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Crónicas dominicales

¿Tendremos o no ley de capitalidad?

Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla, volvió a colocar en la escena pública el tema de un trato especial para Sevilla por ser capital de Andalucía. ¿Eso se acabó o es una sorpresa que nos tiene preparada para mayo?

19 mar 2023 / 04:00 h - Actualizado: 19 mar 2023 / 04:00 h.
"Crónicas dominicales"
  • ¿Tendremos o no ley de capitalidad?

La capitalidad de Andalucía tuvo muchos novios en su momento (desde 1977 en adelante, sobre todo). Huelva sostenía que evidentemente tenía que ser ella por el tema de las carabelas y Palos de la Frontera. Antequera decía que estaba en el mismo centro de la región y le venía bien al resto. Córdoba para qué queremos más, albergó un califato más culto que el de Damasco, ojalá esa cultura islámica se hubiera prolongado en el tiempo y hoy tuviéramos menos fundamentalistas porque siempre va a haberlos en ésta y en otras culturas. Granada ya se sabe, fue el inicio de la España moderna, se llame como se llame su conquista por parte de los cristianos y sean machistas o no las palabras que, según la leyenda, le dijo a Boabdil su señora madre. En Málaga hasta se llegó a hablar, siendo ya Sevilla la capital, de romper Andalucía en dos, la oriental para ella y la occidental para Sevilla.

Era evidente que Sevilla debía ser la capital y a ver cuándo se nota eso. Una capital tiene que advertirse nada más llegar a ella y seguir dándose uno cuenta de que está en ella cuando se visita, se vive y se habita en su interior. No es el caso de Sevilla, no tiene infraestructuras suficientes por ausencia de una clase política competente y de un tejido empresarial con mano en Madrid y en el mundo. Desde 1982 hasta hoy, observo a unos empresarios oficialmente organizados a la sombra de la Junta de Andalucía, en Andalucía la teoría marxista de que es la estructura socioeconómica la que influye sobre la superestructura política se va al garete porque es al revés. Estoy a la espera de que los nuevos empresarios aparezcan bien articulados y aquí se hable de empresa, de dinero, de trabajo, mucho más que de Semana Santa, Feria, Sevilla y Betis. ¿Será pedir mucho? Sí, a Sevilla aún le gustan demasiado los somníferos.

A falta de pan buenas son tortas. Si estuviéramos desarrollados, no existieran aquí los barrios más pobres de España ni casi un 20 por ciento de paro; si Sevilla fuera la que más ha incrementado su PIB en 2022 y no se quedara en un aumento del 5,3% frente a Málaga con el 6,3%, Granada con un 5,8%, Cádiz con un 5,7%, Almería con un 5,5%, nos daría igual un estatuto de capitalidad, aunque a nadie le amargue un dulce. Pero estando como estamos, bienvenido sea. El alcalde -sustituto interino en realidad- levantó la liebre en el verano de 2022 (no sé si sería una serpiente de verano). El Confidencial publicó que, tras dos intentos anteriores, Sevilla volvía a la carga tras evitar durante años un conflicto mayor aún con Málaga. Ya se sabe que Sevilla debe andarse con cuidado para no ofender a la capital de la Costa del Sol, algo que no es recíproco, eso nos ha ocurrido por votar sistemáticamente al PSOE, con la fe del carbonero, y por no gozar nunca con un alcalde de la categoría de Francisco de la Torre. ¡Qué sería de Málaga sin el rencor que le injertaron contra Sevilla determinados políticos a finales de los años 80 y sin Francisco de la Torre!

El citado diario El Confidencial, por medio de su redactora María José Guzmán, se ha ocupado mucho de esta rivalidad Sevilla-Málaga que estará en Málaga porque en Sevilla miles de criaturas siguen creyendo que viven en lo mejó der mundo y le importan tres pimientos los cabreos de la patria de Picasso. En julio de 2022, Guzmán escribía: “Fuera complejos. El alcalde de Sevilla, el socialista Antonio Muñoz, ha reabierto un debate que ha sido utilizado durante años como elemento de confrontación política: la necesidad de una Ley de Capitalidad para Sevilla. Ya hubo dos intentos anteriores, uno del PSOE en 2005 y otro del PP en 2012, que sólo sirvieron para agudizar los agravios con otra ciudad andaluza, Málaga, que se ha reivindicado tradicionalmente como capital económica de la comunidad frente a la administrativa, que sería Sevilla. Y horas después de conocerse la propuesta, su alcalde respondió en la misma línea rechazando el reconocimiento porque favorecería un “beneficio exclusivo” para la ciudad hispalense”.

