Salvador Muñiz,el martillo pilón de Tres Barrios

Líder vecinal. Salvador Muñiz ha protagonizado un año de lucha para desbloquear la reconstrucción de Los Pajaritos y sin desatender las nuevas demandas sociales de la crisis

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
26 dic 2016 / 08:42 h - Actualizado: 26 dic 2016 / 08:00 h.
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Entiende el barrio como una prolongación de su familia. Por este motivo no le pesa descolgar su propio teléfono móvil para denunciar lo que sea al distrito o a la Junta de Andalucía si es preciso. Vehemente en sus reivindicaciones e implacable en la defensa de los suyos, el año que acaba ha sido clave para Salvador Muñiz (Sevilla, 1947), el líder vecinal de Tres Barrios (Candelaria, Madre de Dios y Pajaritos): el goteo de sus quejas ha logrado que finalmente comience hace sólo unos meses la primera fase de rehabilitación de los pisos de Los Pajaritos. Eso sí, casi año y medio después de lo anunciado y bajo la amenaza de convocar movilizaciones si no se desbloqueaba el proyecto.

Acaba de cumplir 69 años y aunque a esa edad muchos se conforman con ir a recoger a los nietos al colegio, Salvador no baja la guardia. Sobre todo, si se trata de los pisos de Los Pajaritos, uno de los principales motivos –por no decir el único– que le mantiene todavía activo en el cargo de presidente vecinal. Ha confesado que su máxima prioridad es la reconstrucción de esta barriada. De hecho, en el que es su tercer mandato al frente de la asociación ha mantenido un pulso con el Ayuntamiento –independientemente del color político– para que el proyecto no tenga un nuevo retraso mientras los vecinos continúan malviviendo, algunos entre aguas fecales y puntales.

Salvador suele ponerse en el pellejo de estas familias, más aún cuando recuerda las estrecheces que pasó en su infancia en aquella casa de vecinos de las murallas de la Macarena, donde cada noche retiraban las sillas para echar las camas donde dormir los ocho hermanos. También las oportunidades que recibió en su adolescencia –panadería de Francisco Palomo, tienda de tejidos de Eugenio Alés o la droguería de Fernando Carmona– para traer unas pesetas a casa al poco de llegar al barrio con apenas 12 años, en concreto a las nuevas viviendas de Virgen de Fátima, en la calle Candelera. O los seis meses de estancia en Alemania, donde realizó un curso de cocina que le llevó a la conclusión de que la mejor receta es la que se hace en casa, dando la cara por el barrio y ayudando al prójimo.

Tanto es así que ha sabido adaptar la asociación a los nuevos tiempos, más allá de la labor reivindicativa de presentar quejas o tramitar documentos a los residentes. La crisis convierte cada día su despacho vecinal en un improvisado comedor social, donde actualmente se atiende la demanda de una decena de familias necesitadas de Tres Barrios, amén de los repartos de lotes de alimentos de la Cruz Roja que al año dispensan a un total de 300 familias de la zona.

Casado, con dos hijos y cinco nietos, Salvador aplica su experiencia política –como director del Parque Amate en el mandato del andalucista Rojas Marcos– y su resistencia en el terreno de juego –de la etapa de jugador casi profesional en su querido Betis– para mantener estirada la cuerda de las demandas del barrio, entre las que están la construcción de un centro de día para mayores, un centro cívico y alternativas para los jóvenes.

Como sevillano, no esconde sus desvelos por las cofradías. En especial, por la Macarena y la Candelaria Madre de Dios, corporación de Gloria con la que comparte sus deseos de transformar el barrio, al que «le falta mucho cariño». Sus convecinos están orgullosos de su dedicación y a los reconocimientos conseguidos hay que sumar el título de hermano de honor de la hermandad del barrio que recibirá el próximo mes de febrero.