Testigo de 106 años de historia

Inés Franco, que celebró ayer su cumpleaños, es una de las 500 centenarias que viven en Sevilla

05 sep 2018 / 19:59 h - Actualizado: 05 sep 2018 / 22:55 h.
  • Inés Franco acompañada de su hijo Alejo, su nuera y las trabajadoras del centro de mayores Gerón en la celebración de su cumpleaños. / Manuel Gómez
    Inés Franco acompañada de su hijo Alejo, su nuera y las trabajadoras del centro de mayores Gerón en la celebración de su cumpleaños. / Manuel Gómez

«Hoy es 5 de septiembre y es mi cumpleaños», recita nada más despertar en su habitación Inés Franco Martín, una de las personas más longevas de Sevilla. La memoria falla en muchas ocasiones y la vejez es un aliciente para ello, pero la ocasión de cumplir 106 años es algo inolvidable para Inés. En el centro de mayores Gerón, en la Carretera de Carmona, la duda que rondaba por la cabeza de muchos empleados y mayores era si Inés recordaría su cumpleaños. Pero la cumpleañera no faltó a su cita y avisó desde bien temprano de que ayer era su día. En Sevilla, alrededor de 500 personas tienen más de 100 años.

Globos, una tarta, velas de tres cifras, muchas amigas y la compañía de su hijo y su nuera son la guinda del pastel centenario de Inés. «Soy un poco golosa», confiesa la cumpleañera buscando la mirada cómplice de su hijo. En La Orbada (Salamanca), el pueblo de 250 habitantes donde nació Inés, esperan con ilusión cada año este día desde que llegó a los cien una de sus vecinas más longevas. Alejo, su hijo, explica que la noticia siempre corre por todas las calles y hasta el Ayuntamiento se hace eco de las velas que cada año aumentan el 5 de septiembre en la tarta de Inés.

Toma solo tres pastillas al día, algún puré para comer y poca agua, ya que admite no gustarle mucho. Durante el día acude a cursos de mindfulness que la residencia ofrece. Las empleadas que allí trabajan recuerdan con nitidez todas y cada una de las batallitas que Inés les ha contado sobre su largo periplo vital. «He vivido muchas cosas buenas y malas», explica Inés. Dos guerras mundiales, una guerra civil, varios regímenes diferentes desde republicanos, hasta la dictadura y democracia, la edad de Inés bien podría traducir sus dígitos en un libro de historia que no necesita ayuda para ser narrado ya que conserva en su memoria los 106 años de vida.

Es la segunda de seis hermanos, aprendió a leer y escribir en la escuela de su pueblo y, cuando estalló la guerra, debido al desplazamiento de los hombres al frente se encargó de las tareas del campo. La familia recuerda su destreza en el ganchillo, pero también como era capaz de segar y arreglar la tierra. Ahora, en la habitación decorada para su cumpleaños, observa con delicadeza las flores y se pregunta cómo las cuidará en la habitación de la residencia. Su hijo explica cómo en su casa siempre había plantas y ella las cuidaba. «Tengo ya muchos años maja», suspira Inés a una de sus compañeras del centro. Para sus amigas, ella es «la abuela». Las demás señoras y señores que la acompañan en su día bromean con quién será el siguiente en soplar las cien velas. Las apuestas están hechas, al siguiente solo le faltan dos años.

Cuando se le pregunta cuál es el secreto y la receta mágica para llegar hasta los 106 años responde que simplemente «vivir». A esta salmantina solo una caída a los 102 años le impidió seguir su vida cotidiana. «Si hubiese sido por ella seguiría en casa», explica su hijo. La familia detalla cómo una vez pasado el umbral de la centena ella siguió siendo independiente y haciendo las tareas habituales de la casa. La ayuda de una asistenta era el único empujón que necesitaba en su día a día Inés. Aún así, esta caída no ha impedido a la que ya es una de las personas más longevas de Sevilla, mantener su vitalidad. Las trabajadoras del centro recuerdan cómo en Navidad Inés bailaba con los beduinos que visitaron la residencia. Con la última cucharada de la tarta todos aplauden y felicitan a Inés esperando un año más seguir añadiendo velas a una tarta de récord. ~