¿Qué ha pasado entonces? ¿Han vuelto los complejos? ¿Han llamado al orden desde su partido al alcalde, no sea que el PSOE pierda votos en otros lares andaluces? ¿Cree que tiene segura la reelección en Sevilla, única ciudad española relevante que sigue bajo gobierno socialista? ¿Funcionará de nuevo la fe del carbonero? ¿Le ha “reñido” al señor alcalde su antecesor, Juan Espadas, que firmó aquel pacto con De la Torre en un gesto que no sirvió para nada? ¿Qué hace Sanz, el candidato del PP? ¿Teme también perder votos por ahí si pide aquí la ley o el estatuto de capitalidad? ¿Sale siempre Sevilla perdiendo? ¿Quién la defiende? ¿Por qué tiene que ser menos que otras ciudades con legislación de capitalidad como Madrid, Barcelona, Pamplona, Zaragoza, Mérida, Mallorca, Logroño y Valencia?

Muy sencillo, además de por esa lucha por el voto, porque ninguna de esas ciudades mentadas tiene cerca a otra similar a ella como ocurre en Andalucía con Málaga que además disfruta de un alcalde y una corporación que, por fin, y a ver si así dejan tranquila a Sevilla, han apostado por una ciudad del siglo XXI, por parecerse a Valencia y Barcelona, que son las de su entorno, en lugar de guardar toda su artillería para luchar contra una ciudad casi de secano como es Sevilla. Ah, si desarrollamos a tope el río se enfadan Cádiz y Huelva. Y agachamos la cabeza. Repito, ¿quién defiende a Sevilla?

¿Qué perseguía Sánchez Monteseirín en su momento y qué persigue Antonio Muñoz ahora pidiendo que la capitalidad de Sevilla no sólo esté en el Estatuto de Autonomía sino en una disposición especial? El objetivo es tener un mayor nivel de competencias y de autonomía económica básicamente para competir con el resto de España, pues este marco legal permitiría a la ciudad tener una línea abierta para reclamar financiación y medios sin pasar por la cola de las distintas administraciones. Además, el alcalde argumenta para lograr su fin que existen otras realidades como un área metropolitana en la que la capital se encuentra inmersa: 1.539.018 habitantes, de los que algo menos de la mitad residen formalmente en la capital, donde el porcentaje de ‘metropolitanización’ es superior al de Madrid, Valencia, Zaragoza o Málaga. Cerca de la mitad de los vehículos que a diario circulan y buscan aparcamiento en Sevilla proceden del área metropolitana y los habitantes de esta corona realizan un uso intensivo en menor o mayor medida de los servicios urbanos de la capital.

El alcalde entiende que, por su tamaño, por ser un eje geográfico en la región y por las obligaciones derivadas de su condición de sede de las instituciones, Sevilla merece este marco especial que le permita impulsar grandes proyectos y atraer talento. Lo mismo pensaron el citado Monteseirín y Zoido (alcalde del PP), éste último añadía la presión que Sevilla soporta con el desgaste que para la ciudad suponen las manifestaciones regionales.

En el pasado enero, el Gobierno, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla llegaron al acuerdo de crear la Mesa Institucional de Sevilla, un órgano que dará el primer paso para abordar el reconocimiento de la capitalidad de la ciudad hispalense, para lo que encargará un informe jurídico a la universidad.

Se supone que la Mesa lleva casi tres meses trabajando en el primer paso para reconocer la capitalidad de Sevilla. ¿Cuántos pasos son? ¿Cuántos meses se necesitan para que termine el primer paso y comience el siguiente? Qué es esto, ¿la aprobación y puesta en práctica de una legislación de capitalidad para Sevilla o la construcción de la Muralla China?