único en el mundo expone ‘En la mente de Gaudí’, una creación del artista audiovisual Refik Anadol. Desde Cyan sugerimos a la dirección de Casa Batlló que eligiera a ese artista turco-estadounidense para ese encargo. El sótano hace la función de principio y fin, alfa y omega, es donde está el origen del genio, como si hubiésemos descubierto y sintetizado la cadena del ADN de un ser tan mágico como Gaudí.
¿Cómo ha sido la relación con la familia Bernat, propietaria de Casa Batlló?
A lo largo de ocho años se ha forjado una amistad muy grande. Sobre todo con Gary Gautier, director de Casa Batlló, hijo de Nina Bernat. No puedo olvidar cómo Gary Gautier estuvo en el entierro de mi padre, hace dos años. Él acababa de llegar a Barcelona en un vuelo desde Shanghai, se enteró de la muerte de mi padre y en el aeropuerto del Prat decidió sobre la marcha coger un vuelo para llegar a Sevilla.
Para usted y para la empresa Cyan, el 10D Experience les abrirá aún más puertas a nivel mundial.
Es una gran oportunidad. Para todo mi equipo y para mí, la experiencia ha sido un revulsivo total, un cambio de paradigma. Porque en museografía estábamos acostumbrados a que el edificio fuera solo un contenedor, y las obras se exhiben dentro. En la Casa Batlló es hacer la intervención estando dentro de la obra de arte. Es muy especial sentir que la obra de arte te rodea.
Con la enorme cantidad y calidad de patrimonio material e inmaterial que forma parte de Sevilla, ¿por qué no existen iniciativas tan avanzadas como la que se va a inaugurar en Casa Batlló?
Porque Sevilla le ha dado la espalda a invertir en cultura. Y no aprovecha sus talentos. En la ciudad nacieron dos de las empresas españolas que han sido referencia en museografía: Ingenia, con Carmen Bueno, y General de Producciones y Diseño, que ahora es Acciona Ingeniería Cultural y se la llevaron a Madrid. Sevilla no solo tiene mucho patrimonio cultural y una gran evolución histórica, sino profesionales con gran excelencia creativa y técnica. Nosotros, en Cyan Animática, también hemos sido poco profetas en nuestra tierra. Hicimos contenidos para el Museo del Baile Flamenco, para dos espectáculos de Isla Mágica, y poco más.
¿Qué propone hacer?
Las instituciones necesitan una conmoción. Tienen que reaccionar. Y para ello los profesionales debemos de ser autocríticos: está en nuestras manos unirnos y decirles, como un revulsivo: “Nos estáis pidiendo a gritos que os hagamos pasar un poco de vergüenza. Tenéis que reaccionar”. Yo, como sevillano de 55 años, que tengo creaciones exhibiéndose en Nueva York, Shanghai, Golfo Pérsico, Europa, América del Sur, siento ganas de devolverle a la ciudad lo que me ha dado como cuna de mi vida. Somos más los profesionales que pensamos así. Y la crítica también debe englobar a los sevillanos que manejan grandes fortunas. Manejan mucho capital y deben ayudar a impulsar la revitalización de la ciudad.