Se encuentra en pleno Altozano en Triana, junto al puente, entre calle Betis, Pureza, San Jacinto y el castillo de San Jorge cerquita de la capilla del Carmen.
La escultura se hizo en 1972 en homenaje al torero sevillano Juan Belmonte, que en principio se ubicó en al Parque de María Luisa, frente al Pabellón Mudéjar en la Plaza de América. Pero se trasladó a la Plaza del Altozano inaugurándose el 30 de septiembre de 1972.
Curiosidades y paradojas
Paradójicamente Juan Belmonte nació en la calle Feria, su muerte impactó a la ciudad, en El Correo de Andalucía se publicó el 26 de noviembre de 1961: «Juan Belmonte se encontraba en su finca ‘Gómez Cardeña” en Utrera. Había hecho demasiado ejercicio para la hernia esofágica que padecía. Se retiró a su cuarto a descansar, y sus sirvientas oyeron un fuerte golpe: cuando llegaron estaba muerto tendido en el suelo. Se había dado un tiro”, tenía 70 años.
Juan Belmonte era hijo predilecto de la ciudad de Sevilla y se encargó al fundidor de la talla de Venancio Blanco, él debía «retratar» al «Pasmo de Triana», como se le llamaba el diestro.
En la descripción como valor cultural se indica: «Escultura de bronce, cuya composición se resuelve mediante planos que se van yuxtaponiendo conformando el retrato de Juan Belmonte envuelto con un capote de paseo en actitud de iniciar el paseíllo. La figura está tratada de una forma muy interesante, descomponiendo las formas e introduciendo el vacío en su composición, por lo que recuerda a la estética cubista. Se dispone sobre un pedestal de ladrillo visto y rodeado de parterres con vegetación que lo decoran. Cabe destacar el hueco abierto en su torso que introduce el paisaje de fondo en la concepción general de la obra».
Representó un gasto para la ciudad de 1.200.000 pesetas, la escultura sólo 400.000 pesetas de la época (algo más de 300 euros de hoy).
¿Por qué Triana?
Juan Belmonte tenía especial predilección por Triana donde se solía reunir con sus amigos, allí vivió con su familia en su juventud, entre calle Betis y calle Pureza, y en el Altozano solía jugar a torear a un imaginario toro.
Juan Belmonte llevaba en su corazón a Sevilla y nada mejor que representar en el corazón del torero un hueco desde donde poder ver a la Giralda, desde la otra orilla de la ciudad, desde Triana, ¿hay algo más grande?