Olivo de plata a quien lo ha dicho todo con sus manos

Terminada la V Gala del Olivo de Plata, Antonio J. Dubé de Luque todavía repetía entre los amigos que se acercaban a darle la enhorabuena: «No me reconozco en esto que se ha dicho», insistiendo en que no era merecedor de este reconocimiento que le dedicó la hermandad de La Redención por su contribución, como imaginero, a la Semana Santa de Sevilla.

Pero, además de los presentadores del acto y los amigos del homenajeado en el vídeo, el periodista Víctor García-Rayo, director y presentador de La Pasión en El Correo TV, en su exaltación de esta gala, que tuvo como escenario la sala Joaquín Turina, había resumido lo que sentían todos los que habían contribuido de alguna forma a este reconocimiento: «Que Dios me mantenga esta voz para pedirle al Señor que le conserve esas manos».

No en vano, de las manos de este «orgulloso sevillano y cofrade», nacieron la Virgen de la Consolación, la de la Aurora, la Soledad de los Servitas –así como todo el diseño de esta cofradía, de la que también fue hermano mayor–... o el diseño del palio de la Virgen del Rocío, titular de la hermandad de la Redención. «No saben lo que es que vaya saliendo, a golpe de gubia en la madera, el rostro del Señor o de su Madre», confesaba en sus agradecimientos, que fueron dirigidos expresamente «a Dios, porque me dio la oportunidad de nacer en Sevilla, la ciudad más hermosa del mundo, como dice Víctor García-Rayo, o la ciudad de los sueños, como dijo Rafael del Estad».

Pero la entrega del olivo de plata a Antonio Dubé fue solo el hilo argumental y el punto álgido de una gala plagada de detalles que se prolongó durante casi dos horas y en la que no faltó el vídeo, montado por Carlos Castro, con las dedicatorias de los amigos del homenajeado: los actuales hermanos mayores de la Resurrección, Miguel Ángel Pérez; de la Sed, José Cataluña; de la Trinidad, Juan Manuel Piñas, y los Servitas, Ángel Solís, pero también de aquellos que coincidieron con él en el cargo y que se convirtieron en parte de su familia, en el grupo de los Jarrones Chinos, José de Rueda (Soledad de San Lorenzo), José Rodríguez (Trinidad), Agustín Rico (Resurrección) «muy valiosos pero que no saben dónde colocarnos», que capitanea el que fuera delegado del Sábado Santo y Domingo de Resurrección, Juan José Morillas. Jesús Creagh, el pregonero Fernando Cano y Fernando Moreno también contribuyeron en este audiovisual que sirvió de antesala a la entrega del galardón.

Voz para la afasia

Pero esta gala, como recordó el hermano mayor de La Redención, José Moncayo, también tiene «un fin solidario» y ayer iba destinado a la asociación ARPA (Asociación para la Rehabilitación y Prevención de la Afasia). Su presidenta, Chary Maldonado, no podía ocultar la emoción porque, «ni en sueños, podría imaginar que 500 personas escucharan hablar de la afasia», una secuela que limita la capacidad del habla a quienes la sufren, y que, además, contribuyeran con su asistencia a este acto a recaudar fondos para ayudar a estos pacientes. Moncayo incidió en «la lucha sin descanso» que libra la propia Maldonado, mientras que Rocío Puebla, presentadora de la gala, hermana de La Redención y de Los Gitanos, que destacó que esta asociación nació «del amor de una hija por su madre», también quiso recordar a Laura, Aarón y Sara, que trabajan en la asociación con las personas que sufren la afasia, «que no tiene cinco sino seis letras porque incluye la A de excelente», dijo Maldonado en referencia a la primera parte de la exaltación de Víctor García-Rayo, dedicada a Rafa Serna –apellido que tiene cinco letras, al igual que Rocío–, pregonero de la Semana Santa de este año y presentador del periodista como autor de la exaltación de la gala de 2015.

Junto a Rocío Pueblas, que repetía, y por quinto año, como presentadora de la gala, intervenía Jesús Rodríguez de Moya, que entre bromas y confesiones supieron hacer muy ágil un acto que arrancó con un vídeo dedicado a los titulares de la hermandad en sus pasos y a sus nazarenos; con el canto exquisito del coro de voces blancas Entreolivos, dirigido por Emilia Aguilar; la saeta que interpretó Manuel Cuevas González, que hizo enmudecer al público como su padre en la salida del año pasado de la cofradía o en la Campana, cuando cantó a la Virgen del Rocío en presencia del Rey; la hermosa y medida presentación de Rafa Serna, que terminó con «porque su pasión no acaba. Yo me entiendo. Un hombre y una voz, Víctor García-Rayo»; las interpretaciones de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención, que intercaló las marchas Rocío del Cielo y la Marcha Real en la exaltación, dedicó Triana a Antonio Dubé y culminó tocando La Saeta mientras Evaristo Cuevas cantaba la letra de Antonio Machado a la que Joan Manuel Serrat puso música.