«No te acostumbras, pero lo asumes»

Pepe González, 29 años en Emasesa con bajadas continuas a los colectores, destaca las medidas de seguridad de un trabajo al que nunca le ha perdido el respeto

10 may 2017 / 21:24 h - Actualizado: 10 may 2017 / 22:49 h.
"Emasesa","La Sevilla subterránea"
  • «No te acostumbras, pero lo asumes»
  • Un trabajador de Emasesa, con su equipo individual. / El Correo
    Un trabajador de Emasesa, con su equipo individual. / El Correo

«Es el inicio, la entrada. En los primeros metros te pega el bofetón, vienen bolsas de gas, a lo mejor hay más vertidos, y el aire lo empuja hacia adelante...», cuenta Agustín, y el veterano Pepe asiente: «No te llegas a acostumbrar, pero lo asumes». Hablan de las ocasiones en las que descienden hasta los colectores subterráneos de Emasesa, una intrincada y extensa red que ya quisiera para sí no ya el Metro de Sevilla, sino el de Nueva York.

Lo que sorprende es que Pepe, José González Beleño, 29 años en la Empresa Municipal de Aguas de Sevilla, insista en las complicaciones que supone trabajar en las conducciones subterráneas al mismo tiempo que cuenta anécdotas y charla relajado de una experiencia que roza las tres décadas. «Todos los trabajos tienen su riesgo, y este tiene un poquito más. Por los gases, por una caída». Por ejemplo, algo tan simple como una torcedura de tobillo... «Te tendrían que rescatar. Somos muy conscientes del riesgo», aclara, y a continuación cuenta lo que difícilmente puede dejar de calificarse como batallita. «Una vez, hace tiempo, nos metimos en los Arcos con las típicas linternas pequeñitas de petaca. Y cuando íbamos por la cárcel se acabaron las pilas, walkie-talkie ni nada. ¿Pepe, dónde vamos?, me dijo mi compañero. Espera, agárrate a mí», lo tranquilizó. Y así, con una mano pegada a la pared y la otra agarrando a Pepe, los dos compañeros volvieron a la superficie en Marqués de Píckman.

Esa anécdota es impensable hoy en día, cuando la seguridad es la gran prioridad. Para empezar, los equipamientos han mejorado muchísimo. «Son una maravilla», resume Agustín Rodríguez, jefe de Intervención de la red de Saneamientos. «La seguridad es total», ratifica Pepe, que da detalles: «Vamos provistos de un equipo autónomo de aire, que antes no se usaba. Hay una atmósfera enrarecida de humedad, de malos olores, y puede saltar una alarma por gases, de metano, de sulfídrico».

Sorprende saber que unos compañeros habituales de los trabajadores de Emasesa que bajan a los colectores no cuentan con las mismas medidas de seguridad. Porque la Unidad de Subsuelo de la Policía, con su cuarto de siglo largo de vida, no cuenta con los mismos medios. «Ellos se meten a pulmón. Muchas veces les digo: así no te metes conmigo», bromea Pepe sobre sus compañeros, que –cuenta– apenas si se ponen las botas trucheras si hay agua. «Nos llevamos muy bien», destaca Pepe, que concreta que una visita habitual juntos es el colector del Tagarete, en la zona cercana al Hotel Alfonso XIII y la Fábrica de Tabacos. «Es el que más visita la Policía, y es muy incómodo, porque tiene una banqueta muy estrecha, de 50 centímetros».

Pepe es bien conocido en Emasesa. «Dicen que soy un maniático de bajar. Tengo un equipo de cuatro personas y mi pregunta todos los días es: ¿quién baja conmigo? Mi suerte es que tengo a dos que me dicen, quédate tú que eres mayor», sonríe. De eso que se libra, porque «el traje pesa 15 kilos, no creo que menos. Es un traje seco, que hemos conseguido hace un par de años. Una vez te metes en el traje, si caes al agua te hace un flotador. Antes entrabas con unas trucheras con el riesgo de que si te caías te quedabas clavado».

Alumbrados sólo con linternas, mantienen siempre contacto con el exterior. A veces están tan en lo suyo que no dan señales de vida, y en la superficie cunde la preocupación. Pepe ha dado con la solución: «Soy muy de cantar. A veces estamos muy callados. Entonces, abro el micrófono y voy cantando. Y arriba ya están tranquilos».