¿Quién tiene la varita mágica de la participación?

Normas. Presupuestos Participativos, plataforma E-Democracia... los políticos buscan fórmulas para implicar al vecino en las tareas de gestión

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
29 nov 2016 / 08:26 h - Actualizado: 29 nov 2016 / 08:30 h.
"Barrios","El auge del movimiento vecinal","Adela Castaño"
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La participación ciudadana es uno de los caballos de batalla de las administraciones locales. Cada vez que aterriza un nuevo equipo de gobierno en Plaza Nueva se diseña una herramienta que facilite la implicación de los residentes en las tareas de gestión del municipio. El actual alcalde, Juan Espadas, ha querido ir más allá y ha abierto un proceso de diálogo para modificar la vigente normativa de participación ciudadana, que no se toca desde el año 1990.

El gobierno municipal siempre ha incidido en que la revisión de estos órganos iría encaminada a que el tejido asociativo tenga «mayor peso» en las juntas municipales del distrito –también llamados plenos de los barrio– para que «sean los vecinos quienes tengan más voz». Ello implica una modificación de la composición de estos foros ciudadanos que mantienen el mismo esquema desde 2005. Actualmente, además de la presencia de los grupos políticos, se componen por cuatro grupos diferenciados de asociaciones: ampas, mujeres, vecinos y otras asociaciones. En este último grupo es en el que se incluyen todas las demás. Es decir, asociaciones de mayores, deportivas, de jóvenes y otros colectivos que actualmente tienen poca representación en estas juntas aunque su labor es fundamental en los barrios. La idea del Ayuntamiento es que estos órganos sean «reflejo de la realidad de los barrios» y estén representados todos los colectivos o al menos aquellos con peso en los distritos por lo que este organigrama cambiaría para acoger al resto de asociaciones. Eso sí, «dentro de unos límites pues debe estar garantizada la funcionalidad de estas juntas municipales».

Desde un principio, la delegada de Participación Ciudadana, Adela Castaño, ha expresado su deseo de impulsar «un nuevo modelo de participación ciudadana, sin descartar nada de lo que hay». A falta de conocer cómo quedará configurado el nuevo reglamento, en este primer año y medio se han activado distintos mecanismos para que los barrios tengan poder de decisión sobre parte del presupuesto municipal. En este punto, se enmarcan, por ejemplo, la puesta en marcha del llamado Plan Decide, en el que los vecinos han decidido en qué se invierten hasta 1,9 millones de euros de los reservados en las cuentas municipales al capítulo de inversiones más necesarias en los distritos. Obras que se han ido sucediendo en los últimos meses y que ha dado respuesta a demandas históricas de los vecinos relacionadas con el arreglo de pavimentos y otras mejoras.

El Plan Decide no deja de ser una forma más de Presupuestos Participativos que promovió el grupo de Izquierda Unida cuando formó coalición de gobierno con el PSOE en el tercer mandato de Alfredo Sánchez Monteseirín (2007-2011).

Los Presupuestos Participativos fueron una apuesta innovadora de cogestión pública ciudadana que, como bien recuerdan desde las filas de IU, «propugna como principio básico la democracia directa para la planificación comunitaria de los recursos públicos municipales». Eso se traducía en que, por ejemplo, los vecinos de Triana eligieron, entre otras cosas, hace un monumento al alfarero que actualmente preside la esquina de la calle Castilla con Callao.

Sin embargo, hay luces y sombras en la valoración vecinal de este proceso participativo. De una lado, hay algunos representantes vecinales que critican la poca colaboración que llegó a suscitar en determinadas zonas, donde «solo iban finalmente tres o cuatro personas», y los que consideran que fue uno de los momentos álgidos. «Fue la mejor época o por lo menos un intento acertado de que la ciudadanía participe en una parte importante de decisiones que se tomaban en la ciudad», se sincera Diego Parra, portavoz de la asociación vecinal de Triana Norte. Parra realiza, no obstante, una dura crítica de las actuales juntas municipales del distrito, que «se parecen a las cortes medievales y donde se funciona como cuaderno de peticiones en el que el Ayuntamiento luego hace lo que estima oportuno pero sin ningún tipo de responsabilidad».

El gobierno del PP, encabezado por el hoy ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, echó mano de las tecnologías para crear un portal de participación electrónica. Bautizado con el nombre de plataforma E-Democracia y basado en la herramienta Demokratio, era una especie de ventanilla única de solicitudes y propuestas. Sin embargo, esta gran apuesta de los populares pronto despertaría recelos entre las entidades vecinales. «Era un cajón de peticiones, sin más. Se pide, se discute y ya luego se verá si se puede hacer», han llegado a señalar desde algunos sectores ciudadanos.

La realidad es que en la actualidad cuesta despertar el interés del ciudadano en estos procesos abiertos, como reconoce el presidente de la asociación de vecinos Martínez Montañés de Las Tres Mil: «La gente no tiene confianza plena. Hay un pasotismo generalizado. Muchas veces porque ven cómo se aprueban las cosas y luego no se hacen», concluye Rafael Pertegal, quien reclama «una mayor cercanía» a los políticos. «La mayor participación es estar más en la calle». Una opinión para una asunto en la que cuesta dar con la varita mágica de la participación ciudadana.