Ora et labora... ¡¡et subsistit!!

Patrimonio. Adepa alerta de que la mayoría de los conventos sevillanos atraviesa por una «situación crítica». A los «achaques» de la edad de los edificios, se suma «la falta de vocaciones»

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
09 dic 2017 / 06:37 h - Actualizado: 09 dic 2017 / 08:04 h.
"SOS de los conventos"
  • Estancias apuntaladas y con riesgos de derrumbe en la zona de la casa del capellán y detalle de las grietas de los soportes del presbiterio de la iglesia del convento de Madre de Dios. / El Correo
    Estancias apuntaladas y con riesgos de derrumbe en la zona de la casa del capellán y detalle de las grietas de los soportes del presbiterio de la iglesia del convento de Madre de Dios. / El Correo
  • Las agustinas de San Leandro tienen pendientes la reparación del tejado que da a Caballerizas. / Manuel Gómez
    Las agustinas de San Leandro tienen pendientes la reparación del tejado que da a Caballerizas. / Manuel Gómez
  • Así se encuentra la zona de entrada al primer patio de Santa Inés, que lleva al torno. / Manuel Gómez
    Así se encuentra la zona de entrada al primer patio de Santa Inés, que lleva al torno. / Manuel Gómez
  • Ora et labora... ¡¡et subsistit!!
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Acaban de vivir unos días de mucho trabajo amasando mazapanes, yemas o bollitos para la muestra de dulces de conventos que termina hoy en el Alcázar. Aun así no se quejan. Tampoco cuando se les pregunta directamente por los problemas de mantenimiento que amenazan parte de sus dependencias. «Confiamos en que se vayan solucionando poco a poco. Dios aprieta pero no ahoga», responden con una media sonrisa al otro lado del teléfono. Sus palabras transmiten humildad y paz interior, aunque no siempre son suficientes para hacer frente a los puntales, vigas podridas y techumbres en mal estado que, aunque les cuesta reconocerlo, les ha llegado a quitar el sueño.

Por suerte, hay asociaciones conservacionistas, como Adepa, que se interesan por el patrimonio que se oculta tras las celosías y que, en ocasiones, no cuenta con el cuidado que requiere. «La mayoría atraviesan por una situación crítica, ahora y, más aún, en los próximos años. A los achaques propios de estos edificios de varios siglos de antigüedad, hay que sumar la falta de vocaciones. Todo ello unido a la crisis, hace que muchas religiosas no tengan ni para comer. Entonces, ¿cómo van a asumir tareas de mantenimiento? Es imposible», asegura Joaquín Egea, presidente de Adepa.

Esta asociación que se preocupa por el patrimonio sevillano organiza el próximo martes 12 y el miércoles 13 un ciclo de conferencias sobre los conventos sevillanos en la Real Academia de Buenas Letras. Egea avanza que en este foro lanzará «un SOS» a la sociedad civil y a las administraciones públicas. Asegura que el principal problema que sufren los monasterios y conventos de la diócesis (16 en la capital y hasta 35 en toda la provincia) es «la falta de medios», llegando en algunos casos a rozar el nivel de «subsistencia» para las propias monjas de clausura, en parte, como consecuencia de años de crisis encadenada. «Principalmente salen adelante por la venta de dulces a través del torno y, especialmente ahora, en Navidad con la muestra del Alcázar. Este es un buen tiempo. Lo malo es el resto del año, sobre todo el verano: los ingresos son tan pocos que han llegado incluso a recibir lotes de alimentos del Banco de Alimentos».

El caso del convento de Santa Inés es uno «de los más sangrantes». La multa de 170.000 euros que la Consejería de Cultura impuso a las monjas clarisas por intentar arreglar sin su permiso el órgano del convento, el mismo que inspiró a Bécquer su leyenda de Maese Pérez, el organista, ha dejado al descubierto el «estado ruinoso» de parte de sus estancias pese al convenio de colaboración firmado en 1990 con la Junta de Andalucía por la que ésta asumía la restauración de este conjunto mudéjar del siglo XIV, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) a cambio de la cesión de una sala del mismo para uso cultural. Así, en la entrada al primer patio que lleva al torno están apuntalados los tejados y la primera planta «para evitar un derrumbe». Sobre la antigua portería la situación es igualmente desoladora: unas vigas de madera carcomida sostienen a duras penas las paredes de las que se van cayendo trozos. «Por suerte, no está siendo un otoño muy lluvioso», indican desde Adepa, que dicen que «cuando llueve, entra el agua por todas partes. Y aquí viven actualmente doce monjas clarisas».

