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Serrano medió ante Fitonovo para hacer un «favor» a la Guardia Civil

El exdelegado de Economía y actual concejal del PP admite que acompañó al empresario a ver el «terrenito» en el cuartel de Montequinto y luego tomaron una «cervecita» todos juntos, «como es normal»

06 abr 2016 / 22:07 h - Actualizado: 06 abr 2016 / 22:29 h.
"Ayuntamiento de Sevilla","Gregorio Serrano"
  • El concejal del PP Gregorio Serrano durante su comparecencia en la comisión de Fitonovo que preside el socialista Juan Manuel Flores. / José Luis Montero
    El concejal del PP Gregorio Serrano durante su comparecencia en la comisión de Fitonovo que preside el socialista Juan Manuel Flores. / José Luis Montero

«Yo lo hice como un favor a la Guardia Civil. No será la primera vez que se le hace un favor a un cuerpo tan importante para todos los españoles. Lo volvería a hacer todo igual». Así explicó el concejal del PP Gregorio Serrano que en su etapa como delegado de Economía del Ayuntamiento hispalense, en el anterior mandato, pusiera en contacto al directivo de Fitonovo José Antonio González Baró con mandos del Instituto Armado, para que esta empresa asumiese y costease supuestamente la instalación de un parque infantil en el acuartelamiento de Montequinto.

Según declaró Serrano ayer durante su comparecencia en la comisión de investigación que se desarrolla en el Consistorio, a la semana de tomar posesión como «flamante» concejal delegado de Economía y Empleo, recibió un correo electrónico de la secretaria de González Baró en el que le solicitaba una reunión para presentarle una serie de proyectos que la empresa quería desarrollar en la ciudad «para paliar las carencias en infraestructuras existentes». El exdelegado popular relató que recibió a González Baró, quien le presentó distintas obras que afectaban a otras áreas del gobierno (Movilidad, Deporte y Asuntos Sociales) «muy bien montadas, con sus estudios y todo», por valor de 50 millones de euros. «Lo que me faltó fue ponerle la banda municipal», dijo. Serrano aseguró que los miró y se quedó con los proyectos que luego entregó a los delegados correspondientes de cada área, y «le recordé que si finalmente se consideraban como factibles tendrían que salir a concurso».

Serrano dijo recordar que el directivo de Fitonovo le preguntó «dos veces que si necesitábamos algo, que estaban a nuestra disposición» y se le «encendió una bombillita» de que en una visita al cuartel de la Guardia Civil la semana anterior un mando del que no recuerda la identidad le enseñó un «terrenito» de unos 300 metros cuadrados y «me pidió que a ver si alguien podía acondicionarlo para los niños que viven allí, que es casi tan grande como un pueblo. Así que le pedí el favor». Además, explicó Serrano, así ponía en contacto a González Baró con «un potencial cliente» para Fitonovo y ayudaba a la Guardia Civil «en ese pequeño favor que habían pedido».

Hasta aquí, el concejal del PP casi calcó el relato de los hechos que ya hizo en 2014, cuando el directivo de Fitonovo declaró como imputado y aseguró en su testimonio que Serrano le pidió que su empresa acometiese sin contraprestación alguna la instalación de un parque infantil en el acuartelamiento de la Guardia Civil de Montequinto (Dos Hermanas), algo a lo que accedió para «congraciarse» con el entonces gobierno municipal del PP.

Sin embargo, en la declaración de ayer ante la comisión, además de hablar del «favor», el popular amplió su relato de los hechos. En esta ocasión además admitió haber ido la semana siguiente a la reunión con González Baró al citado acuartelamiento, donde con varios mandos de la Guardia Civil inspeccionaron el «terrenito» en cuestión y después todos ellos tomaron «una cervecita en el bar del cuartel», «lo normal en estos casos». Después de esta cita, Serrano afirma no haber vuelto a saber nada del directivo de Fitonovo ni de la obra en cuestión, la cual desconoce si se hizo o cuánto costó. «No news, good news. Di por hecho que estaba todo bien». A las preguntas de los concejales que conforman la comisión sobre la idoneidad de este gesto como concejal de otro municipio y para unas obras en un cuartel que depende del Gobierno central, el exdelegado de Economía asumió que su función como concejal «no era ir por los cuarteles» de la Guardia Civil y que «probablemente» su actuación no fue ortodoxa, pero defendió que trasladó a dicho directivo de Fitonovo el «favor», porque «sentía que tenía que echar una mano» al Instituto Armado, negó cualquier cariz «truculento» en su actuación y defendió su «buena intención» en aquel gesto. Por aquel entonces, Fitonovo no era una sociedad «salpicada» por ninguna sospecha y antes de aquel asunto «no había escuchado jamás» nada relativo a dicha empresa, «de lo contrario mi actuación habría sido otra».