El pueblo gitano se ha caracterizado desde antaño por tener una serie de rasgos identitarios muy característicos que han forjado un estilo propio de vida que ha sido capaz de resistir y mantenerse con el paso de los años. Pese a su integración en la comunidad, su acceso a puestos de responsabilidad y a la ruptura de esquemas que acababan por estereotipar a sus miembros han sido capaces de mantener esas costumbres y valores principales que han caracterizado históricamente su riqueza cultural.

Sin embargo, una de las principales singularidades de la cultura gitana es que, a diferencia de otros pueblos, no existe constancia escrita de ninguno de estos rasgos, más allá de lo que se ha transmitido oralmente de generación en generación. Un hecho que viene a reforzar la importancia que tiene la palabra, como uno de los elementos característicos de este pueblo.

En este sentido, para los gitanos lo que conforma su cultura es la lengua, las leyes gitanas y el compendio de tradiciones, costumbres y ritos y expresiones de carácter artístico que han forjado su vida cotidiana a pesar de los continuos estereotipos. De todas, algunas tradiciones como las ceremonias sociales –bodas, nacimientos, entierros–, el poder de la Ley, el idioma e incluso varias recetas gastronómicas han sido capaces de sobrevivir al paso del tiempo.

La palabra dada y los hombres de respeto

En la cultura del pueblo gitano destaca la importancia de la Ley, la cual se adopta como dogma de fe por toda la comunidad. No suelen estar escritas pero esto no implica que no existan. De hecho, suelen ser confiadas a los miembros de mayor edad, a los que se respeta por encima de todo. Son normas que se unen a los valores principales que deben caracterizar a todos. Entre ellos, el respeto a la familia como institución suprema de la sociedad gitana, el cuidado de los hijos y de los ancianos que gozan del respeto y la consideración máxima, la hospitalidad como obligación que debe manifestarse con agrado y la máxima atención o cumplir la palabra dada. Además se tiene muy presente el sentido de la libertad como condición natural de la persona y el de la solidaridad y ayuda entre todos los miembros de la comunidad como una obligación que cumplir.

En un texto publicado por la Asociación Jóvenes contra la Intolerancia, se recalca que «las leyes gitanas tienen su razón de ser en hacer posible la solución de los conflictos lógicos en cualquier grupo por la vía pacífica». De hecho, «uno es gitano en la medida que acepta y cumple las leyes gitanas, porque esas leyes han probado ser buenas y positivas para el conjunto del pueblo. Son leyes que nos han permitido vivir en medio de una sociedad hostil, manteniendo nuestra cohesión de grupo». El peso de la presión social de la comunidad es la mayor garantía para su cumplimiento.

Ritos propios en las bodas, nacimientos...

La boda es, sin duda, uno de los acontecimientos sociales del pueblo gitano que más repercusión tiene por lo singular de la ceremonia. Es también una de sus grandes fiestas. Según la tradición, los novios deben llegar vírgenes al matrimonio ya que la pureza es algo que los gitanos valoran especialmente. Una figura muy importante es la conocida ajuntaora, encargada de comprobar el día de la boda si la desposada es virgen mediante la prueba del pañuelo. Previamente tiene lugar el pedimiento que, generalmente tiene dos pasos. El primero se llama apalabramiento y consiste en pedir la mano. El segundo se le llama pedimento y consiste en hacerlo oficial para toda la comunidad.

También existen ritos propios para los nacimientos, un acontecimiento de gran felicidad para toda la familia. Hasta el bautismo existe la tradición de que alguien de la familia que posea una gracia especial corte sus primeras uñas de modo que el niño pueda heredarlo.

Por último, deben destacarse las costumbres vinculadas a los fallecimientos. Sus familiares deben cumplir con un duelo cuya duración depende del parentesco. En el caso de los hombres, por ejemplo, se debe usar una pequeña cinta de color negro en la camisa como señal externa del luto que debe quemarse cuando éste termine.

La berza o un café de los más sencillo

Cuenta la tradición que en la cocina gitana hay dos ingredientes que destacan sobre el resto: los garbanzos y el azafrán. Suelen ser platos humildes y contundentes que, con pocos ingredientes suele cundir mucho y servir para que toda la familia pueda comer en torno a la mesa. La olla es, sin duda, el recipiente más utilizado a la hora de preparar estas recetas que, además, tienen el sabor de los guisos caseros y más tradicionales. Entre ellos destaca la berza gitana, un potaje típico de Andalucía para cuya elaboración se utilizan las tagarninas como elemento más característico, aunque también se utiliza carne, tocino, chorizo, morcilla, manteca colorá, garbanzos y alubias, entre otros.

También es importante entre el pueblo gitano la cultura del café, ya que alrededor de él se abordan y se tratan los temas más importantes para el conjunto de la comunidad. La receta que utilizan no puede ser más sencilla. Para elaborarlo, hierven agua en una olla en la que, una vez que rompa a hervir, añaden el café. Se deja reposar, se cuela y ya está listo para tomarlo.