En el convento Madre de Dios, en la calle San José, tienen también problemas con las cubiertas. En especial, con la de la iglesia. «Como tiene una altura tan enorme y es tan grande, puede ser que caigan gotas por la parte de arriba», explica tímidamente la madre superiora, que recuerda que el templo se cerró parcialmente hace tres años y hace uno por completo, incluido para los grupos de las visitas culturales. Desde Adepa se concreta el grave deterioro de la casa del capellán o también conocido como palazuelo, donde «hay zonas apuntaladas, cuadros de luces desprendidos... y un alto riesgo para quien transite por aquí»; así como de la propia iglesia. De esta última, muestra imágenes que acompañan este reportaje sobre «los testigos colocados en las fisuras o grietas de los soportes del presbiterio». Si bien las monjas dominicas se muestran cautas y esperan buenas nuevas: «Estamos elaborando un presupuesto de cuánto podría costar la obra... Confiamos en que se solucione pronto». También se baraja la opción de algún proyecto para rehabilitar la zona del palazuelo, dándole un nuevo uso que les permita recuperar este espacio.

Sin dejar el Casco Antiguo, en la antigua Pila del Pato, en la plaza de San Ildefonso, a las hermanas agustinas se les está agotando la paciencia. Razón no les falta. Llevan todo un año pendientes de que la Gerencia de Urbanismo les conceda la licencia de obras, pero al parecer Cultura no termina de dar el visto bueno para solventar este trámite burocrático y comenzar de una vez con la rehabilitación de la zona dañada. «Nada, que no termina de llegar la licencia y, en Semana Santa, no se va a poder pasar por la calle Caballerizas porque hay un tejado en peligro de derrumbe», avisan.

En el convento de San Leandro lo tienen todo preparado para acometer estas obras de mantenimiento, así como los problemas que tienen en la zona del compás del convento y del claustro de esta comunidad, que es conocida en Sevilla (y fuera de ella) por hacer uno de los dulces conventuales más antiguos de los que se tiene noticia: las famosas yemas de San Leandro. «La gente se vuelca con nosotros y nos compra mucho», agradecen el cariño que reciben a diario a través del torno. Para seguir colaborando, los próximos días 21, 22 y 23 se celebrará un mercadillo solidario donde venderán «dulces, artesanía monacal y objetos de regalos para las Navidades» en el compás del convento, «en horario de 11 a 13 y de 17 a 19 horas». Los beneficios se destinarán al arreglo de los tejados.

Pese a estas penurias con las que conviven a diario, las religiosas cuentan siempre con la ayuda del Arzobispado. Cada año destina en sus cuentas partidas económicas para colaborar con estos trabajos de mantenimiento en monasterios y conventos de la diócesis. En este sentido, desde la plaza Virgen de los Reyes se lanza un mensaje de tranquilidad: «Ninguno ha cerrado porque no se haya podido conservar. Los que lo han hecho ha sido porque quedaba un número pequeño de religiosas».

Desde Adepa, por su parte, se plantea además buscar colaboraciones mixtas entre el Arzobispado y las administraciones públicas para mantener en perfectas condiciones «estas joyas patrimoniales». En su opinión, sería conveniente «recuperar las ayudas de patrimonio eclesiástico que daba el Ayuntamiento hasta hace unas décadas» y conseguir «más inversión de la Junta de Andalucía». En este sentido, el portavoz del PP en el Consistorio hispalense, Beltrán Pérez, ha solicitado estos días «el apoyo de todas las administraciones para, entre todos, buscar la manera y financiación para lograr la rehabilitación que necesitan algunos conventos» de la capital, «como San Leandro o Madre de Dios». Como patrimonio de la ciudad, Beltrán apuesta por «aportar nuestro granito de arena para ayudar a estas monjas». Por su parte, la Comisión Provincial de Patrimonio, dependiente de la Junta, ha aprobado esta semana las obras de reparación en zaguán, patio de entrada y recepción del convento de San José del Carmen, más conocido como Las Teresas, en pleno corazón del barrio de Santa Cruz.