Señor alcalde, estas giraldas siguen ocultas para los sevillanos
Son Los 365 Gestos de la Giralda que Amalio García del Moral pintó para gloria de Sevilla y los sevillanos. Una obra extraordinaria que sigue en el olvido, ¿se la llevarán al extranjero?, ¿lo vamos a permitir con tantos grandes espacios culturales como nos anuncian?
Dice el sitio web Sevilla Secreta: ¿Conoces a Amalio? ¿Por qué es importante para nuestra ciudad? Si lo conoces, posiblemente, sea por la serie de pinturas de la Giralda, pero Amalio fue mucho más que esto. Amalio García del Moral y Garrido fue un hombre polifacético: gran artista (pintor, poeta, grabador, dibujante, narrador, ensayista...), docente, defensor de la democracia en su momento, interesado por los problemas sociales... En definitiva, fue una gran personalidad preocupada por la sociedad del momento. Nació en Granada (1922) y falleció en Sevilla (1995). Pintor figurativo y modernista, llegando a tocar casi todas las técnicas: óleo, temple, acrílico, cera, collage, grabado... Seguramente lo conocemos por ser “el pintor de la Giralda”, serie denominada Los 365 Gestos de la Giralda. Dedica un año entero a pintarla en las distintas horas del día y la noche, en las diferentes estaciones del año... Una colección fantástica que no tiene desperdicio. Pero Amalio es mucho más que esto; un hombre preocupado por su tierra y por los problemas de la sociedad, algo que queda reflejado en su obra pictórica con diversos retratos: campesinos, gitanos, toreros... Además de otras series pictóricas: bodegones, paisajes, apostolado proletario, y objetos personales que le acompañaron en vida.
Una de las demostraciones de que la obra de Amalio va mucho más allá de sus giraldas es su soberbio lienzo El pan encadenado (1973) que se exhibe en el Museo Reina Sofía de Madrid, si bien antes estuvo en el Museo Español de Arte Contemporáneo de la misma ciudad.

Hay más: estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, Profesor de Dibujo en 1957 en la Escuela Normal de Granada. Investigación sobre el dibujo infantil. En 1967 renuncia a la cátedra de dibujo para dedicarse a su obra pictórica. En 1968 funda con otros pintores sevillanos el Grupo Aljarafe. Ha realizado pinturas murales y decoraciones teatrales. Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid, 1957. Premio del Cabildo Insular de Santa Cruz de Tenerife, 1960 en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona. Medalla de Plata en la Exposición Les Arts en Europe de Bruselas en 1964. Gran Premio de la Diputación en el Salón de Otoño de Sevilla en 1966. Beca de la Fundación March en 1970. En 1973 ingresa en el Colectivo Cultural Gallo de Vidrio. Catedrático en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla y después catedrático emérito tanto en Sevilla como en la Universidad Complutense.

Y más: la obra del pintor ha sido estudiada exhaustivamente por numerosos y prestigiosos eruditos y críticos de arte (J. Campoy, Camón Aznar, A. Cobos, C. Areán, J. Castro Arines, R.Faraldo, ...). Ha sido motivo de numerosas tesis doctorales entre las que es referencia obligada la de su hija, la pintora M.ª José García del Moral y Mora, titulada La Obra Pictórica y Poética de mi padre, Amalio García del Moral y Garrido y su proyección en mi formación y mi obra, así como la del profesor, pintor y poeta Jesús Troncoso en la que se compara la obra pictórica y poética del artista granadino. La Fundación Amalio guarda en Sevilla celosamente la colección de las Giraldas y promociona la obra de este gran artista andaluz.

Muy bien, pero, me pregunto: ¿para qué sirve todo este esfuerzo que hizo Amalio si su fundación posee una superficie no apta para albergar ni siquiera Los 365 Gestos de la Giralda que es lo que nos interesa destacar aquí y ahora? Es más, la Fundación necesita apoyo para sobrevivir y desde luego que guarda celosamente la colección de las Giraldas, pero no se trata de eso, se trata de que no sean guardadas sino expuestas a sevillanos y no sevillanos para su deleite que es para lo que las creó su autor y ese goce de contemplarlas forme parte de esa Sevilla para sevillanos y turistas que se persigue.

Ni Amalio ni yo teníamos influencias políticas en Sevilla, íbamos por libre, y eso parece un error fatal. Él a veces se dejaba querer por Cayetana de Alba que admiraba la obra de Amalio en general y sus giraldas en particular. La hija del pintor, la también extraordinaria pintora María José García del Moral, asimismo profesora de la Universidad de Sevilla, me ha dicho en alguna ocasión que desde fuera de España algunas instituciones y coleccionistas han mostrado interés en Los 365 Gestos de la Giralda. Sería sonrojante, para llorar a lágrima viva, que se llevaran esta obra ocultada en Sevilla y levantada por un artista granadino que, un buen día, paseando por Sevilla, al llegar a la calle Placentines y toparse con la Giralda al fondo, debió sufrir una especie de síndrome de Stendhal porque a partir de ahí la hizo su novia y la pintaba a todas horas y en todas las situaciones que su imaginación le permitiera.

Sólo soy un plumilla, amigo de Amalio y catedrático, como él, pero de periodismo. No me dedico a medrar, sólo digo que un pintor es su obra, no su nombre, y su obra no puede estar olvidada. Por cierto, añádase a sus giraldas su libro Cuentos y leyendas de La Giralda (Ed. Don Quijote, 1991). Pasamos muy buenos ratos promocionando la cultura en los 70, 80, 90, por barrios y pueblos andaluces, en plan Barraca lorquiana, con el colectivo Gallo de Vidrio, y en tertulias en su casa, en el núcleo residencial sevillano que lleva su nombre. Porté en mis hombros su féretro cuando se nos fue en 1995. Ahora oigo que grandes edificios se van a dedicar a espacios culturales y sé que Sevilla es prolífica en otros en los que, seguro, tendrían cabida las giraldas amalianas. Me entrevisté -acompañado por su hija- con autoridades políticas municipales de cultura, al más alto nivel, en las etapas Monteseirín y Zoido. Buenas palabritas, ni puñetero caso.