Patricio Pauwels: 75 años, cinco carreras y un cerebro de acero

Tras sufrir un ictus, viaja de Caracas a Sevilla con el reto de «aprender a hablar mejor»

Iñaki Alonso @alonsopons /
24 oct 2016 / 07:16 h - Actualizado: 23 oct 2016 / 10:59 h.
"Salud","Las secuelas tras la enfermedad"
  • Patricio Pauwels, durante su corta estancia en la capital hispalense. / Pepo Herrera
    Patricio Pauwels, durante su corta estancia en la capital hispalense. / Pepo Herrera

A sus 75 años, se atrevió a cruzar sólo el charco para volver a esa Sevilla que conoció siendo un niño, cuando partió haciendo autoestop desde su Gante natal hasta el sur de Europa para conocer mundo. Sin embargo, la última aventura de Patricio Pauwels, la que le llevó a la capital hispalense hace un par de semanas, tiene una dimensión social mucho mayor. Más incluso que el estudiar cinco carreras (Sociología, Teología, Filosofía, Magisterio y Psicología), aprender cinco idiomas (español, inglés, francés, neerlandés y alemán) o, tal vez, el momento en el que, con Maryori Hernández, Beatriz Jiménez y Armando Janssens, fundaron hace cerca de 40 años la Cesap, una de las ONG que tienen más fuerza en América Latina. El viaje tiene como único y gran objetivo el de «aprender a hablar un poco mejor».

Patricio está de nuevo en modo aprendizaje. Y, si hace décadas era el que, a través de su ONG, enseñaba a hablar y escribir a los niños venezolanos, desde hace nueve años, cuando le sobrevino un ictus, está buscando la manera de recuperar su habla. Y, pese a la edad y pese al tiempo transcurrido, mejora gracias a «su empeño» y «su cerebro de acero». Unos calificativos que no vienen de Patricio, sino de su terapeuta en Sevilla, Sara Yuste, neuropsicóloga de ARPA, con la que ha recibido recientemente una sesión intensiva de una semana de duración. La segunda que recibe tras la experiencia vivida en el año 2015.

En el corto periplo de siete días, Patricio ha sido como una esponja. Su afasia, aunque es difícil definirla cada caso es un mundo, afecta más a la expresión que a la comprensión. Por eso, cuando uno se dirige a él, mirándole a los ojos, sabe perfectamente que lo analiza y capta todo. No hay nada que se le escape en una tertulia. Y, en esa batalla diaria que es el poder comunicarse, entabla una conversación. Si la carga que sufre le impide ser más rápido no desespera. Sonríe y avisa. «Espera un poquitito», dice. Y al segundo vuelve con fuerza, explicando su realidad de que, a días de celebrar su 76 cumpleaños, su deseo es seguir avanzando y pronunciando palabras. Por eso, además de machacarse con sesiones de cuatro horas al día durante la semana que estuvo en Sevilla, se ha iniciado ahora a las sesiones vía Skype. Sara, él y dos cámaras para seguir con la terapia, los ejercicios y las conversaciones que lo que hacen es que evolucione a pasos agigantados. «Es sorprendente cómo ha cambiado de un lunes a un viernes», reconoce Yuste.

Y es que, más allá de las sesiones que recibe in situ, tanto en la asociación ARPA de Sevilla como Ayuda Afasia en Madrid, este belga que lleva medio siglo afincado en Caracas (Venezuela) no para de cultivar sus inquietudes. Encuentra cualquier oportunidad para seguir progresando, ya sea ante un terapeuta o bien ejercitando por su cuenta con charlas con amigos, hijos y nietos o incluso difundiendo sus sentimientos a través de Facebook. Todos ellos buenos ejemplos de una fortaleza a prueba de secuelas.