«Si Hollywood se fijara en Montañés tendría una superproducción»

Articulista, colaborador en decenas de medios y autor de varios libros, Roldán Salgueiro se ha convertido en los últimos tiempos en una referencia inexcusable y una voz autorizada para analizar los pormenores artísticos de la Semana Santa

11 oct 2015 / 20:14 h - Actualizado: 12 oct 2015 / 14:02 h.
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  • El historiador Manuel Jesús Roldán Salgueiro ha buceado en la vida y obra de Juan Martínez Montañés. / Inma Flores
    El historiador Manuel Jesús Roldán Salgueiro ha buceado en la vida y obra de Juan Martínez Montañés. / Inma Flores

Manuel Jesús Roldán Salgueiro (Sevilla, 1970) es, junto al fotógrafo Fran Silva, el artífice de la última monografía acerca de la obra sevillana de un escultor universal, Juan Martínez Montañés.

—¿Qué aporta este nuevo libro sobre la bibliografía ya conocida en torno a Martínez Montañés y su obra?

—Es una actualización de lo publicado con un repertorio fotográfico completamente nuevo, y con un enfoque didáctico y divulgativo, para poner la obra sevillana de Montañés al alcance de todos.

—¿La biografía de Montañés es tan apasionante como su producción escultórica? Pocos artistas de su valía cuentan en su semblanza con un homicidio...

—Si Hollywood se fijara en Montañés tendría una superproducción: preso en la cárcel por un homicidio, casado en ocasiones, con doce hijos, con posibles altibajos emocionales, con pleitos, con amenazas de excomunión, con presencia en la corte, con relación con los grandes de su época, frenético en su trabajo, bon vivant... todo un barroco que muere en una de las mayores epidemias que asolaron Europa.

—¿Cómo fue la relación de Montañés con su discípulo Juan de Mesa? ¿Llegó el discípulo a superar al maestro?

—Desconocemos datos de esa relación. Debió ser cordial y muy cercana, era un mundo endogámico en el que los artistas se interrelacionaban en una familia, más allá de lo laboral. Nadie superó al maestro, Juan de Mesa optó por un camino de expresividad y de avance en el naturalismo barroco que parte de Montañés, pero no llega a superarlo en perfección técnica ni en la variedad de recursos.

—Los actos conmemorativos organizados por la hermandad de Pasión han rayado a gran altura. ¿Qué ha faltado, a su juicio, para poner la guinda a esta conmemoración?

—Si el trabajo de la hermandad y de instituciones como Cajasol se hubiera visto acompañado por la colaboración del Cabildo Catedral o de la Junta de Andalucía habríamos tenido una celebración a escala nacional. La negativa a ceder piezas para una exposición, como la Inmaculada de la Catedral, nos habla de un concepto muy limitado de sus gestores. Así se mantiene a Montañés en nuestros días: tras las rejas de una capilla, en un cajón guardado o en un almacén.

—¿El Señor de Pasión marca un antes y un después en la producción de Montañés? ¿Qué repercusión tuvo esta escultura ya en su época?

—Debió ser el modelo que rompiera con las formas y las iconografías de los escultores tardomanieristas. Además, un alfa y omega: nunca fue superado en algunos de sus aspectos técnicos. Las crónicas de aquella época lo sitúan como modelo a repetir o imitar, eso nos habla de su influencia.

—El Señor de Pasión... ¿con potencias, corona y túnica bordada o sin ellas? ¿Con Cireneo o sin él?

—Iconográficamente está completo con corona (Montañés lo talló así, aunque hoy no se conserve la original y la policromía así lo demuestra), con túnica bordada (tiene su sentido simbólico) y con potencias. Históricamente salió con Cireneo, pues representa ese pasaje, pero en mi memoria sólo lo recuerdo en solitario... Así es la Semana Santa.

—¿Cuál es, a su juicio, la obra menos conocida de Montañés en Sevilla?

—Curiosamente, muchas. Pero hay una especialmente lacerante: los retablos de la iglesia del convento de Santa Clara, cerrado desde hace años, ¡obras de Montañés guardadas en un cajón o retablos cubiertos con plásticos en una iglesia ruinosa! Eso no ocurriría en cualquier ciudad europea medianamente concienciada con su patrimonio. ¿Se imagina al Prado escondiendo a Velázquez? ¿Amsterdam escondiendo a Van Gogh?

—¿Conoce la copia del Señor que se conserva emparedada en la iglesia de la residencia de San Juan de Dios?

—Sé de su existencia pero no la conozco. Y espero no conocerla nunca, porque tenemos el enorme privilegio de vivir en una ciudad de originales, eso le da vida y no la convierte en una ciudad de cartón piedra.

—¿El calificativo de «dios de la madera» le hace justicia a Montañés?

—Absolutamente. No es un escultor local, es el autor que podemos encontrar en cualquier libro de Historia del Arte europeo.

—De las obras de Montañés repartidas por todo el mapa, ¿cuál merecería una indispensable visita?

—Creo que el Crucificado del Auxilio realizado para Lima. Es precedente de nuestro Crucificado de la Clemencia y su distancia nos habla de la universalidad de su arte.